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Más Familia, Mayor Complejidad

Nicolás Martínez

Hace algunos años atrás el polaco Karol Józef Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II, Papa de la Iglesia Católica, realizó algunas reflexiones interesantes sobre lo que significa la familia, señalando que: “La familia es la base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que le guían durante toda su vida”. Agrega también, que: “El futuro depende, en gran parte, de la familia, que lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz”.

Desde tiempos remotos, o hasta donde tenemos memoria, la familia se ha constituido como una institución clave e imprescindible en nuestra sociedad, convirtiéndose como núcleo fundamental en el progreso de esta, contribuyendo a su vez, al desarrollo integral de los individuos. En el contexto familiar es donde generalmente comenzamos a adquirir nuestras primeras herramientas en cuanto a valores y principios. Es en la familia y a través de la familia, que muchas veces comenzamos a descubrir el mundo.

También es cierto, que en las últimas décadas ha habido una ruptura con el modelo tradicional de familia, con una profunda transformación en lo que refiere a su constitución. Parte de esa ruptura y de esa transformación, gira en torno a los roles de la familia como institución y a los roles de quienes la componen. Como dato interesante, allá por el año 1987, en Francia se realizó un estudio donde de cada diez franceses, siete afirmaban encontrar en la familia, el único lugar de tranquilidad y bienestar. Entre ocho y nueve franceses de cada diez, coincidían en el grado de satisfacción en el cumplimiento de los roles asignados de sus padres. Otra de las conclusiones de este estudio, revelaba que la inmensa mayoría de los europeos, estaban dispuestos a los mayores de los sacrificios por la familia, incluso su propia vida si fuese necesario.

Por otro lado, hay quienes sostienen que la familia esta en crisis. Una crisis que es analizada desde el punto de vista de la institución social. La historia misma ha sido testigo de su transformación, renovación y adaptación. También es cierto, que, al estar constituida por personas, hereda de estos, las debilidades de la condición humana, siendo tan perfecta o imperfecta en función de quienes la integran. Pero sepa el lector, que no es la intención de esta columna el desarrollar en demasía, una extensa reflexión de la familia, sino el entender a muy grandes rasgos, las principales características de esta, para conversar sobre otros menesteres de la coyuntura actual.

Pero hablar de familia, no siempre y no solo se limita a la que entendemos como institución ligada directamente a los lazos sanguíneos, sino que muchas veces, podemos encontrarnos con muy variadas concepciones e interpretaciones de ella, donde grupos humanos que comparten ideas e intereses en común, se perciben como tal. Dentro de estas variedades, están las que podemos llamar las familias políticas, y con esto no me refiero a las familias de renombre en la historia de nuestro país, sino al espacio de encuentro de los ciudadanos, es decir, a los propios partidos políticos como esa institución que nuclea diversidad, pensamiento y acción.  

Nadie puede negar que, en nuestro país, el Frente Amplio es una de las grandes familias políticas que alberga en su núcleo la mayor cantidad diversidad, hoy en día, la mayor fuerza política en nuestra tradición republicana, como así lo indican las urnas. Es cierto también, que al igual que la familia tradicional, el Frente Amplio se encuentra atravesando desde algún tiempo, una profunda crisis institucional, crisis que algunos adherentes desean enfrentar mediante el dialogo y la reflexión, y otros que, por el contrario, prefieren evitar la discusión, llamándose al silencio y postergando cualquier tipo de instancia de esta índole.

Dentro de algunos de los señalamientos que se hacían desde las propias filas frenteamplistas, era le hecho del obstáculo que suponía la existencia de tantas agrupaciones políticas, las que se traducían en mas de treinta formas de llegar y aplicar el socialismo, generando contradicciones y roces en la conducción. A propósito de esto, unas de las ideas claves que se manejaban en la dirigencia, era el de reducir la cantidad de sectores y agrupaciones para transitar hacia una mayor unidad, pero como dice el viejo refrán: “Éramos pocos y parió la abuela”.

El pasado sábado 7 de agosto del corriente se llevó a cabo un nuevo Plenario del Frente Amplio, ocasión en la que se aprobó el ingreso formal de un total de tres nuevos grupos políticos a las filas de la coalición de izquierdas. Los nuevos grupos políticos son Fuerza Renovadora, Izquierda en Marcha y Banderas de Líber. Hace unos meses atrás, en marzo de este año, un total de 30 nuevos grupos políticos habían solicitado el ingreso formal a las filas del Frente Amplio.

Dentro de aquellos grupos que no fueron aceptados por no cumplir con los requisitos solicitados por la institución, se encontraron las siguientes agrupaciones: PAR (liderada por la diputada Cristina Lustemberg), Plataforma (liderada por el exdirector de la OPP Álvaro García) y Lista Amplia (liderada por la intendenta de Montevideo Carolina Cosse).

Entre los grupos admitidos, Fuerza Renovadora (liderado por Mario Bergara, Rodolfo Nin Novoa y Liliam Kechichian) está integrado por varios sectores, entre estos podemos encontrar a Marea Frenteamplista, Movimiento Popular Frenteamplista, Nueva Izquierda, De Frente, Espacio Seregnista, Claveles Rojos, Frenteamplistas Independientes por la Ética y Alianza Progresista. Otros de los grupos admitidos, Banderas de Líber, es liderada por Jaime Secco, María del Rosario Laitano y Enrique Canon. Por último, Izquierda en Marcha, es liderada por Lucía Gutiérrez y Daniela de Polsi. Algunos de los requisitos señalados para dicha admisión, es el de tener representación en seis (la exigencia habitual es de cinco) de los diecinueve departamentos del país, de los que la suma de estos debe alcanzar un 70% de la población total del país.

“Más familia, mayor complejidad” se dice por ahí. También se dice que cuando las familias enfrentan problemas, lo mejor es hacer una pausa, y mediante el dialogo ameno, intentar solventar las vicisitudes internas, pero no es caso del Frente Amplio. El Frente Amplio se ha transformado en una familia en crisis que se niega a conversar puertas adentro, una familia que prefiere barrer bajo la alfombra con tal de mantener una falsa apariencia externa, que sentarse en la mesa con todos sus integrantes y asumir tanto culpas como responsabilidades. El Frente Amplio es una familia que una vez más, se niega a transitar por el sano proceso de autocrítica, de reflexión y dialogo, para enfrentar las inconsistencias estratégicas, las marchas y contramarchas, la perdida de contacto con las bases, las falencias éticas, el exceso de soberbia, el retroceso ideológico y político, y no por ultimo menos importante: la derrota electoral.

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