Política nacional

La verdadera encrucijada ciudadana

Fátima Barrutta

Esta semana, los periodistas de La Diaria accedieron a un documento redactado por una comisión política del Frente Amplio, donde se realiza una curiosa recomendación respecto a la manera como se aborde el eventual plebiscito para derogar la nueva ley de seguridad social, que están impulsando los partidos Comunista y Socialista y el Pit-Cnt.

A diferencia de lo que pasó con la LUC, con un referéndum que acaparó la atención ciudadana y con ello lamentablemente retrasó las reformas que había prometido el gobierno, en este caso por suerte hay sectores del Frente Amplio que se dieron cuenta de que la iniciativa de comunistas, socialistas y trabajadores agremiados es un auténtico tiro en el pie para quien quiere recuperar el gobierno a partir de 2025.

Por supuesto que en pos de su deteriorada “unidad”, los que razonablemente se oponen al disparate plebiscitario no dicen lo que verdaderamente piensan: se hacen los que están en desacuerdo con la ley y justifican que su negativa a firmar es simplemente “táctica”.

Pero la verdad es que son conscientes de que, si esa derogación prospera, se nos vendría encima un tsunami:

-el país se embretaría constitucionalmente a mantener una edad de retiro, aunque la expectativa de vida aumente y la tasa de natalidad disminuya

-se expondría a juicios de toda índole por la expropiación indebida de los ahorros individuales de los trabajadores, así como también por la eliminación de las AFAPs que los administraron

-y para colmo se llegaría a un colapso económico, por la absurda propuesta de atar las jubilaciones más bajas al salario mínimo nacional, lo que obligará a volcar cuantiosos recursos públicos que deberían invertirse en cambio en la primera infancia, que es la más desprotegida y necesitada de transferencias económicas.

Los pocos economistas expertos que aún permanecen adhiriendo al Frente Amplio, como Gabriel Oddone, advierten estos mismos riesgos lo más fuerte y claro que pueden, pero la marea irracional de los impulsores de la consulta los pasa literalmente por arriba.

Vayamos entonces al contenido del documento que develó La Diaria, redactado por la comisión designada por el propio Frente Amplio.

Allí se reclama a la Mesa Política de ese partido que la campaña por la recaudación de firmas y el eventual Sí a la derogación, de alcanzarse las mismas, no se haga ni en los locales ni en los canales de comunicación del FA. Van más allá y exigen que “la temática no forme parte de los mensajes que se desarrollen en las actividades centrales, por parte de quienes integran la dirección de la fuerza política ni de las y los precandidatos”.

La sugerencia es gravísima porque impone explícitamente un bozal a los políticos del FA: les impide hablar sobre un tema que sin duda será el más importante en la próxima campaña electoral, en la medida que los efectos de una derogación serían devastadores sobre la sociedad.

Sería gracioso si no fuera tan dramático: barren sus discrepancias debajo de la alfombra, privando a la ciudadanía frenteamplista a recibir mensajes a favor o en contra de la iniciativa, de sus propios líderes.

¿Qué es lo que buscan con ello?

¿Imponer la desastrosa propuesta con jinglecitos divertidos sin discutir sobre ella?

Porque la verdad es que analizarla, llevaría inmediatamente a desecharla sin más.

¿O lo que buscan es no sacar sus trapitos al sol, en una polémica interna que pone en duda la “unidad” de la que tanto se jactan?

Cualquiera de ambas razones tiene algo en común: la escasa, nula credibilidad de una iniciativa plebiscitaria a las que les da vergüenza tanto defender como cuestionar.

También a lo largo de esta semana, el nombrado economista Gabriel Oddone ha formulado mensajes claros a través de distintos medios, sobre ese tremendo error, al mismo tiempo que ha reivindicado su adhesión frenteamplista y asumido que su nombre está en danza como posible ministro de Economía de un eventual gobierno de Yamandú Orsi.

Ahora viene la pregunta, tanto para él, como para los ciudadanos frenteamplistas que legítimamente reconocen la experticia profesional de Oddone: ¿realmente cree que si llega a ser ministro, los sectores movilizados del FA le dejarán gestionar la economía con probidad?

¡Si ni siquiera Danilo Astori, con su inmenso prestigio y capital político, pudo evitar negocios ruinosos como los de Pluna, Ancap, la regasificadora y el Antel Arena!

Por eso hablamos en el título de esta columna de una verdadera encrucijada ciudadana.

Está visto que la Coalición Republicana viene ordenando la deriva económica heredada, incluso a contracorriente de la pandemia y la sequía que debió enfrentar.

¿Estamos dispuestos a echar todo por la borda, comprando los espejitos de colores de una oposición que echa mano tan descaradamente a una demagogia irresponsable?

Por supuesto que la Coalición tiene mucho para mejorar. Y allí estará nuestro Partido, que debe aumentar su votación, para ensanchar aún más los beneficios que nuestros dirigentes (Viera, Silva y Gurméndez, entre otros) ya están logrando en sus específicas áreas de gestión.

Es una encrucijada clave para el país, que hoy más que nunca debería estar instalada en la conciencia de quienes tienen en sus manos la mejor herramienta para mejorarlo (o arruinarlo): el voto.

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