Tomemos el toro por las guampas
Jorge Nelson Chagas
(Como todos o casi todos saben de qué palo soy, me puedo dar el lujo de escribir estas líneas)
Con enorme preocupación vengo observando que la izquierda está olvidando el sagrado concepto de la “ética en el ejercicio de la función pública”. Los casos de Cairo (Ministerio de Vivienda) y de Koch (en el Puerto) son claros ejemplos de ello.
Yo no le pido al gobierno de Yamandú Orsi que sea el mejor de la historia de Uruguay. No tengo tales pretensiones. Sólo quiero que sea un gobierno que actué dentro de las normas legales de la República, haciendo cosas buenas, regulares o erradas, como cualquier otro gobierno anterior.
Me importa un comino que Ignacio Álvarez sea un operador de la derecha. No es el único, por cierto. De hecho, Orlando Pettinati pretendió acusar al ministro Edgardo Ortuño de querer un “ascensor privado” y éste lo desmintió tajantemente. Ahí se terminó el tema. Cuando se maneja una noticia falsa se puede apelar a la verdad correctamente comprobada y documentada.
No es el caso de Cairo ni de Koch. Este último en particular fue denunciado por Leonardo Habercorkn, un periodista intachable.
Honestamente algunas argumentaciones me parecieron asombrosas: “acusan a Cairo porque es mujer y pobre”. ¿A sí…? Hay miles de mujeres pobres – con muchísimos menos recursos que Cairo – que no evaden sus obligaciones con el Estado y cumplen, sacrificadamente, con ellas.
¿O acaso vamos a argumentar que se trata de una “legalidad burguesa” que no debemos acatar? ¿O acaso vamos a argumentar que se trata de “una compañera militante de toda la vida” y hay que perdonarla? ¿O acaso vamos a argumentar que se trata de “un operativo de enchastre” pergeñado por la oposición? Señoras y señores, la oposición se está haciendo una fiesta con estos casos y es lo correcto. Así es la democracia. ¿La izquierda hubiese dejado pasar semejantes situaciones irregulares en un gobierno de la Coalición Republicana? ¡Por supuesto que no!
La oposición está actuando como tiene que ser. Que no nos agrade, es harina de otro costal. ¿Exactamente de quién es la responsabilidad de tales desaguisados? ¿De quién diablos es la culpa?
Y no vengan que en el gobierno de Lacalle Pou hubo casos similares o peores. Eso es una excusa banal. Lo que realmente importa ahora, es cómo se comportan los jerarcas de este gobierno que está ahora, legítimamente electo.
Es por lo menos raro que personas de izquierda – no todas, por cierto- hayan olvidado las lecciones de las grandes personalidades del pasado que hacían una religión de la ética en el ejercicio de la función pública.
Cuento una anécdota: Reynaldo Gargano cada vez que volvía de un viaje oficial como senador, devolvía el dinero sobrante de los viáticos. Los funcionarios quedaban asombrados y le decían que se lo guardara. Él respondía: “No. Ustedes lo que deben hacer es darme un comprobante y retornar el dinero a las arcas públicas”.
¡Cómo te extraño “Polo»!