Libre expresión y derecho a la información
Marcelo Gioscia
El incidente que protagonizó un periodista español -radicado en la capital argentina- al intentar entrevistar al candidato frentista (el que, según algunas encuestas, tendría posibilidades de acceder al sillón presidencial), no debe pasar desapercibido. Pues tanto ese presidenciable -molesto con algunas preguntas que le formulara- como su entorno de asesores, se mostraron hostiles ante los cuestionamientos, y lo que es peor, reaccionaron mal, olvidando tal vez la vigencia de la libre expresión del pensamiento y el derecho a la información que rige en un Estado de Derecho como el nuestro.
Atribuyeron intencionalidad política a estas preguntas, tal vez porque fueron directas y no condescendientes con el entrevistado. Difundieron fotos y datos del visitante y en las redes, se produjeron expresiones de insultos y agravios innecesarios, los que por cierto colocaron en una insegura cuando no incómoda posición, a quien sólo pretendió hacer su trabajo para luego informar. Quedó de manifiesto que sólo se admiten y toleran preguntas que vayan en el sentido de su ideología, las que muchas veces, para el observador medianamente informado, rayan en lo servil. La descalificación al que piensa distinto, resulta lamentablemente reaccionaria y propia de regímenes totalitarios y nos debe llamar a reflexión. Máxime cuando, quienes brindamos semana a semana nuestra opinión sobre temas que hacen al derecho y a la sociedad, dejamos por escrito nuestro entender y con ello, lo que pretendemos es únicamente, contribuir al desarrollo del espíritu crítico. Tal vez la destemplada respuesta, obedeció a que quedaron de manifiesto inseguridades e inconsistencias del entrevistado, que su entorno ha tratado de ocultar, ya sea contestando por él, como evitando debates y declaraciones, ya que podrían significarle pérdida de adhesiones. Esta ausencia de debates, resulta una mezquina estrategia a nuestro leal saber y entender, ya que impide el cabal conocimiento de lo que piensa, sostiene y promete cada uno de los candidatos que pugnan por llegar al poder. Hoy más que nunca, los “indecisos” serán los que definan el resultado electoral. Por ello, la importancia de cuestionamientos profesionales, que indaguen en profundidad las cuestiones que harán al futuro gobierno de nuestra República. En estas elecciones nacionales -quizá más que nunca por todo lo que está en juego- debiera prevalecer el buen criterio y la sana crítica, antes de decidir a quien apoyamos con nuestro voto. La ciudadanía habrá de recordar quienes han sabido anteponer los intereses nacionales a los cálculos electorales, quienes han propugnado la libertad responsable y han apostado por el bienestar de los uruguayos y de sus futuras generaciones. La indefinición o la duda de quienes pretenden asumir la responsabilidad del gobierno, en temas tan importantes como la reforma de la seguridad social -por citar al más trascendente, por lo que implicaría su aprobación- no debe admitirse y mucho menos, que no se permita ejercer libremente la tarea de informar. Nos encontramos a muy pocos días de definir qué país queremos para nosotros y nuestros hijos. Es la oportunidad que tenemos en nuestro sistema republicano y democrático, de apostar por la certeza de un buen gobierno -garantizado por quienes conforman la coalición republicana- donde prime la libertad o por la incertidumbre de un populismo con visos totalitarios, que nos costará muy caro a todos. De eso se trata, ni más ni menos.