Política nacional

Medio siglo ha pasado

Marcelo Gioscia

Bueno es recordar cómo sucedieron los hechos, para así valorarlos ya que, ni al lector atento, como tampoco al estudiante de la Historia reciente de nuestro país, puede serles ajeno que, el quiebre de las instituciones democráticas, se gesta en Febrero de 1973. Entonces ocurrió que algunos mandos militares, violando su deber de subordinación y obediencia a la jerarquía institucional, desconocieron al Ministro de Defensa Nacional nombrado por el Presidente de la República en ejercicio de su mandato constitucional, iniciado legítimamente luego de las elecciones de 1971. Ello fue así, pese a que se recuerde más fácilmente, la fecha del 27 de Junio de 1973, como la del inicio de la dictadura cívico-militar, que instalada, permaneciera ilegítimamente en el poder por más de once años. En ocasión de cumplirse el 50 aniversario de tan luctuoso hecho, quienes impulsaron el quiebre de la normalidad institucional, creyendo que con la violencia terrorista, robos de bancos, secuestros y asesinatos, alcanzarían el poder e incluso, los que aplaudieron el golpe de Estado, como la CNT y órganos de prensa de filiación comunista, como “El Popular”, siguen sin dar muestras de arrepentimiento alguno. Siguen hoy,  alentando un relato hecho a su conveniencia e interés, presentándose como si hubieran sido los grandes opositores de los golpistas. Cuando en verdad, sus principales “cuadros” estaban presos desde 1972 o no supieran que, los agremiados de entonces -desde su cúpula- alentaron a los “militares patriotas” a sumarse al desborde contra las instituciones republicanas. Fueron responsables de arengar a obreros y jóvenes estudiantes a hacer frente a los “intereses de la oligarquía”. Aquella violencia de “los iluminados” -de inspiración cubana- que luego supieron beneficiarse de la amnistía y de las normas de convivencia republicana y democrática (contra las que en su momento, se alzaron) trajo desbordes inaceptables -que aborrecimos y rechazamos- excesos propios de quienes detentan el poder estatal sin control alguno…y allí, supieron “mostrarse” casi como los “únicos defensores de los Derechos Humanos” y de los desaparecidos. Su relato, por cierto alejado de la realidad histórica que debiera prevalecer, debe rechazarse enfáticamente, sobre todo, para contribuir a la formación del criterio de quienes no vivieron ese tiempo. Les molesta que se recuerde su  complacencia con los Comunicados 4 y 7 de las Fuerzas Conjuntas, donde se establecían las bases del proyecto golpista, porque muchos dirigentes veían en ellos “una esperanza”. Felizmente, hemos recuperado la democracia y fortalecido las instituciones republicanas y sus órganos de contralor legal, constitucionalmente establecidos. La alternancia de los diversos partidos políticos en el poder, es una muestra de la fortaleza institucional de nuestra República, así como el funcionamiento de la separación de Poderes del Estado y la más completa libertad de prensa, son elementos que no resultan menores en el concierto latino americano. En tiempos de decaimiento de la comprensión lectora entre nuestros estudiantes, este nuevo aniversario de aquel quiebre institucional, debiera resultar útil para tomar conciencia histórica de la actitud asumida entonces por cada quien, así como para valorar el camino recorrido, desde el restablecimiento democrático hasta el presente.                                              

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