La dictadura cubana y la gran mentira histórica
Daniel Manduré
«El pluripartidismo es una pluriporquería» decía el dictador cubano Fidel Castro. «La democracia es una peligrosa fragmentación que amenaza la unidad nacional» continuaba diciendo el barbado tirano de la isla caribeña.
Ese es el verdadero pensamiento de quien con el verso de la revolución sumergió a Cuba en la más cruel de las dictaduras.
Aún quedan algunos nostálgicos que se niegan a soltar las banderas del comunismo.
Más tarde o más temprano los totalitarismos se desmoronan, todos, más allá de su orientación. Los pocos mitos que quedan, terminan por caer, se hacen trizas.
Lo que comenzó en el 59 con la ilusión de una gesta revolucionaria que llevaría a la creación de un hombre nuevo, da paso muy poco tiempo después a la más sanguinaria dictadura. Hubo más asesinatos, solo en los primeros años de la dictadura castrista, que en la del dictador Pinochet.
El pueblo cubano no soporta más, decidió salir a las calles en forma pacífica. Miles de almas asfixiadas, oprimidas y reprimidas que claman por libertad. Un pueblo que tiene hambre, sumergido en la pobreza, sin medicamentos ni los insumos mínimos para sobrevivir.
Fidel Castro ha dejado en su tiránico trayecto una larga lista de desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, fusilamientos, torturas y presos políticos. Ni que decir de las más aberrantes violaciones a los derechos humanos y a la libertad de expresión.
Esa es la realidad, indiscutible, comprobable e irrebatible. Imposible continuar disfrazando de paraíso terrenal un gobierno despótico.
Aunque le quede menos, la infamia continua, la respuesta del régimen comunista al pueblo en la calle es la represión.
El dictador Díaz Canel dice «estamos dispuestos a todo» le pidió a todos los comunistas a enfrentar de todas las formas posibles las provocaciones. Porque ese es el camino que conocen, el de enfrentar al pobre contra el pobre, al vecino contra el vecino, al pueblo contra el pueblo. Lo que ellos denominan leales a la revolución son ni más ni menos que esos soplones berretas, esos alcahuetes que venden su alma a la inmoralidad de un régimen totalitario.
Nunca vamos a estar a favor de ningún tipo de bloqueo, ese es el caballito de batalla que les queda.
El gobierno marxista fracasa por mérito propio, por sus desastrosas administraciones, que preferían comprar armas para llevar su locura a otras tierras en vez de darle soluciones a su pueblo. La corrupción siempre estuvo presente, un pueblo empobrecido y con hambre y una pocas familias enriquecidas.
Ya no tienen ese apoyo económico de la Unión soviética ni la de Venezuela y su oro negro. Ya no queda nada.
Por éstas latitudes el Partido Comunista y el Pit Cnt ya se han expresado, apoyando la dictadura. Abrazados a cuanto tirano hay en la región.
Algunos que idolatraron en su tiempo a Ortega, que era un referente y modelo a seguir hoy reculan en zapatillas. Lo mismo pasó con Maduro…ahora veremos cómo se paran en la cancha, si estarán del lado del pueblo cubano y su sufrimiento o como lo han hecho tantas veces, del lado de la bota del dictador.
La libertad del pueblo cubano no puede esperar más