Las elecciones en el Frente Amplio
Gral. (r) Cr. Guillermo Ramírez
Las recientes elecciones internas del frente amplio constituyen un hecho positivo para nuestra democracia.
Mas allá de alguna particularidad que se pueda señalar a este acto eleccionario, lo importante, lo realmente trascendente, es que se consolide la tradición nacional de recurrir al voto de los ciudadanos y aun de quienes por razones de edad tienen la ciudadanía suspendida para elegir a las autoridades partidarias.
Además, este acto eleccionario cobra especial significado porque algunos de quienes en él participaron otrora recurrieron al uso de las armas para realizar “ejecuciones”, asaltos y secuestros desdeñando y criticando la vía democrática para alcanzar el poder.
También es valorable el hecho de que algunos de sus integrantes confíen en los caminos que nuestra democracia les permite recorrer, pese a que aún no reconocen públicamente que Cuba, Venezuela y Nicaragua son dictaduras.
Lo que no resulta compartible, aunque tienen derecho a hacerlo, son los comentarios realizados por sus dirigentes en los que se magnifica el resultado numérico de esta elección.
En primer lugar porque se trató de una elección con resultado anunciado, sin ninguna expectativa, desde que solo uno de los candidatos podía ser el ganador.
Por supuesto que esto podría considerarse positivo desde que promovía la contienda electoral.
Pero también es válido sostener que se trató de un acto programado, mediante la instrumentación de tres candidaturas, al solo efecto de movilizar a la militancia cuando, en realidad, no existía más de un candidato con notorias chances de ganar.
A ello se suma la actitud asumida por sus dirigentes al considerar la cantidad de votos emitidos.
Se hizo caudal de los aproximadamente 130.000 votantes, presentándolos como demostración del crecimiento experimentado por ese partido.
Así se los comparó con los 94.183 votos del año 2016 para sostener que había un crecimiento de orden del 38%.
Pero se omitió compararlos con los 170.770 votos emitidos en el año 2012, en cuyo caso la disminución del electorado fue del 31%.
Tampoco se comparó el resultado de esta elección con los 222.795 que votaron en el año 2006, lo que significó la disminución del 71% de votantes.
Queda así demostrado que, lejos de crecer, la cantidad de votantes en las internas del FA está disminuyendo.
Lo mismo se constata si se considera el caudal electoral de la última elección interna del siglo pasado, la del año 1997, que fue de 143.575, esto es el 10% más que la de este año.
Cabe preguntarse, entonces, ¿por qué sus dirigentes hacen declaraciones de carácter triunfalista? Porque tienen necesidad de encontrar motivos para movilizar a su militancia, que quedó defraudada y muy mal parada como consecuencia del resultado de las elecciones nacionales en las que el FA perdió el gobierno.
Nadie en el país, y quienes habían votado al Frente no tienen por qué ser la excepción, dejó de percibir el fracaso de irresponsables emprendimientos y la mala gestión de anteriores gobiernos. Tales fueron los casos de las minas de Aratirí, el puerto de aguas profundas en Rocha, el ferrocarril entre Buenos Aires y Paso de los Toros, la regasificadora, la venta de Pluna y el déficit de Ancap, entre otros.
También gravitaron los actos de corrupción por los cuales la Justicia procesó a destacados jerarcas de administraciones anteriores, sin perjuicio de la repercusión que tuvo el caso del exvicepresidente de la República Raúl Sendic.
Por todo eso es que el FA necesita sobredimensionar los resultados alcanzados en sus recientes elecciones internas.
Lo mismo paso con el énfasis que pusieron en la cantidad de firmas que habían presentado para someter a referéndum algunos artículos de la LUC.
Y también ocurrió cuando la Corte Electoral confirmó que se alcanzaron las firmas necesarias para convocar al referéndum.
“EL PIT-CNT, promotor de la consulta, junto con el Frente Amplio y otras organizaciones sociales, celebró la ‘hazaña’” (Búsqueda No 2.152, tapa).
¿Hazaña? ¿Puede el partido de mayor caudal electoral del país considerar así el mero hecho de haber alcanzado el mínimo exigido por la Constitución?
Máxime cuando la iniciativa fue del PIT-CNT, a la que luego se sumó el FA, con lo que quedó en evidencia que no era este quien ejercía la iniciativa política, sino que eran los sindicatos.
Signo inequívoco de esta situación es el pasaje de Pereira desde el PIT-CNT a la presidencia del FA.
Es precisamente esa supremacía sindical la que queda de manifiesto en los paros del Puerto de Montevideo en momentos de excelente zafra exportadora, por el aumento de la producción y precios sin precedentes.
Como también lo es el paro de la refinería de Ancap, nunca antes realizado desde el año 1973.
A lo que se podría agregar los paros en el transporte y el que afectó a las obras de construcción de UPM.
Esta notoria realidad está poniendo claramente de manifiesto que la oposición, al no tener propuestas alternativas a la exitosa gestión gubernamental, particularmente alcanzada en la salud pública, la seguridad y la economía, se limita a crear situaciones que, por un lado, distraen esfuerzos que el gobierno pretende aplicar en la implementación de sus políticas y, por otro, tranca con paros laborales las actividades que, sin duda, significarían beneficios para el país.