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SI, al allanamiento nocturno

Daniel Manduré

Somos, según un estudio realizado, con Guatemala, Mozambique y Cabo Verde, uno de los cuatro países del planeta donde no se permiten los allanamientos nocturnos. El único de la región. Ello por sí solo puede no significar una medida de peso, si la situación del país en materia de seguridad fuese otra. Pero todos sabemos que, si bien en muchos aspectos se ha mejorado, no es suficiente y queda mucho por hacer. 

La sociedad toda les exige a sus gobernantes y con razón mayor seguridad, una ciudadanía vulnerable e impotente frente al avance del narcotráfico. La droga haciendo estragos en las familias, en nuestros hogares.

Todos los instrumentos que la ley permita son válidos para enfrentar ese flagelo. Combatiéndolo con firmeza y sin tregua.

Uno de esos instrumentos es, sin duda alguna, la posibilidad de habilitar el allanamiento nocturno. No como la panacea, sino como un válido instrumento más que contribuya en esa lucha.

La medida no es conservadora como pretenden decir los iluminados de siempre. La prohibición del allanamiento es de 1830, nada más conservador y reaccionario que pretender mantener algo que tiene casi 200 años. Fue pensada para otra sociedad, no para el Uruguay de hoy.

No es un tema Ideológico, es aplicar el sentido común.

Ya durante gobiernos frenteamplistas, más precisamente, en el 2012, un diputado de esa fuerza política presentó un proyecto para hacer posible los allanamientos nocturnos. El propio Mujica como presidente expresó estar de acuerdo con la medida.

Había un acuerdo entre los partidos en ese sentido, que la demagogia a la que nos tiene acostumbrados el Frente Amplio sobre todo en campaña electoral los hizo darse vuelta.

Se pone como argumento el abuso de la fuerza en la noche, cuando todos sabemos que los abusos pueden ocurrir a cualquier hora, de mañana, de tarde o de noche. Los excesos, a los que hay que combatir, pueden producirse a cualquier hora del día.

De permitirse el allanamiento nocturno la policía estará sujeta a lo que indique la justicia, quien realizará un estudio concienzudo de todos los elementos presentados como prueba y será quien permita o no la actuación policial. Preparar y capacitar a la policía para su accionar en esa instancia.

La policía podrá ingresar al hogar con la orden escrita del juez competente. Que más garantía que esa.

Hay quienes pretenden presentar la dicotomía entre libertad y seguridad. Eso es falso. Ambas pueden caminar juntas y complementarse.

No es una cosa o la otra, quiero vivir libre y seguro

El miedo y la inseguridad también nos hace sentir menos libres.

En un estado de derecho como el nuestro, la justicia es quien debe arbitrar buscando el justo equilibrio.

Intentando desmerecer esta medida, dicen que el gran narcotráfico ingresa por el puerto y la frontera. Y si, nadie niega que también allí hay que ejercer una lucha frontal y extremar al máximo los controles. Pero por una cosa no se puede descartar la otra.

Los que permitieron que se escapara caminando de la cárcel un gran narcotraficante y hasta le organizaban reuniones con otros narcotraficantes no tienen la autoridad moral para indicar el camino.

El combate al narcotráfico, al chico, mediano o grande, el combate al lavado, al crimen organizado, al sicariato, al que convierte un hogar en una boca, al que usa a los niños incluso a sus hijos como escudo, con todos ellos se debe ser implacable. En todo momento, en todo lugar y a toda hora.

Allanamientos nocturnos con las más estrictas garantías de la justicia. El fiscal  se lo solicita al juez y este habilita o no el allanamiento, de acuerdo con la consistencia de las pruebas presentadas.

Quiero una sociedad de hombres y mujeres que se sientan cada vez más libres, pero para ello necesitamos que se sientan más seguros.

SI, al allanamiento nocturno.

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