Política nacional

LA CULPA SIEMPRE ES DEL GOBIERNO ANTERIOR

(salvo en la Intendencia de Montevideo)

Gustavo Gómez Rial

Se dispone que la culpa de todos los males la tenga el gobierno anterior; ¡al menos hasta bien entrado el 2029!

Poco antes de las elecciones de ese año, aún distante, nos transformaremos en un país maravilloso y próspero (prepárate, querido lector). Mientras, toda la culpa debe cargarla el gobierno anterior.

Con la salvedad de cualquier responsabilidad que quiera imputarse a la IM.

Se trata de un fenómeno del realismo mágico. Nada por aquí, nada por allá. Ahora ves calles limpias, iluminadas y bien pavimentadas; las líneas mejor pintadas de avenidas y bulevares, el tránsito ordenado; la higiene ambiental de tu Montevideo y cómo lucen sus bienes patrimoniales. Las aguas prístinas de sus playas. Nada por aquí, nada por allá. Mientras tanto, el mago te distrae con un hermoso corto publicitario. Ese mago, de a ratos, se pone el rostro de Bergara o de quienquiera que aspire a imitar la obra de sus predecesores. Saca una ciclovía de su galera, hace desaparecer edificios históricos. Sin solución de continuidad, esta Montevideo reluce inspirada en ese realismo mágico (con toque surrealista). Es gobernada por él.

¡Sus letras bien pintadas para el turista!

Pero, una cosa es contarlo y otra vivirlo. Otra historia, salir de madrugada para ir al trabajo o a estudiar; varias cuadras, de a pie, por calles sin aceras, oscuras e inseguras, con aguas servidas, con pozos y entre el barro; hasta una parada sin refugio, donde esperar el ómnibus y pagar uno de los boletos de transporte público más caros.

El ida y vuelta diario de muchísimos montevideanos.

Quien diga que vivirlo es una pesadilla se pierde una experiencia mística.

Pasando al fondo, pasando; no rompas la magia. Por este mes, súmate a los festejos, al papel picado. No mucho después de los idus de marzo, colgate del estrado (o del pasamanos). Abraza la esperanza, el país de todos, el paisito de ellos (¿el país caro de Castillo, el país vencido de Negro?), la tierra prometida de su PIT-CNT.

Días después, la culpa volverá a tenerla el otro gobierno: grandísimos culpables de un Hospital del Cerro, de las vacunas para todos, de la libertad responsable; de miles de kilómetros de rutas bien pavimentadas, entre tantas culpas (¡con la excepción de quienes todavía dirigen nuestros destinos comunales y capitalinos!).

Al fin, si hartos de culpa -ya sin paréntesis en Montevideo-, sabrán seducirte con algo siempre lindo y muy barato: cortar el pasto al costado de los basurales.

Travestido de largo para el Carnaval más largo, Montevideo. Fuentes y plazas llenas de bombillas LED. ¿Será que se aproximan elecciones municipales? ¿Jamás hay plata para obras primordiales? Ni tampoco culpa.

Aquí (volviendo al hilo del realismo mágico) es virtud reconocer que estás equivocado. ¡Y hala (como dicen en España), equivócate! Que igual te votan.

Asumir el error (o docenas de ellos) será valorado como un acto de humildad.

Casi podrías canonizar a los Martínez, a las Oliveras, a las Cosse, si no fuese porque sus caprichos, sus obras inútiles, sus dispendios, sus Garzones, sus Tevé Ciudades, su propaganda desembozada, las hemos pagado de nuestro bolsillo: los fieles e indolentes montevideanos.

Ya fue; olvídate, ponle un poco de onda: alguien lo hará mal por ti, y nunca gratis. ¿Existe otra propuesta? Que siga igual (o peor).

Mucho menos escuches a esa mujer tan joven, trabajadora y honesta, de sonrisa afable. Dicen que va de candidata a la Intendencia. Por Montevideo, por el Partido Colorado: Virginia Cáceres.

Viene con ideas nuevas y Batllistas. Amenaza romper el continuismo fácil.

Pretende hacer las cosas bien: tiene la idea loca de planificar una ciudad moderna y eficiente. Una ciudad ordenada, limpia y accesible para todos; con servicios mejores, con menos burocracia.

Sabrá escuchar. Querrá usar el sentido común e involucrarnos para que cualquiera de nuestros barrios sea el mejor lugar para vivir.

¡Montevideo! Desde la periferia hasta el centro.

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