Política Internacional

Gustavo Petro… ¡Jaque Mate!

Lorenzo Aguirre

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, hombre declarado marxista – leninista, apoyó dar inmunidad a las “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” (“FARC”), cuyo “ejemplar” dossier muestra alrededor de tres mil secuestros, más de dos mil ochocientos atentados, la “módica” suma de ciento cuarenta asesinatos (“muertes decididas”, según la terrorista Topolanski), y por supuesto, extorsión. Petro, el otrora “Comandante Aureliano” – miembro de la cúpula “M 19”, movimiento alineado con el “Frente Sandinista de Liberación”, y el “MLN – T” (tupamaros) –, recibió la semana pasada en España, a través del Rey Felipe VI, el “Collar de la Orden de Isabel La Católica”, distinción instituida por el Rey Fernando VII, en 1815, con la cual “se reconoce y se premia los comportamientos extraordinarios de carácter civil, que redunden en beneficio de la Nación”. ¿Quedó, claro?

Gustavo Petro, anticapitalista – ¡pero “economista”! -, que manifestara en varias oportunidades su odio a los ricos – con excepción de Fidel Castro, que tenía más de novecientos millones de dólares, Maduro, cuatrocientos millones, y el “matrimonio de los pobres”, Ortega – Murillo, un ahorrito de doscientos treinta millones en billetes verdes…monedas más, monedas menos -, y que mueve los hilos para hacer en Colombia un camino comunista, es recibido con los brazos abiertos en España, y esto desde el Jefe de Estado, Pedro Sánchez, hasta la presidente de Las Cortes, quedando de esta manera una España humillada, y sentando a su mesa a quien cuarenta y ocho horas antes, desde el sillón de Nariño, la vapuleara.

Pero, claro, el mandatario latinoamericano tuvo recibimiento de Estado en el Palacio Real de Madrid, y en ese recinto no le dieron los cojones para criticar a España, y a los señores feudales.

Bueno, al fin de cuentas, Fidel, Raúl, Díaz – Canel, Maduro, y los otros, también son señores feudales, teniendo encadenados a ciudadanos hoy convertidos en vasallos muertos de hambre. 

En su intervención en el Congreso de Diputados, en la Cámara Alta, Petro, apostó por la “integración y las energías limpias, del agua, el viento, y el Sol”, poniendo énfasis en defender las “democracias multicolores, y la censura abierta a las dictaduras”. Es oportuno recordar que, días antes, el “demócrata y defensor de la libertad de expresión” había manifestado que, el Fiscal General de Corte de Colombia, debía obedecerlo – ¡a él… no a la Justicia! –, motivando que, la “Suprema Corte de Colombia” hiciera público un comunicado contra el mandatario, por abuso de autoridad y pretender no respetar la separación de poderes.

Volviendo a Petro; en su intervención en el Parlamento, apoyó enfáticamente a Maduro, y alagó al régimen cubano, el cual desde hace más de sesenta años viola los derechos humanos, y no existe una Justicia independiente.

Asimismo, el mandatario colombiano habló respecto a la “necesidad de desenmascarar” los imperios, que las monarquías pertenecen a otros tiempos, pero enmudeció cuando el monarca destacara que, ochocientas empresas españolas trabajan en Colombia, y “en pocas semanas la reina Letizia viajará a ese país para “apoyar in situ” los programas de aportes y cooperación”.

El atrevimiento por parte de Petro no fue soportado por los diputados de “Vox”. Si bien estuvieron presentes a comienzos de la sesión – cuando la presidente del Congreso, Meritxell Batet, dio la bienvenida -, posteriormente abandonaron sala, y no escucharon el insolente largo discurso.

El presidente colombiano, en lugar de dar cháchara descafeinada tendría que haber buscado en su ulcerada neurona manejar una política internacional hábil, destacando una integración con los empresarios españoles, a quienes debería estimular para que invirtieran en Colombia, y dar seguridades jurídicas.

Dentro de su necedad, Petro, ni siquiera tuvo un mínimo de inteligencia para presentarse como un supuesto demócrata con perfil moderno, sino todo lo contrario, un vejete terrorista resentido mostrando su ira hacia el capitalismo. Más tarde, llegó su hipocresía, porque, ante Felipe VI, resaltó “la relación de hermandad de siempre, de respeto mutuo, y de enorme interés estratégico para beneficio de los dos países”.

Sin frac, para cena de gala…

pero con collarín monárquico…

La cita, en Palacio Real de Madrid, exigía frac, pero la guaranguería de Petro lo llevó a decir: “el frac es un símbolo que tiene que ver con las élites, y las antidemocracias”.

Más tarde, el “hombre de pueblo”, se colgaría al cuello el “Collar de la Orden de Isabel la Católica”, con el cual fuera distinguido.

Es oportuno hacer memoria y decir que, Isabel I de Castilla (reina entre 1474 y 1504), Isabel la Católica – título otorgado por el Papa Alejandro VI mediante la bula “Si Convenit” -, fue responsable de expulsar a judíos, como así también establecer en 1480 la “Santa Inquisición”, y la conversión obligada a judíos, so pena de muerte (“Edicto de Granada, en 1492), y luego a musulmanes.

En 1478, el Papa “Sixto IV” crearía la “Inquisición Real” – contra judíos conversos en Sevilla -, la cual dependía de los Reyes Católicos, y cuyo “estímulo de limpieza” incluía también toda denuncia – incluso anónima -, abriéndose de inmediato una investigación, y enviándolos a la “Cárcel del Secreto”, una “guardería” en manos de inquisidores gozando el demoníaco ingenio de inventar los repugnantes inimaginables métodos de tortura, y poniendo en práctica “El Martillo de los Brujos” – bochornoso manual inquisitorio escrito en 1486, por los trastornados mentales monjes domínicos Jacobus Sprenger, y Heinrich Kramer -, libro de “cabecera” de jueces en lo criminal, dando autoridad definitiva a toda la maquinaria legislativa de la Inquisición, y por supuesto contando con el visto bueno del gobierno monárquico.

A modo de cereza en la torta; en 1499 – reinado de doña Isabel La Católica -, Alonso de Ojeda comenzó la invasión y conquista de Colombia, para unos años más tarde don Rodrigo de Bastidas, dedicarse a matar a todos los pueblos indígenas.

Volviendo al narcoterrorista Petro; el “pelao”, fue sin frac, pero se colgó el collar, pasando a ser “merecedor de estima y aprecio elevado”, y de ahora en más, “Excelentísimo”.

El antimonárquico, anticapitalista, y “defensor” de indígenas, “Excelentísimo Comandante Aureliano”, se sentó a la mesa de gala de Palacio Real, y rodeado de aristócratas, engulló una ensalada verde, Lubina con sabores del mediterráneo, y Haba de cacao”, todo bien “regado” con esas bebidas “burguesas”, mientras sus oídos soportaron desesperadamente “esa especie” de música que acercaba la Orquesta de la Corte Real, la cual, obviamente, no fueron “sinfonías, ni valses” de “mozartianos” compositores colombianos “bien ubicados”, “comprometidos con la igualdad”.

Su Excelencia… Petro ….  ¡Jaque Mate!          

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