Política Internacional

Pedro Sánchez; vendiendo

España por siete votos

Lorenzo Aguirre

A España le espera un riesgoso año político, con un gobierno manejable, débil, al cual le pasarán factura – ¡con propina incluida! – porque Pedro Sánchez dijo “SI”, a todo, vendiendo España por siete miserables votos a cambio de continuar atornillado al sillón de Moncloa, y en absoluto le importa sus conciudadanos ni el desbarranco del país. Las enmiendas a la “Ley de Amnistía” por parte de “Junts”, no es para catalanes, más bien impunidad para corruptos políticos, y codicia por poder. La aprobación de esa absolución establece automáticamente la derogación de medidas catalanas, haciendo que Carles Puigdemont regrese a España, y no sea detenido, aunque el “Supremo” aporte una posición perjudicial ante el “Tribunal de Justicia Europeo”. La amnistía también se aplica a delitos de terrorismo, porque no solamente soluciona el tema sobre Puigdemont, sino que “pule el libreto”, encontrándonos con la existencia de un “terrorismo bueno”, sin “pecados” … ¡por tanto, debe ser indultado! La ultraizquierda española acomodó sus nalgas al carlismo – ese movimiento reaccionario partidario de Carlos de Borbón, defensor del absolutismo -, el cual siempre fue antisistema, y desde tiempos remotos ha trancado a España para que no se convirtiera en una democracia liberal, mientras Pedro Sánchez vive a su codicia de poder, y para seguir haciéndolo de su mediocridad, divide al pueblo español.

La Amnistía fue motivada por los siete votos para elección de presidente, algo realmente arbitrario, más allá que la Ley es inconstitucional y quiebra la separación de poderes, pero tanto el “Partido Popular” (“PP”), como el “PSOE”, buscaron repartirse los cargos del Poder Judicial.

Carles Puigdemont reclamó impunidad – a cambio de sus votos – por los delitos de malversación, terrorismo, y alta traición – de perder el proceso judicial le costaría entre 15 y 20 años en la sombra, y dejar de hacer fuego -, aunque la gente olvida el liderazgo desde el asalto al orden constitucional, y que, mientras va transcurriendo el tiempo, Pedro Sánchez cada día será más exigido por Puigdemont, la ultraizquierda, y exteriormente presionado por Moscú.

Estas situaciones demuestran la injerencia de Vladímir Putin, como, asimismo, más allá del tema Amnistía, por encima de todo está la dependencia de los radicales separatistas al autócrata ruso, y lo peor, la inestabilidad en la democracia.

De todas formas, la bastarda ultraizquierda y fanáticos ignorantes de la hoy desacomodada Unión Europea, edulcoran románticamente el relato, y la violencia desatada por protagonistas separatistas y asesinos terroristas queda reflejada con una “trascendente” protesta ciudadana defendiendo “su libertad e independencia”.

Más allá de lo expresado, ocurrió un enfrentamiento entre el “Poder Judicial” y el “Ejecutivo”; 11, de 15 fiscales del “Supremo”, apretaron para que Puigdemont sea investigado por terrorismo, y dejan de lado las aseveraciones de Pedro Sánchez, al decir, “los independentistas catalanes deben ser amnistiados porque no son terroristas”.

Por otro lado, el “Parlamento Europeo” pidió una investigación de relación entre Puigdemont, y Vladímir Putin, por pretender desestabilizar la Unión Europea, y don Sánchez jamás imaginó que la “Eurocámara” respaldara con gran mayoría – 433 votos, contra 56 -, la acción judicial sobre la injerencia rusa para buscar quebrar la Unión Europea, y crear caos entre sus miembros.

Carles Puigdemont tuvo encuentros en Barcelona con el ex diplomático ruso Nikolai Sadovnikov, en vísperas del famoso referéndum ilegal de Cataluña, en 2017, y vale decir que, la actitud inocentona de los separatistas, largaron oscuridad durante más de treinta años, porque la filtración rusa en Cataluña, y el apoyo a terroristas y criminales, fueron detectados en la década del 90` por los servicios de inteligencia de Occidente, confirmando además la coladura de la mafia de San Petersburgo, organización que construyó una red de influencias con políticos separatistas, y a la cual, Puigdemont, estando en el gobierno, estrechó más los vínculos para “nivelar” la “Nueva Catalunya”.

Entre las cosas claras, es, que, el Kremlin, ofreció apoyo militar y económico para la estructura y desarrollo de sedición, por supuesto a cambio de “algunas bondades”, como flexibilidad para ingreso de hombres, armamento, y la entrada de criptomonedas.

En la “Comisión de Venecia” – creada en 1990 (luego de la caída del Muro de Berlín) para asistencia constitucional de Europa Central y Oriental, e integrada por 62 Estados miembros (órgano consultivo del “Consejo de Europa”), conformado por expertos independientes en el campo del derecho constitucional – el “Poder Judicial del España” puso énfasis que, la Ley de Amnistía deteriora el Estado de Derecho, y en un Estado de Derecho la Ley no está al servicio de intereses políticos, pues los intereses políticos están limitados por las reglas.

La amnistía erosiona la democracia española, mientras Puigdemont anuncia reiniciar el “procés”, prepara regresar a España, chantajear al gobierno, y presionar al “PSOE” – el cual, cobarde, aceptó vender a España, pues cede ante las exigencias inmorales del secesionismo, incluyendo una condonación respecto al terrorismo y la malve

La inmoralidad ha llegado hasta la condicionante que, Puigdemont, hiciera la redacción de la “Ley de Amnistía”, texto que, desde mediados del pasado año, el “PSOE” aborreciera tratándolo de inconstitucional, y ahora es “excelente”, mientras la “Comisión de Justicia” lo aprobara con los votos del “PSOE”, “Junts”, “Sumar”, y “EH Bildu”, por 20 a favor, y 17 en contra, inclinándose servilmente ante las imposiciones de Puigdemont, que redacta su propio indulto.

Ahora, el escrito de referencia también aprueba transacciones de socialistas con secesionistas catalanes, un Código Penal amparando delitos de terrorismo cometidos durante el “procés”, como asimismo de malversación, además – entre otras cosillas –, la devolución total de multas – retroactivas al 1º de noviembre de 2011, hasta el 13 de noviembre de 2023 – que la policía impusiera a las manifestaciones.

Puigdemont, se apuró a abrir el grifo, dejando sobre el tapete que, la “Ley de Amnistía” no implica ninguna reconciliación por parte de Cataluña, remarcando continuar con el “procés” hasta la total independencia, y que la prolongación del “trámite” dependerá de las respuestas del presidente y del Congreso.

Por lo expresado, queda claro el chantaje permanente; lograda la amnistía, se va por la autodeterminación, porque el “acuerdo de investidura” preveía que esa redacción, era el punto de partida.

Al levantarse las medidas cautelares contra Puigdemont – quedando protegido de su imputación por terrorismo y alta traición -, este regresaría a Cataluña, reconvirtiéndose en candidato de los neoconvergentes a las elecciones europeas, asegurándose un sillón en el Parlamento, y siendo también postulante de su partido, para la “Generalitat”, logrando un retorno mesiánico y afirmándose como líder del secesionismo catalán.

De esta manera, la comedia nos acerca el acto donde se muestra una concordancia entre el “PSOE”, y “Junts”, como asimismo de Pedro Sánchez, y Puigdemont, para mantener la supervivencia de los partidos y por supuesto sostener el poder, pero indudablemente sin existencia de reconciliación entre españoles, a los cuales a ninguno de los dos, importa, pues a Sánchez la ambición le hace arrasar con la Constitución, y al terrorista – ladrón de Puigdemont solo le interesa los catalanes y despreciar a España, aunque pretende que Madrid se haga cargo de los gastos de la provincia.

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