La última presidencia Colorada del a comienzos del Siglo XXI
Miguel Lagrotta
Fe la presidencia de Dr. Jorge Batlle( Montevideo, 1927-2016). Su programa estuvo dirigido a liberalizar la economía. No pudo completarse por circunstancias adversas, entre ellas la crisis del 2002. La economía sufrió un deterioro que incluyó la crisis económica más profunda de la historia nacional. Quebraron varias instituciones bancarias lo que originó hostilidad de los ahorristas con el sistema bancario y el propio gobierno. Un panorama complejo que incluyó sequías, inundaciones, aftosa que contribuyó a generar un escenario difícil tanto nacional como regional. Su política económica fue pragmática y tuvo un claro sentido nacional que generó una recuperación económica rápida y completa que favoreció al siguiente gobierno de izquierda.
La debacle electoral del Partido Colorado que con altibajos se mantiene hasta la actualidad.
Por la importancia de la propuesta que llevó al Partido Colorado al triunfo veremos parte del programa resumido por el propio Dr. Batlle en su discurso ante la Asamblea General el 1 de marzo del 2000.
“Los tiempos del mercantilismo protección comenzaron a caer y quedar atrás desde 1820, las transferencias tecnológicas de entonces, la baja abrupta de los precios y en los fletes de los transportes, las inmigraciones masivas, los flujos de capital, que por entonces y en términos des estacionados eran mayores en aquella época que lo que aún son hoy, la inmigraciones, como decía, permitieron asistir, en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, a un mundo abierto, en el cual aún las naciones más débiles que recién nacían a la vida institucional pudieron crecer y pudieron desarrollarse. Al influjo de pueblos decididos y de gobiernos ilustres, los países de nuestra América alcanzaron, por cierto, en muchos casos, a la vanguardia del crecimiento. El Uruguay sin duda fue uno de ellos. Es recién en los últimos diez años que el mundo se ha lanzado a un nuevo ciclo de apertura y globalización, proceso sostenido y alentado por los formidables cambios científicos y tecnológicos de los que hoy somos testigos. En el Uruguay, recién a partir de 1985 y en las administraciones sucesivas del Doctor Sanguinetti primero, del Doctor Lacalle después, del Doctor Sanguinetti finalmente, comenzamos a tomar conciencia de la necesidad de incorporarnos a esta nueva realidad. Han sido 15 años de procesos difíciles, iniciados con la apertura cambiaria en la década del 70 y alcanzados, finalmente, en esta administración, a través de la reforma de la Seguridad Social, el comienzo de la reforma del Estado y el consenso de que el país sólo crece sin inflación, sin déficit fiscal y con estabilidad cambiaria. Ello está sin duda definitivamente arraigado entre nosotros. Hoy, al admitir que un tiempo ha concluido y que son importantes los logros y cambios positivos que la sociedad uruguaya ha alcanzado, reconocemos implícitamente que otros es el período que comienza. Actualmente no contamos, como entonces, con un mercado europeo abierto a nuestros productos primarios, que es notorio que América los produce en igual calidad y mejor precio que cualquier otro productor. Pero tampoco es similar hacia adentro puesto que es una -contraditio in se – no advertir que, para integrarse a un mundo globalizado, no se puede al mismo tiempo, abierto hacia afuera y cerrado hacia adentro. Las regulaciones, los monopolios, los oligopolios, las trabas en todas sus formas, los mercados protegidos, tanto a los sectores públicos como a los privados, dificultan y entorpecen la evolución de esta sociedad uruguaya. Este tema será inexorablemente el asunto central de los próximos años.
En primer lugar, el gobierno central debe reordenar y disminuir el gasto muchas veces innecesario y redundante.
En segundo lugar, las empresas públicas tienen que continuar mejorando las condiciones de calidad y precio de sus servicios. Tanto ellas como las empresas privadas deben establecer sus objetivos, no en el mercado nacional sino en el regional, buscando asociaciones que hoy en el mundo están a la orden del día para consolidar, como ya se ha hecho en algún caso, su exitosa presencia en los mercados.
En tercer lugar, otro cambio no menos importante será el perfeccionamiento de la relación institucional del Gobierno central con las Intendencias, en la base del principio de descentralización previsto en la Constitución de la República.
En cuarto lugar, haremos todos los esfuerzos por lograr la total transparencia y objetividad en el régimen de compras del Estado y en las concesiones de obras y de servicios. Presentaremos un proyecto de ley conteniendo normas que aclaren en forma definitiva los aspectos más discutibles de nuestra actual ley de contrataciones administrativas. Pondremos a disposición de los ciudadanos en forma electrónica la información necesaria a los efectos que sepan fehacientemente en que gasta el Estado los ingresos de los ciudadanos y en qué forma.
En quinto lugar, procuraremos la desregulación de todas aquellas actividades del sector privado en las que la normativa legal o reglamentaria hoy permite, y aun facilita, la formación de situaciones monopólicas o de acuerdos de cartelización. Aspiramos a reducir al mínimo posible las trabas administrativas para el ingreso de nuevas empresas a todos los sectores de la vida económica del país, con excepción de aquellos en los cuales la ley establece limitaciones basadas en razones de interés nacional. En particular, se habrá de propiciar la aprobación de una ley que defienda el principio de la libre competencia en toda la actividad económica y que prevea sanciones para todas las formas irregulares del poder monopólico u oligopólico sobre los mercados (…)
En Sexto lugar, procuraremos impulsar una clara separación entre el -Estado empresario- y el -Estado regulador- que ayudará a poner reglas claras pare el funcionamiento de los distintos mercados. (…)
Estos puntos del programa del último presidente Colorado y reafirmados en su discurso ante la Asamblea General constituyeron el primer lineamiento de un programa esencialmente liberal propuesto en nuestro país.
El Dr. Jorge Luis Batlle Ibáñez fue un político de brillante inteligencia, con un carácter particular y a veces cambiante y acciones políticas imprevisibles y contundentes. Su tesis liberal lo llevó a ser una figura política polémica dentro del batllismo, pero de permanente referencia.
Ver: Maiztegui Casas, L. Orientales 5 Planeta Montevideo 2010 Pp. 475 y Ss.