Debilitar liderazgos criminales
Zósimo Nogueira
El crimen en nuestro país y en la región tiene una pata afuera y otra adentro de las cárceles. Lo más notorio y publicitado en la región es lo que ocurre en Brasil con el Primer Comando Capital liderado desde la cárcel por Marcos Camacho “Marcola”, que como contraparte tiene al Comando Vermelho. Cuentan con ramificaciones en el exterior y han participado en varias operaciones en Paraguay. Se ha mencionado algún acercamiento o vinculo con nuestra frontera, por ahora parece que no somos afectados por esas organizaciones criminales. Su poder es real, aunque siempre con una cuota de sensacionalismo.
No escapamos de esa realidad de vínculos interno y externo de criminales encarcelados. Ni tampoco al internacionalismo del delito, tenemos en nuestras cárceles originarios de muchos países, en especial de América.
Muchos políticos, policías y ciudadanos en general dicen de crear una cárcel de alta seguridad reuniendo en ella a lo más granado de la delincuencia y para ellos un régimen de rigor in extremis tipo el Salvador de Bukele. Digo que sí, que no.
La legislación nacional e internacional a que el país ha adherido dice de qué las cárceles no pueden ser un lugar para mortificar, estoy de acuerdo. Somos civilizados y no podemos caer en la mediocridad de comportarnos de igual manera que los criminales, ni de juzgar potencialidades por una tipificación delictiva.
Tampoco somos sacerdotes piadosos, solo aplicar la ley como se debe, como corresponde. Con firmeza y humanismo. Ajustado al mandato judicial de condena y siguiendo un orden lógico de prioridades.
Que cumpla su pena de encierro, que viva para cumplirla, esa vida ha sido puesta en custodia de la autoridad carcelaria, que sea alojado en un recinto digno, reciba atención alimentaria, en salud y asistencia jurídica cuando lo amerite y demande
Lo de reunir a los delincuentes más importantes en una cárcel como las actuales será nefasto, solo se crea un foco de poder difícil de controlar.
Si decimos que el criminal ejerce su influencia y desarrolla su actividad en ambos lados, pues se deben abordar dos situaciones simultaneas.
En el exterior identificar a criminales, reunir pruebas de su actividad, aprehenderlos y trabajando en coordinación con fiscales y jueces enjuiciarlos y obtener su condena.
La variedad de delitos es tan amplia como el código penal y tan variable como las condenas a la que están expuestos en tiempo y condición.
En cárcel tenemos dos realidades; como dice el Dr Zubia, las vip del interior, soleadas y espaciosas, y las tétricas, hacinadas e inseguras mega cárceles. Brazos gordos y sicarios.
Esos ingresos de criminales sean nuevos o reincidentes debieran ser apartados de quienes ya están recluidos, evitando la trasmisión de información del interior, imposibilitando nuclearse con afines e impidiendo presiones de unos sobre otros. Como se puede lograr esto.
Únicamente construyendo nuevas cárceles, separadas de las actuales, con poca capacidad. Tres cárceles por lo menos.
Nunca superiores a las 500 plazas, y todas las celdas individuales con su baño. A cada nuevo ingreso le haría un inventario de su alojamiento obligando a mantener el aseo e higiene de la misma. El daño a las construcciones puede dar lugar a una nueva causa, o variar su periodo de reclusión.
Respecto a esos criminales que se consideran peligrosos por sí o por sus capacidades económicas o de liderazgo deben ser trasladados gradualmente a esas nuevas cárceles pasando a un régimen de vida aislados, sin celulares, con recreos en espacios reducidos, para pocas personas y controlados por video cámaras o las tecnologías de avanzada que amerite.
Poco contacto con la autoridad carcelaria, el necesario y una guardia de reten permanente para intervención en eventuales contingencias.
Atención profesional de médicos, abogados, asistentes sociales, sicólogos, pedagogos, etc en locutorios especiales, los profesionales solo deben ingresar al celdario en ocasiones puntuales y debidamente custodiados o vigilados.
Quien quiera estudiar o ilustrarse, puede hacerlo. Nadie será obligado.
De esta manera aislando, reduciendo el trasiego de objetos, las comunicaciones, contacto con la realidad de afuera, de otros establecimientos y de esa propia unidad carcelaria es posible romper liderazgos.
Se evita la posibilidad de formar grupos de poder y se permite a cada recluso actuar independientemente y libre de presiones. La familia con sus esporádicas visitas cobra mayor valor y puede incidir en una recuperación.
Esas visitas también de ser reglamentadas y no en las condiciones de contacto corporal actuales. Estos regímenes deben ser puestos a consideración de las autoridades administrativas y legislativas que en su caso pudieran ser representadas por el comisionado parlamentario. Pero la decisión y responsabilidad debe ser siempre de las autoridades carcelarias.
Las demás unidades penitenciarias deben ser objeto de un reacondicionamiento, con espacios para estudio y para algunas actividades laborales ya que su formato edilicio condiciona estos cambios.
En estos establecimientos deben quedar espacios ociosos para traslados y aislamiento disciplinario o sanitario.
Los regímenes de vida en cada unidad penitenciaria deben ser protocolizados y los horarios uniformes para facilitar los controles de seguridad.
Bajando la incidencia de los cabecillas, reduciendo sus capacidades de organización y ámbitos de acción estaremos mejorando sensiblemente la seguridad, muchos crímenes, muchos muertes serán evitadas y estaremos iniciando un camino diferente a todo lo probado por estas latitudes.
Sin destrato ni despotismo, con firmeza.
Generando oportunidades y mejorando calidad de vida de presos y de la ciudadanía en general, fin último y principal.
Esto debe complementarse con una política de recuperación de adictos y con oportunidades para el primario absoluto que cumpla su prisión o castigo en el domicilio con tareas reeducativas o de aprendizaje de habilidades que le permitan una actividad, un sustento honesto.
Aquí también deberán intervenir los pedagogos del CNR orientando, guiando.
Debe incentivarse el aprendizaje y conocimiento de actividades con demanda, preferentemente individual, para evitar el estigma del penitenciario y hacer aclaraciones difíciles de sortear, expuestos a cuestionamientos innecesarios.
El estado puede facilitar créditos para herramientas y pequeños emprendimientos individuales.
No debe priorizarse un empleo, ni cuotificar porcentajes de actividad del estado en detrimento de los ciudadanos honestos que no han trasgredido la norma. Ayudar, colaborar, orientar pero no priorizar. Si bien hay posiciones encontradas en cuanto a la dependencia o no del Ministerio del Interior, considero que no es el momento de iniciar ningún cambio, la unidad de mando permite un flujo de información necesaria y utilizada por la policía en su lucha permanente contra el delito.