Política nacional

Partido Colorado. Es la hora de candidaturas

Lo podemos hacer mejor

Daniel Manduré

El Partido Colorado ha estado atravesando períodos complicados. Ha tenido grandes dificultades al momento de lograr el recambio de liderazgos. Algunos de sus dirigentes equivocaron el rumbo. Apariciones relampagueantes en la conducción partidaria que abrieron una ilusión que se derrumbó en un abrir y cerrar de ojos, dejando huérfanos a quienes creyeron. Responsabilidades propias y razones exógenas que minaron el camino. Todas estas afirmaciones son una realidad. No podemos negar nada, por el contrario, debemos reconocer todo.

Pero el Partido Colorado, más allá de esos avatares, no menores, que lo han golpeado y cuyas consecuencias se vieron reflejadas en varios de los últimos actos eleccionarios, sigue de pie. Vive y lucha.

Como no estar de pie el partido constructor de la república. Hablar de la rica historia del Uruguay es hablar del Partido Colorado y dentro de él, la incidencia notable del reformismo batllista.

Guste más o guste menos, dicho desde la humildad, pero sobre todo desde los irrefutables hechos, el Uruguay es Batllista.

El de la creación de los liceos departamentales. El de la Escuela de Artes y Oficios que diera lugar luego al nacimiento de la Universidad del Trabajo. El de la ley de las 8 horas, el de la pensión a la vejez o el de la ley que indemnizaba al trabajador ante un accidente laboral. El de la educación laica y gratuita. El partido que promovió y concretó la primera ley sobre los derechos civiles de la mujer y la ley del divorcio por su sola voluntad. El que creò los consejos de salarios. El que delineó por todo el país las principales plazas y parques, el que creò la mayor parte de los edificios públicos y las universidades. El mismo que construyó a través de sus diferentes gobiernos departamentales la rambla de Montevideo.

El que, ya acercándonos en el tiempo, dio lugar a la ley de forestación que estimuló a que empresas extranjeras se animaran a invertir en el país. El de la creación de los centros Caif, el de las escuelas de tiempo completo, el de los centros de formación docente en el interior, el que en el momento de mayor crisis internacional y regional, gracias a su credibilidad y seriedad salvó al país de la bancarrota, mientras algunos iluminados exigían entrar en default.

Tuvo hombres y mujeres que lo dieron todo, incluso su vida.

El Partido Colorado está en el adn del país, en su identidad nacional.

Esa visión republicana, de libertad, laica, de concepción humanista y de justicia social de la sociedad. Esa mirada socialdemócrata.

Pero detenernos únicamente en el pasado, recurrir a la historia, por màs rica que sea, no alcanza. No podemos quedarnos estancados allí. Sobre todo, para un partido que siempre tuvo su mirada puesta en el porvenir.

Hoy los tiempos son otros, tiempos sin mayorías parlamentarias que permitan gobernar. Tiempo de coaliciones que aporten gobernabilidad, que permitan avanzar. Coaliciones que existen desde hace años en muchas de las principales naciones del mundo. Muchas conformadas en acuerdo políticos antes del acto eleccionario y otros acordando luego de él. Acuerdos que no deben surgir desde la intransigencia, intolerancia, personalismos, oportunismos políticos o cálculos electorales.

Sino del asumir que hay valores superiores en la república, actitudes de grandeza, altruismo y desprendimiento. Pero también de firmeza al momento de defender principios irrenunciables para el partido de Rivera y de Batlle. Una coalición no significa decir amén a todo lo que el partido mayoritario de la coalición dice, pero tampoco que el personalismo, la soberbia o el cálculo electoral invadan nuestras acciones al punto casi de la extorsión, como otros han hecho.

El Partido Colorado, un partido acostumbrado a gobernar, ha sido el equilibrio dentro de la coalición, su apoyo y también sus aportes en leyes fundamentales ha sido decisivo.

Hoy seguimos pensando en los màs débiles, con propuestas concretas de rebaja gradual del IASS, seguimos como siempre, pensando en el futuro, en la libertad, en la igualdad de oportunidades, proponiendo por ley una Universidad Pública Virtual.

Es necesario no mimetizarse y no fagocitarse, mantener la identidad, esa que nos hizo grandes.

Para ello es necesario un partido unido, pero diverso. Con valores comunes, pero con matices que enriquezcan la vida interna. Las unanimidades no siempre suman. Bienvenidas las diferencias cuando ellas van dirigidas a construir. El Partido Colorado siempre tuvo varias vertientes, pero todas ellas deben concentrarse en un gran programa de gobierno, con propuestas innovadoras, atractivas, que movilicen y que nos lleven a obtener una votación con peso acorde a esa rica historia.

Hombres y mujeres hay con el conocimiento, la capacidad y la experiencia para asumir ese desafío. Muchos de ellos desempeñándose en muy buena forma desde cargos de responsabilidad, en la faz legislativa y otros que desde el llano, desde la simple militancia van pidiendo su lugar en la cancha.

Comienza la hora de ir confirmando candidaturas, de entre ellas saldrá el futuro liderazgo. No me seducen las candidaturas inventadas, esas que nacen casi que por fórceps. Prefiero las que surgen con naturalidad, producto de la aprobación ciudadana.

Los que trabajen por la renovación, pero desde el respeto a nuestros más preciados valores históricos. Quiero que vuelvan los que no están, porque son muy valiosos y necesarios, los quiero a todos.

Todos los hombres y mujeres de bien, sin exclusiones.

Quiero a todos los batllistas, porque el Partido Colorado es su lugar natural, el que eligió Batlle para desarrollar su obra formidable. Batlle no creía en la lucha de clases por eso nunca podría haber elegido una fuerza política como el Frente Amplio.

Los quiero a todos, a los colorados y batllistas, a los colorados no batllistas, a los que coincidan con los principios batllistas y no se sientan colorados, al ciudadano independiente, esos con el voto volátil pero que consideran que el Partido Colorado merece la chance de ser mayoría en una futura coalición de gobierno.

La coalición seguirá siendo el camino. Pero antes hay que pensar en fortalecer al Partido Colorado, consolidar un nuevo liderazgo y por sobre todo incidir en la concreción de un gran programa de gobierno. Con candidatos propios en futuras contiendas departamentales bajo un lema común con otros partidos con los que tengamos objetivos similares.

Mucho se ha hecho, a pesar de la pandemia, la guerra y la sequía.

Mucho queda por hacer.

Estamos convencidos de que, haciendo las cosas que hay que hacer, el Partido Colorado lo tiene todo para hacerlo mejor.

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