Uruguay se pone a punto
Guzmán A. Ifrán
Desde junio de 2025, el Congreso de Intendentes, en su 54ª Sesión Plenaria, desempeñó un rol determinante en el diseño del sistema de libreta por puntos. Los directores de tránsito de las 19 intendencias, bajo la coordinación de la División de Asuntos Vehiculares del Congreso, revisaron técnicamente el proyecto inicial de Unasev, presentaron modificaciones y aprobaron un documento que amplía el alcance del permiso: no solo para quienes tramiten la libreta por primera vez, sino también para renovaciones y reexpediciones. Esa deliberación, meticulosa y participativa, fue el antecedente institucional clave que permitió avanzar con legitimidad hacia la libreta por puntos.
La reciente presentación de la libreta de conducir por puntos por parte de la Unasev abre un nuevo capítulo en la historia del tránsito uruguayo. El objetivo declarado es claro: premiar la buena conducta y sancionar a quienes incumplen reiteradamente las normas. Más que una simple herramienta punitiva, se plantea como un cambio cultural destinado a transformar la forma de conducir en el país.
Así las cosas, el pasado 18 de setiembre de 2025, en la Intendencia de Montevideo, el presidente Yamandú Orsi, junto al presidente de Unasev Marcelo Metediera y el intendente Mario Bergara, presentaron oficialmente la nueva modalidad de libreta por puntos. La iniciativa fue reglamentada mediante el Decreto N° 181/025 del 2 de setiembre de 2025. Su entrada en vigencia está prevista para el primer semestre de 2026 y la implementación total del sistema se completará dentro de los 24 meses posteriores a la aprobación.
En lo esencial, el sistema funciona otorgando un capital inicial de puntos que se van restando según la gravedad de las infracciones. Quienes tramiten una libreta nueva comenzarán con 8 puntos, mientras que los conductores que ya poseen licencia vigente partirán con 12. Exceso de velocidad, consumo de alcohol o drogas al volante, uso del celular y no utilización de cinturón son algunas de las faltas que pueden generar la pérdida de puntos.
Una de las variantes que suma complejidad son las bonificaciones por buena conducta. Conductores noveles que permanezcan sin infracciones por 2 años pueden recibir +4 puntos (llegando de 8 a 12). Conductores con 3 años sin infracciones podrían obtener +2 puntos (alcanzando 14). Conductores ejemplares con 6 años sin infracciones podrían recibir +1 punto extra, hasta un máximo total estimado de 15 puntos.
En cuanto a infracciones y pérdida de puntos, algunas de las más destacadas incluyen: conducir bajo efectos del alcohol o drogas, negarse a pruebas de control o participar en carreras ilegales, que generan la pérdida total de los puntos. Otras faltas graves como el uso del celular al manejar o el exceso de velocidad que duplica el límite permitido suponen la pérdida de 6 puntos. Infracciones de riesgo medio, como conducir con licencia vencida, superar en más de 30 km/h el límite, circular sin la licencia adecuada, no usar cinturón de seguridad o casco, o no utilizar el Sistema de Retención Infantil, restan entre 2 y 4 puntos.
Si un conductor pierde la totalidad de los puntos, la libreta queda suspendida. Para particulares, la suspensión es de 6 meses; para profesionales, de 3 meses. En ambos casos, es obligatorio realizar un curso de reeducación vial y cancelar todas las multas pendientes. Una vez rehabilitado, el conductor vuelve a manejar pero con solo 8 puntos iniciales.
Para recuperar puntos perdidos sin llegar a la suspensión, existen dos caminos: los cursos voluntarios y la buena conducta. Los particulares pueden recuperar hasta 6 puntos cada 2 años, y los profesionales hasta 6 puntos por año. Además, mantenerse un período prolongado sin infracciones permite recuperar puntos de forma automática.
Más allá de su lógica normativa, los desafíos prácticos son evidentes. Identificar al conductor infractor, mantener registros precisos y garantizar la igualdad de acceso a los programas de recuperación son tareas que exigirán capacidad institucional y recursos.
Otro punto a vigilar será la transparencia. El discurso oficial asegura que la libreta por puntos no pretende recaudar más, sino regular el comportamiento de quienes ya cometen infracciones. Sin embargo, la frontera entre educación y represión puede volverse difusa si no se acompaña con campañas de sensibilización, pedagogía ciudadana y garantías de equidad en la aplicación.
Las experiencias internacionales muestran que este tipo de sistemas pueden reducir significativamente la siniestralidad, disminuir el consumo de alcohol y drogas al volante, desalentar excesos de velocidad y promover una cultura de mayor responsabilidad en el tránsito. Bien implementado, el sistema puede convertirse en un instrumento eficaz para salvar vidas y fortalecer la autoridad institucional.
En definitiva, la libreta por puntos no debe ser vista únicamente como un nuevo mecanismo de sanción, sino como una oportunidad para modernizar la convivencia vial. Si se la implementa con transparencia, equidad y capacidad técnica, puede convertirse en un paso importante hacia un Uruguay más seguro en las calles. El reto será que no quede en una mera herramienta burocrática, sino que logre generar la transformación cultural que promete.