Política nacional

Romina Celeste

Jorge Nelson Chagas

Amigos y conocidos que han mirado el último video de Romina Celeste, donde realiza sórdidas acusaciones contra Yamandu Orsi, me han confesado su estupor, rabia y asco hacia ella.  En lo personal yo no sentí ninguna de esas tres emociones cuando lo miré.  Más bien sentí pena y  dolor.

¿Por qué?

Para empezar es sorprendente que los medios de prensa se hagan eco de una acusación que no es de la persona presuntamente afectada (cuya identidad es desconocida) sino de boca de un tercero que no ha presentado ninguna prueba  concreta.  ¿Si una persona fue víctima de un acto de esa naturaleza porque recurre a Romina Celeste y no se presenta ante la justicia? ¿Por qué Romina Celeste no acude a la justicia, con las pruebas correspondientes, en vez de lanzar una acusación al boleo en las redes sociales? ¿Se ha preocupado, al menos, de chequear con datos concretos, la veracidad de la historia que dice que le contaron?

No seamos ingenuos. Yamandú Orsi no es cualquier persona. Es un precandidato presidencial en el año electoral. Existe una clara intencionalidad política. Hace poco Romina Celeste se presentó, en una actitud claramente provocativa, en el acto de lanzamiento de campaña de Carolina Cosse. Ahora, esto… ¿mañana con qué saldrá? Se me eriza la piel con sólo pensarlo

El problema con Romina Celeste no es que sea travesti ni siquiera que ejerza el meretricio en forma pública. (Tiene una página en Internet donde se presenta sugestivamente como “Romi La famosa”) El problema es que se trata de una persona intolerante, iracunda, desequilibrada,  agresiva y con una notoria incapacidad para comprender los límites.  Menos mal que dice no pertenecer más al Partido Nacional. Bueno sería que esa colectividad política fundacional utilizara a este tipo de personas para tareas sucias. El Partido Nacional no necesita de esos procedimientos turbios – nunca los necesitó-  para vencer en una justa electoral.   

Todo indica que Romina Celeste está siendo manipulada – posiblemente en forma consciente – por fuerzas antiizquierdistas.  No importa. Yo no siento ningún encono o desprecio hacia ella. De ninguna manera. Estoy convencido es un ser humano herido, con muy serios problemas psiquiátricos derivados de una vida amarga, que tiene en su interior una furia que muchas veces no puede contener  Necesita ayuda urgente. No es un problema ideológico es un problema del alma.

Por eso siento mucha pena por ella.  Y ruego que en algún momento logre hallar la paz.

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