Política nacional

La educación pública iguala, no discrimina

Zósimo Nogueira

Estamos transitando julio, “mes del afro descendiente”.

Por ese motivo, mire con mucha atención el programa de Canal 10 Polémica en el Bar.

Junto a panelistas habituales estaban el Sicólogo Oscar Rorra y la Directora del área socio cultural del MIDES Rosa Méndez quienes se dicen afro descendientes y que por sus rasgos físicos podemos decir que tienen en su genética ascendientes de raza negra.

Mucha sorpresa me causo cuando lanzaron graves acusaciones de discriminación racial en contra de maestros y docentes, golpes muy fuertes y otros con la suavidad del chisporroteo del Chavo del ocho. “fue sin querer queriendo”

En un par de meses, el 22 de setiembre celebraremos el día del maestro, el día del docente.

A nivel internacional la Unesco declaro al 5 de octubre como el día mundial de los docentes.

Excelsa tarea, elogiada desde los orígenes de nuestra patria, mucho se les debe, muchos talentos han forjado, mucho cariño han desperdigado, guiando y haciendo de padre y madre de sus alumnos.

Para una justa evaluación debería saberse el porcentaje genético que se debe poseer para considerarse Afro descendiente.

Sobre esta denominación, tengo certeza que cualquier persona rotulada como afro descendiente se “podrá” sentir tan molesta y discriminada como si la llaman negro, mulato, pardo, zambo, cholo o mestizo.

El cambio de término no soluciona problemas de sensibilidad.

Si en una fila de espera dicen que pase el “afro descendiente” posiblemente lo haga sin problema, cuando digan nuevamente “que pase el afro descendiente para seguir el trámite” ya no lo oirá con agrado y si vuelven a referirse a esa persona como afro descendiente seguro se molestara y quizás lo quiera pelear.

Cambiar la denominación no hace a la cosa, y beneficiar por cuotas sin la igualdad de la sana competencia desvaloriza el esfuerzo, desvaloriza a las personas, desvaloriza la raza.

Las leyes de cuotas. Donde quedó el orgullo y la autoestima.

Dice Rosa Méndez hablando de discriminación, que hay una desigualdad persistente en el ámbito educativo y laboral.

Por su parte el sicólogo Rorre reafirma que los afro descendientes son una población más vulnerable, que está muy bien la cuota de empleos públicos y que también debería haberlo para integrar los cuadros políticos.

Que hay ausencia curricular de la cultura afro, que el ámbito familiar hay menos discriminación pero que la escuela pública es un ámbito de mucha discriminación y que no hay una respuesta docente a insultos y des-tratos que ocurren entre alumnos.

Cuenta una experiencia de hace 36 años como un caso de discriminación; le falto un “casette” a la maestra y en procura de encontrarlo solo hablo con los padres de niños con ascendencia negra.  

Como opinar sobre la medida adoptada por la maestra que seguramente conocía más que él las habilidades y antecedentes de sus compañeros y tal vez de sus familias.

Con que liviandad; un recuerdo de niño le permite emitir juicios de valor sobre su maestra que fue objeto de una sustracción, de un hurto. 36 años atrás.

Uno de los panelistas cuestiono a los docentes según el lugar en donde ejercen, dice que la escolaridad es mejor en barrios como pocitos que en los carenciados y ello se debe a la mayor atención y selección de los maestros.

Otro liviano y ofensivo argumento. Seguro que sus hijos concurren a colegios privados.

 Tampoco encuentro vínculos con el tema discriminación racial.

Los docentes imparten clases, los alumnos las reciben, la educación continua en los hogares con los deberes, practicando y estudiando para la jornada siguiente.

Está claro que las carencias de cariño, de padres sin capacidad de guiar estudios, la violencia familiar, el abandono de alguno de los progenitores, el mal ejemplo, malos comportamientos, carencia de hábitos de trabajo lícitos, problemas de alimentación; faltan valores.

Todo incide en el rendimiento escolar.

 Eso ocurre en todos los barrios y en todos los ámbitos pero por lo ya dicho es menor la capacidad de aprendizaje en barrios carenciados. Genera desapego al estudio, rebeldía y disminuye capacidades de razonamiento.

Y no es por el color de piel. Me pregunto porque estas personas priorizan su ascendencia africana a la europea o americana, si su rasgos son tan o más próximos a la raza blanca.

Todo por una gratificación, o beneficio. Si estuvieran en un país de preeminencia negra ¿También reivindicarían su calidad de blancos?

Según expresiones de los invitados en Uruguay un 12% de la población tiene ascendencia afro y existen 51 organizaciones afro. A título comparativo un informe del 2008 daba al Brasil con un 48 % de blancos, 44% de pardos y 7% de negros.

Sigo sin entender la denominación afro-descendiente cuando en África hay blancos originarios, desde los egipcios, romanos, árabes, Indúes, de raza amarilla emparentados con chinos, japoneses, etc.

Inexplicable el conflicto de estos pseudo afro-descendientes con la educación pública.

No existe ninguna raza pura, ni blancos, ni negros, ni amarillos, todos somos mestizos con diferentes grados de porcentaje genético.

Mulatos, zambos, pardos, negros, cholos. Todos mestizos   

Siempre con el norte en la no discriminación, coincidimos con Madrid que para proyectarse y trabajar es necesario priorizar la educación; con More que habla con amigos de piel negra tratándolos de negros y no recibe cuestionamientos, lo han llamado negro y no se ofende; con Puglia que en lugar de variaciones semánticas cada persona debe asumir su realidad y todos se denominen uruguayos; y con Rios en la importancia del trabajo. 

En mayor o menor grado mostraron asombro por el cuestionamiento a la Escuela pública, pero fueron omisos en la defensa de los educadores. 

Lo dicho es una ofensa a los docentes, a la túnica blanca, a la moña, a Varela y al propio Estado, que desde sus comienzos promovió la igualdad mediante la enseñanza pública.

La enseñanza pública es la mayor formadora de nuestros profesionales, de nuestros talentos.

Y aquí no hay cuotas, ni diferencias por color de piel, creencias religiosas, ideológicas, sexualidad.

Pero determinadas minorías quieren acortar caminos.

Utilizan argumentos de daños por sometimiento casi ancestral, responsabilizando a las mayorías opresoras, cercenadoras de oportunidades de igualdad.

En nuestro Uruguay hay escuelas públicas en todos los barrios, en muchos de estos son complementadas por los centros Caif.

La educación secundaria Liceos y Utu están desperdigados por todo el país, la Universidad con sus Facultades posee capacidad para impartir conocimientos formativos a todo aquel que lo demande.

Si de algo debemos sentirnos orgullosos es de nuestra educación pública, la que está en proceso de aggiornamiento pero al alcance “gratuito” de todos.

Dice Rosa Méndez que se reabren políticas públicas por nacimiento; a nivel científico está bien pero a nivel social es incentivar la discriminación. Y asignar el rotulo a un recién nacido que quizás de grande no lo quiera.

Méndez dice no haber sufrido de discriminación escolar pues se crio en Cerro Norte, y había mayoría de compañeros con ascendencia afro, Que en ese sentido su escuela era un refugio, que solo vivió discriminación silenciosa al ser excluida de grupos de trabajo. “Apreciación absolutamente subjetiva”

Pero afirma que la escuela pública es discriminatoria con los afro-descendientes. No es cierto. 

Dice que desde el Mides con ANEP trabajan en un programa de enlace educativo con enfoque étnico racial, y que hay organismos en donde pueden denunciar.

Eso no es una novedad, es un derecho consagrado en la Constitución.    

La educación sin cuotas, laica, gratuita y obligatoria es la única que iguala.

Mayores estudios, mayor preparación, es sinónimo de mayores oportunidades.

Y no tiene límites, gracias a los maestros y educadores formadores de talentos.

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