Lula; demoliendo el progreso
Lorenzo Aguirre
No existen más dudas respecto a que, el presidente Inácio Lula da Silva, está llevando adelante una política compulsiva no solo contra la libertad de expresión, sino también en cuanto al aspecto jurídico. Más allá de lo expresado, el gobierno de ultraizquierda de Brasil se ha convertido de forma acelerada en el país con más bloqueos y condicionantes en cuanto a comercio, aunque el mandatario se pone en posición de víctima debido a los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump, y mientras “llora”, firma un decreto para aplicar reciprocidad arancelaria del 50%. El país norteño debería ser líder no solo de América del Sur y el Caribe, sino asimismo en el mundo, con una proyección en cuanto a crecimiento y transformándose en ejemplo respecto a inversiones, pero el garoto jefe de Estado ha tomado – como era previsible – una posición que arrastra a una verdadera detención.
Brasil, atraviesa una notoria inflación del 5.5% en el medio año en curso – se espera que a fin de año supere el 12% -, una deuda externa de 750.000 millones de dólares, y con una ciudadanía cuyo sueldo mínimo es de 262 dólares mensuales, con un promedio de 600 dólares, aproximadamente 24.000 pesos uruguayos.
El presidente Lula da Silva se puso de súper hombre y declaró que le tiene sin cuidado los aranceles yanquis, aunque Brasil se encuentra entre los países que impone más tributos, y de ahora en adelante las cosas se complicarán sensiblemente en varios aspectos debido a sus entrelazados amores políticos a flor de piel.
Brasil se ha sentado en las faldas de Rusia y China, potencias que en 2010 crearan el grupo “BRICS” – implementando una iniciativa competidora al “Banco de Desarrollo” -, asociación y foro político – económico cuyos “Estados Miembros” son (además de Rusia, y China), Irán, India, Brasil, Egipto, Sudáfrica, Etiopía, Indonesia, y Emiratos Árabes – a los cuales se suman Bolivia, Cuba, y Colombia, entre otros, como “Países Asociados” -, siendo sus líderes principales el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, y de República Popular China, Xi Jinping.
Justamente, la “corporación para un nuevo orden” está moviendo su código de acción con un claro perfil de “comunidad intervencionista”, y las restricciones al comercio en cuanto a seguridad jurídica, se han disparado. Mientras tanto, Brasil, comenzó compulsivamente a cortar la libertad de expresión, deteniendo a cientos de personas – tan solo por dar pareceres contrarios -, y son innumerables los casos que, a ciudadanos, les cierran cuentas bancarias, congelan sus depósitos, y cancelan su red social, especialmente “X”, plataforma con más de 500 millones de usuarios.
Una vez más la ultraizquierda brasileña – totalitaria como siempre – busca silenciar, al mismo tiempo que de manera incisiva aplaude y “adorna bondades” a gobiernos de México, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Colombia, y también España, quienes emiten majaderamente mensajes defendiendo Derechos Humanos, libertad de expresión, y manejan la judicatura atacando a sus opositores, intentando finalmente llevar adelante la demolición del sistema democrático, y por supuesto establecer, entre otras cosas, un “nuevo concepto monetario”, erosionando lo actual, y maquillando perfiles que terminan en concepciones del “Grupo de Puebla”.
Es oportuno destacar que, el mismo, se trata de un espacio integrado por representantes de la ultraizquierda latinoamericana – también por “consulares” terroristas – y europea meridional, fundada en 2019 en Puebla (México), definido como “contrapoder” a la derecha, ejerciendo su “democracia diferente” a través de presidentes tales como Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile), Xiomara Castro (Honduras), Claudia Sheinbaum (México), Pedro Sánchez (España), Bernardo Arévalo (Guatemala), y por supuesto el “botija” Yamandú Orsi (Uruguay).
También dicho “club” tiene socios vitalicios como la ex Ministra de Igualdad de España, Irene Montero, Rafael Correa, Dilma Roussef – que fuera integrante de la “Organización Revolucionaria Marxista”, formara parte del grupo guerrillero “Colina”, Comando de Liberación Nacional que más tarde se transformara en “Var Palmares”, la asociación terrorista más grande y sanguinaria de Brasil -, expresidenta destituida por el Congreso en 2017 por manipulación y edulcoración de cuentas públicas, y el siniestro ex mandatario español José Luis Rodríguez Zapatero, entre otras figuras remasterizadas.
DESAPROBACIÓN Y ANTISEMITISMO Por favor, regresemos al “asunto” Brasil; un 66% de la ciudadanía está manifestando no solo desaprobación en cuanto a la gestión de gobierno, sino también desconfianza en Lula da Silva debido entre otras cosas porque finalmente descubrieron su polarización política de ultraizquierda – gran parte de una humilde e ingenua población lo consideraba “moderado” – y sus antecedentes judiciales que ahora afectan su figura por el tema “operación Lava Jato” – desvíos de millonarios recursos en “Petrobras”-, pero muy en particular por su condena respecto a lavado de dinero, y propiedades recibidas como soborno, hecho que lo llevara a ser condenado y posteriormente arrestado, permaneciendo en prisión durante un año y medio.
Ahora, las “bondades” de Inácio van un poco más lejos; el garoto se pone reiterativo sosteniendo que “Hamás”, no es un grupo terrorista, y acompaña sus “reflexiones cósmicas” enviando gran cantidad de vuelos para rescatar a palestinos en los lugares de conflicto bélico, además de no faltarle oportunidad de tratar de genocida a Israel.
Para completar el menú, Lula se ha preocupado en pergeñar algunos boicots a empresas judías, y sonríe cuando antisemitas liderados por figuras pro “Hamás”, junto a “artistas”, “intelectuales” y pseudos periodistas, recaudan firmas para romper relaciones entre Brasil e Israel, movimiento que se está trasladando simultáneamente a varios países latinoamericanos, incluyendo – ¡por supuesto! -, a Uruguay.
En fin, nuestro continente está nuevamente presionado por los siempre activos dinosaurios comunistas, marxistas, leninistas, y amalgamados por el chavismo, buscando ampliar horizontes imperialistas con un enfoque de “nueva política”, estableciendo pautas concretas en aspectos ideológicos, y posiciones más agresivas en lo económico, como asimismo social, para llegar a manejar una conducta “ajustada” a los tiempos que corren, e impulsar, llegado el momento, el espíritu de otrora.
La hipocresía y el papanatismo reinante parece no tener límite, y la capacidad de asombro, inagotable, haciendo que, la interminable lucha entre derechistas, e izquierdistas, sea una comedia que nos hace ver la tontera de gran parte de la humanidad y el negocio promovido por neuronas siniestras que, con sus pasiones y empobrecimiento de esencia, nos deja un despertar oscurecido.