Macron; un bonapartista rechaza el Mercosur
Lorenzo Aguirre
El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, en su gira por Sudamérica manifestó en la ciudad de Sao Paulo que, el acuerdo entre Unión Europea y “Mercosur”, “es pésimo, y se debe renegociar desde cero”. Asimismo, señaló que dicha alianza ha quedado desfasada, no contemplando nuevas realidades, como el cambio climático, o la defensa a la biodiversidad. El mandatario, agregó: “el trato de referencia se viene discutiendo hace 20 años, y no lo apoyo pues no se puede aceptar un acuerdo permitiendo a empresas extranjeras exportar sin garantías sobre exigencias ambientales, mientras nosotros las imponemos a los industriales, y agricultores franceses”. Más allá de lo expresado, Macron comentó la posibilidad de un convenio entre Francia, y Brasil, respecto a una inversión de 1.000 millones de euros para desarrollo y protección de la Amazonia brasileña, pero incluyendo una parte del territorio de Guayana Francesa.
Los diálogos comerciales entre el “Mercosur” y la Unión Europea habían logrado un acercamiento en 2019, pero las imposiciones ambientales por parte de Francia, y respaldadas por varios países de Europa, hicieron detener el trato.
El “Mercosur” busca forzar a la Unión Europea con políticas agroindustriales, pero no puede superar la “Política Agrícola” francesa, la cual sostiene de manera férrea a la población en el campo, y los articulados de la “Política Agrícola Común” del bloque subsidian con sostenida proyección la variedad de productos.
Paraguay, por su parte – ocupando la presidencia rotativa del “Mercosur” -, volvió a señalar no dar continuidad a las tramitaciones comerciales con la Unión Europea, pues no manifiestan flexibilidades, no vale la pena seguir desgastándose, derrochando recursos, y es tiempo de superar esta etapa para poder continuar adelante. Más tarde, se complementó diciendo la necesidad de tener presente las 5 declaraciones finales en la “Cumbre Social del Mercosur” – llevada a cabo el pasado mes de diciembre en la ciudad de Río de Janeiro -, donde se exigió detener las negociaciones por considerar que, el acuerdo, más allá de lo expresado presenta un perfil ahondando el conflicto capitalista, colonialista, patriarcal, racista, y fortaleciendo a las élites más represivas.
Paraguay, busca acercarse a países tales como, Emiratos Árabes Unidos, Japón, y Corea del Sur, y es oportuno recordar que, en febrero pasado, el canciller Rubén Ramírez, manifestó que, él, como también el presidente argentino Javier Milei, y su par paraguayo, Santiago Peña, coincidían en “no estar dadas las condiciones para avanzar en el acuerdo comercial, siendo necesario abordar de manera acelerada relaciones con otros países, como los integrantes de la “Asociación Europea de Libre Comercio” (“EFTA”), Islandia, Liechtenstein, Noruega, y Suiza.
Asimismo, Ramírez, señaló: “la búsqueda de negociaciones con Emiratos Árabes Unidos, sería encabezada por Paraguay, mientras Argentina se ocuparía de dialogar con la “EFTA”.
Entre amores ideológicos y prepotencia
Más de treinta años de “Mercosur” (fundado en 1991) demostraron el fracaso del bloque, pues las asociaciones comerciales son positivas si concretan el objetivo de elevar los aspectos de cada miembro, y por supuesto tomando relevancia en la economía internacional, pero, no siendo así, se continúa en el subdesarrollo, mientras otras corporaciones cerca nuestro – “Alianza del Pacífico” – en la cuarta parte de tiempo recorrieron un camino más fructífero, convirtiéndose en plataformas de lanzamiento internacional.
Esto de integración no solo perdió rumbo en cuanto al origen, al motivo de formación de agrupaciones comerciales, sino, que, durante los peores gobiernos en toda la historia de nuestro país – ¡léase, “Frente Amplio”! -, desestabilizaron lo conquistado, y diplomáticamente nos fuimos quedando de lado.
El “Mercosur” es un débil bloque necesitando una visión más panorámica, profunda, salir de una vez por todas del enquistamiento donde poco se demostró de mercado común, no consolidando una verdadera unión aduanera.
A lo largo de su existencia enlentecida no pocas veces se intentó reactivarlo – obviamente con escaso interés -, pero indudablemente, sin éxito, y en consecuencia el “Mercosur” atraviesa un alérgico contexto geopolítico, continuando en medio de temporales internos.
Desde hace muchísimos años no se busca atenuar dificultades, bregar por acercamientos constructivos entre comunidades, y lograr una paz perpetua – más allá del idealismo internacional de Immanuel Kant – dentro de un marco jurídico de tratados con principios básicos de respeto a la soberanía de los Estados, sin intervención, ni intereses.
Pensando en el “espacio Mercosur” debo confesar la existencia de cierta fantasía, en alguna medida irrealismo épico, tontera dentro de un falso halo poético, y escasez de romanticismo, pero no faltó ese perfil imperialista por parte de la “capital” – ¡léase, Buenos Aires! -, hacia la “provincia” – ¡léase, Montevideo! -, y la prepotencia para imponer un liderazgo colonialista, “virtud” de cierto sector porteño que, desde el virreinato del Río de la Plata, servilmente ha reptado en busca de aire monárquico, aunque tan solo sea un pálido reflejo del absolutismo de Fernando VII.
Ahora, nos encontramos con Emmanuel Macron, un estudioso – ¡como si esa condicionante fuera modelo, y no importara entonces si es un gran mentiroso patológico! … acaso, ¿es tener superioridad moral? -, multimillonario de la banca Rothchild, elitista, soberbio, puesto como ejemplo de virtudes cívicas – gracias en su momento a un partido político inexistente formado por François Hollande, un socialista cuya ética ha dejado mucho que desear – pero disparando la deuda pública, dejando de cara al barranco, a sus conciudadanos.
El joven Emmanuel seguirá sin hacer nada – o muy poco -, y todos felices y contentos dentro de un país que, en los pasados cinco años, se fue deteriorando en picada, y obviamente, con un Estado dinosaurio, y la enorme deuda pública por encima del 100% del PIB – la cual la muchachada francesa no podrá pagar en treinta años -, no se llega a buen puerto, menos, sin un firme programa. Aunque parezca absurdo, Marine Le Pen tenía una propuesta más socialista que el propio mandatario millonario, más allá que, aquello de romper con el Euro, y dejar la Unión Europea, fuera plataforma de otro tiempo.
Macron, no solo debe poner énfasis para estimular asuntos internos y nivelarlos, sino prestar mucha atención y cuidado en cuanto a su política exterior, pues ya no cuenta con el apoyo de la ex canciller alemana Angela Merkel. Antes, deseaba ser parte de una unificación franco – alemana para tener dominio en el bloque, pero le ha aflorado un europeísmo bonapartista, y, entre el conservador Nicolas Sarkozy, y el socialista François Hollande, el presidente Emmanuel Macron se define “jupiteriano” …
¡Desde su Olimpo, pretende ejercer poder autoritario, verticalista!