“Miserables del alma”
Ronald Pais
La expresión le pertenece al exlegislador Daniel García Pintos y la ha utilizado para referirse a los diputados del Frente Amplio que se han negado a votar el Proyecto de Ley para reparar a las víctimas del terrorismo sedicioso
Asistir al video de la sesión del 4 de julio pasado, demuestra el aserto de García Pintos y el perfecto ajuste de su definición a la realidad
(https://www.youtube.com/watch?v=E0GonyIgFRA&list=TLPQMDUwNzIwMjMxebCjG_KDyA&index=2)
La primera comprobación es que, lamentablemente, existe una gran grieta que divide a los uruguayos y que seguramente seguirá existiendo durante muchos años más.
Soy consciente que lo que digo no es “políticamente correcto”, que suena mucho más lindo negar su existencia. Decir que las heridas deben cerrarse y que debemos superar los dolores del llamado “pasado reciente” que de reciente no tiene nada al haber transcurrido ya cincuenta años, salvo que la cercanía o la lejanía las midamos en siglos.
Integro la legión de uruguayos que quiere dar vuelta la página como ya lo he expresado anteriormente desde estas mismas páginas. Soy de los que piensan que – como dice Andrés Oppenheimer – debemos dejar de estar obsesionados por el pasado y guiados por la ideología, para estar obsesionados por el futuro y guiados por el pragmatismo.
El problema es que existen otros uruguayos – y no pocos – que no están dispuestos a hacerlo, siguen sumergidos en su odio y su rencor, obsesionados por la venganza a cualquier costo y sin hacer el menor intento de autocrítica o reconocimiento de las atrocidades que se cometieron en el pasado por ideas que aún siguen sosteniendo y defendiendo.
No están dispuestos a tolerar al que piensa diferente, no están dispuestos a otorgarle el respeto y consideración que reclaman para ellos. Practican a rajatabla la frase de Perón que el Diputado Gustavo Zubía citó con acierto en la sesión de referencia: “A mis amigos: todo. A mis enemigos: ni Justicia”.
Los intentos de diálogo, las señales de reconciliación, las medidas de pacificación siempre han venido de un solo lado y no ha sido el de ellos.
La sesión de referencia ha sido una manifestación más de esa actitud.
Como ya he detallado anteriormente, 17 leyes de reparación se han aprobado considerando a víctimas de una sola de las partes en la guerra interna que vivió el Uruguay. Un sentido elemental de Justicia, tendría que haber indicado y concretado medidas similares para quienes sufrieron la violencia del otro lado. Pero tuvieron que pasar 50 años para que ello se considerara y aún así, los miserables se resisten y se niegan.
Los intentos legislativos comenzaron en 2003 con el Proyecto que presentaran los entonces Diputados del Partido Colorado Daniel García Pintos y Wilmer Trivel. Creo que fue un error de los Partidos Colorado y Nacional no haberlo aprobado con sus mayorías, en lugar de insistir en lograr acuerdos con el Frente Amplio para que prosperara en forma unánime.
Hay que reconocerle al Dr. Tabaré Vázquez haber remitido nuevamente el Proyecto al Parlamento en el año 2007, recibiendo el rechazo y desaire de la propia bancada del Frente Amplio.
Era de esperarse que ahora fuera el momento de obtener, aunque tardíamente, un pronunciamiento que corrigiera parcialmente una injusticia de tantos años y que ello contara con todo el apoyo del espectro político. Pero no.
Hubo legisladores de la coalición gobernante que tampoco lo votaron. De los que hablaron en la sesión, los Diputados Osvaldo Mujica (PN) e Iván Posadas (PI) (que lo votó en general). De los que no hablaron y me dicen que no lo apoyaron los Diputados Alvaro Viviano (PN) y Luis Alberto Posse (PG) (suplente de Daniel Peña).
Excluiré de mis comentarios críticos a los mencionados legisladores. En el caso de los que hablaron en Sala porque sus fundamentos pasaron por un carril muy diferente al del Frente Amplio. Diferencias con el enfoque en el caso de Mujica y discrepancias con el articulado en el caso de Ivan Posadas. Referido a este último y aunque discrepo con él, sé de su hombría de bien y honestidad intelectual.
En el caso de los que no hablaron, les concederé el beneficio de la duda hasta conocer sus razones.
Pero me referiré ahora a los que son destinatarios del título de la nota. Hablaron (¡vaya que hablaron!) y votaron en contra del Proyecto, los Diputados del Frente Amplio Claudia Hugo, Mariano Tucci, Cecilia Bottino, Nicolás Mesa, Lilián Galán, Nicolás Viera, Cecilia Cairo, Cristina Lustemberg, Daniel Gerhard, Micaela Melgar, Pablo Fuentes, Alfredo Frati, Gustavo Guerrero y Ana Olivera.
Todos repitiendo iguales o similares argumentos.
Hipócritamente reiteraron que no se oponían a una reparación pero después desmentían esa falsa afirmación, por un lado mostrando que no valoraban ni el sufrimiento de las víctimas beneficiadas ni la justicia de concretar esa reparación largamente dilatada. Por otro lado, afloraba su real convicción no solamente por el hecho de que nunca en todos los años transcurridos presentaron ninguna iniciativa al respecto y se opusieron a cualquier propuesta. Pero sobre todo porque respecto a este proyecto no presentaron nunca ninguna alternativa. Nada que pudiera percibirse como una mínima intención de contar con su acuerdo.
Sus argumentos fueron de más reclamaciones y reivindicaciones para los suyos. Seguramente les parece poco las 17 leyes que hemos analizado en entregas anteriores.
Cuestionaron las fechas, cuestionaron las sumas, cuestionaron los listados, cuestionaron lo que llamaron “relato histórico”. ¡Ellos hablando de “relato”! En suma, cuestionaron todo.
Machacaron sobre dos cosas de las que no trata el proyecto, el llamado “Terrorismo de Estado” y la “Teoría de los dos demonios”.
Con respecto al “Terrorismo de Estado” o el “terrorismo con apellido” como bien dijo el Diputado Zubía, niego rotundamente ese enfoque. Parcial y hemipléjico como es su estilo. El Terrorismo es eso, terrorismo a secas, sea quién sea el que lo ejerce. En ningún pasaje siquiera mencionaron el terrorismo guerrillero. Para ellos sólo existió el terrorismo de la dictadura.
Y la “Teoría de los Dos Demonios” para ellos seguramente debería sustituirse por la “Teoría del Demonio y los Angelitos”. En su visión, ninguna responsabilidad en el golpe de estado de 1973 tuvo la sedición que pretendía destruir la Democracia en nuestro país. En su visión hubo un único ente malévolo y culpable: la dictadura militar. Lamento decirles que por más que insistan, sin Tupamaros & Co. (PVP. OPR 33, P Comunista Revolucionarios, organizaciones guerrilleras sindicales y estudiantiles, etc.) no habría que haber sacado a los militares de los cuarteles y muy probablemente no hubiera habido golpe de estado. Seguramente tampoco lo hubiera habido sin el apoyo inicial del Partido Comunista y de la CNT.
Esta sesión parlamentaria desnudó una cruda realidad que no acompaña el mensaje conciliatorio que, no dudo de buena fe, pretendieron dar los cuatro presidentes recientemente.
Una realidad que, como acertadamente se dijo en Sala, hace que el “Nunca más” sea ilusorio porque estas posturas lejos de achicar la grieta buscan ahondarla cada vez más.