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“Una revolución no se hace con libertad de prensa”

Lorenzo Aguirre

El pasado lunes 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, alocadas niñas irrespetuosas, militantes feministas en la movilización para celebrar dicho acontecimiento, agredieron a varios representantes de medios de comunicación, destacándose en particular el hostigamiento a periodistas y técnicos del móvil de Canal 10. Insultaron y bloquearon con las manos el lente de la cámara para no poder registrar, hecho que, desde Estudios, en pleno desarrollo del noticioso central, la informativista Blanca Rodríguez considerara que no “tenía sentido” continuar cubriendo dicha manifestación, dando orden de terminar la nota, y señalando: “no hay que estar donde no quieren que estemos”, “la gente tiene derecho a que no estemos”. Lo expresado, merece algunas apreciaciones.

En primer lugar; respecto a “la gente tiene derecho a que no estemos”, es una reflexión no ajustada a la situación, porque no ocurre en un lugar privado, un local, una institución, etc, sino en la vía pública.
En segundo término; no radica en “no se debe estar donde no nos quieren” – más allá que, en cierta forma, la Sra. Blanca Rodríguez tratara de evitar confrontaciones -, porque con esa postura tampoco cubrimos ni sacamos a luz, los horrores en una guerra, campos de exterminio, ni abordamos juicios sobre declaraciones de dictadores, torturadores, terroristas, y no registramos fotografías a proxenetas, violadores, y otros desnaturalizados convertidos en engendros.
Por lo expresado, los dichos de la mencionada informativista, es inaceptable – más allá que, horas después hiciera una revisión sobre sus palabras, y realizara los descargos oportunos – porque los periodistas tienen el deber de cubrir los hechos de interés público.
Una manifestación, es organizada y llevada adelante para ser vista, divulgada, no solo para un grupo de personas transitando por 18 de Julio, pues no se trata de una circulación fantasmagórica mientras la ciudad duerme.
La actitud de las militantes, fue tonta, y además ni se les pasó por el cableado neurológico que, justamente, cubrir a través de medios de comunicación dicho movimiento, daba aire al propio evento, proyectándolo a todo el país, no solo a los apresurados transeúntes que, por nuestra principal avenida buscaban locomoción para regresar pronto a sus hogares.
Por lo expresado, cuando se decide abandonar la cobertura porque “la gente no nos quiere”, es un comportamiento contrario al periodístico, convirtiéndose en una resolución delicada, más, si la frase viene de una imagen televisiva de supuesto fuste, con experiencia comprobada a lo largo de cuarto de siglo.

Reclamando DD.HH.,
y contra la violencia

Los Derechos Humanos, tratan – entre otras cosas – sobre la dignidad. Hablamos mucho sobre el tema, y se exige permanentemente, pero en la práctica no vemos respeto en cuanto a la Ley.
La izquierda retrógrada mira hacia un solo lado para reclamar, pero los atropellos, los que vulneran esos derechos, siendo protagonistas sosteniendo la misma ideología, son tapados, y se busca absolutismo, fiel ejemplo de oscurantismo.
Los Derechos Humanos se establecen para que, los que gozan de poder, no abusen del mismo.
Un conjunto de valores éticos y morales es la esencia en la Declaración de 1948, pero la izquierda no la tiene presente, y mientras tanto, transitan delante nuestro, protoplasmas galardonados pertenecientes a pensamientos vernáculos, descalificando en lugar de ocuparse y cumplir obligaciones para con la sociedad.
Así, nuestro país soportó – y continúa aguantando – a representantes de un Frente Amplio totalitario, con figuras patéticas como María Julia Muñoz, con su soberbia exacerbada – ¡una señora mayor, elitista y enjoyada! -, Mujica, resentido social sin valores, y una pestilente Topolansky.
Junto a ellos, sumamos a Andrade, Sendic, Bonomi, y no olvidemos a la recalcitrante Graciela Villar, manifestando: “Manini, representa la expresión larvaria de un pensamiento neofascista”… ¡pero le pedía los votos para acuerdos!… entonces, la excandidata a vicepresidente por el Frente Amplio se convertía en una “expresión larvaria neofascista”.
Villar, considera que la propiedad privada no corresponde, y si tienen deudas de impuestos, se les debe expropiar sus logros, reflexiones adornadas por un vulgar zarandeo arriba de un tablado, mostrando sus “facultades rítmicas” – por supuesto sin poder competir con chicas de felicidad estentórea, ropaje ceñido, y agudos escotes provocadores dejando ver gran parte de bondades siliconadas que hacen salir los ojos de las órbitas, a irresponsables de ingesta calórica – y prometiendo “compensaciones”, aunque viniendo de “esa corriente”, a la larga te provocará colesterol, reflujo gástrico, y trombosis cerebral.
Los tiempos actuales son difíciles, tocándonos convivir con grandes figuras de naturalidad tontera, acompañados por “bellezas” de ediciones rústicas carentes de inteligencia seductora, pero muchos se deslumbran mientras son vejados – incluso gran parte aplaude – al tiempo que, el Frente Amplio bastardea el concepto político, la esencia, y la chusma trepa al poder gracias a una mayoría fanatizada por “la ideología encima de la justicia”.
La falta de respeto es tal, que, mientras los uruguayos enfermaban, y morían por el covid – 19, la escoria bloqueaba la entrada al Hospital de Clínicas a quienes no firmaran para derogar la “Luc”.
Una mesa impedía el ingreso, y si la persona no se adhería a la causa bolchevique, le complicaban el “peaje”.
Esto, me hizo recordar cuando ante tales atropellos de ese tipo en la Udelar del 68 – ¿estábamos en dictadura?… ¡me parece que no! -, un “milico” le entregó al “fascista” Pacheco Areco un “Acta de Constancia” en el cual, informaba: “las facultades, como asimismo los centros hospitalarios, que no son controlables, realizan actividades inconstitucionales y subversivas, convirtiéndose en focos de agresión”.
Dicho escrito, fue elaborado y redactado por un “milico” llamado Líber Seregni, Inspector General del Ejército.
En el “Día Internacional de la Mujer” muchas uruguayas reclamaron derechos, y gritaron luchar contra la violencia – aunque algunas radicales agredieron a representantes de medios de comunicación… ¿sería por la expresión del “camarada” “Che”?: “ hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede llevar a cabo con libertad de prensa” -, exigiendo respeto por los derechos humanos en Latinoamérica.
El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creó una comisión para investigar abusos y violaciones a esos Derechos Humanos, como ejecuciones y torturas que, desde el año dos mil catorce, viene llevando en Venezuela el dictador Maduro, pero, en ese momento, el gobierno uruguayo – presidente José Mujica – MPP, Frente Amplio – se abstuvo de votar, y las exaltadas “ladies” junto a imberbes iconoclastas, guardaron silencio.

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