Política nacional

A seguir remando y buscando coincidencias

Zósimo Nogueira

En la batalla de titulares y simpatías batllistas se fracasó no se logró involucrar a la masa ciudadana ni concientizar sobre la importancia de liderar las negociaciones posteriores. Estamos lejos del senado romano y del mundo antiguo en donde la veteranía era sinónimo de conocimiento y como tal, venerada. Prendió más lo del gladiador y la fortaleza física. Ya tiene la impronta del Presidente haciendo la bandera. Ahora a respectar el dictamen del electorado y a empujar con fuerza hacia adelante.

Esa apatía de auto-posicionarnos como segundones garantes de la concertación le ha quitado fuerza a la pasión partidaria.  

La renovación generacional conductual ha triunfado. Tampoco es novedoso, la dirigencia inmediata de nuestro abanderado Andrés Ojeda la constituyen dirigentes históricos.

El esfuerzo humano opacado por luminarias marketineras; manufactura versus tecnología e innovación.

Ahora a llenar de contenidos esos titulares.

Propuestas que unan coincidencias y descarten diferencias y al momento negociar. Condicionando apoyos.

Que el ánimo concertista no se traduzca en sumisión. A mantener la identidad colorada.

Que la apetencia de protagonismo no se traduzca en la creación de cargos e instituciones para satisfacer egos personales y ocupar el rol de su inventiva.

Nuestro conocimiento y nuestras ideas están ahí, en estas páginas. Para servir a la nación, y mejorar la calidad de vida de nuestra población.

Seguimos encolumnados tras la figura de nuestro líder Senador Tabaré Viera y procuraremos revertir esta magra performance para mantener y expandir al batllismo a lo largo y ancho de todo el país.

Rendirse nunca; la batalla que se pierde, es la que se abandona. 

En lo mío; de cómo combatir al delito.  Cosas puntuales, sobre las que podremos discutir la forma, pero no la cuestión de fondo.

Y si no convencen, basta una mirada al pasado y reeditar las formulas exitosas de entonces, claro que adecuadas a las nuevas necesidades y tecnologías.

Sin acuerdos fiscales, con la fortaleza de la prueba y la benignidad ante su falta; mayor  protagonismo de policías y jueces.

Primero. Nuestra visión sobre cómo encarar una mejora sustancial en seguridad pública implica una reestructura en la organización policial, fortaleciendo en recursos humanos medios y vínculos con la comunidad a las unidades básicas, comisarias, unidades de investigación y sistemas de patrullaje.

Eso acompañado de responsabilizar a los mandos en cada sector en territorio o en cometidos.

Retornando al sistema jerárquico piramidal, a mayor rango menor cantidad de cargos.

Actualmente la pirámide está totalmente desvirtuada, grados con muchos cargos y otros con menos de los necesarios. Muchos caciques y pocos capataces.

 Retornar al tutelaje en control de las líneas subordinadas según el lugar jerárquico.

La carrera policial siempre fue marcada por tutorías de un grado a otro, al resquebrajarse el sistema piramidal hay notoria caída de la verticalidad de mando.  

Retornar al sistema de calificación  anterior  puntuando positiva y negativamente el desempeño funcional, meritos, de meritos, asistencia, conducta y capacidad académica aprobando los cursos habilitantes  para ascensos al grado inmediato superior. Eliminar totalmente el sistema de ascensos de la oficialidad por otro sistema, terminando con los ascensos por selección o “dedo”.

Competencia y orden de prelación con esos parámetros.

El sistema disciplinario en el punto de mira. Debe ser revisado 

Las sanciones con pérdida de libertad y/o  puntaje negativo fueron cambiadas por perdidas salariales con un todo un proceso administrativo. Hay disconformidad en superiores y subalternos.

Segundo. Blindar las fronteras con tecnología y operadores de todas y cada una de las instituciones con responsabilidad.

Buen control y seguimiento migratorio. Bienvenidos los buenos y laboriosos, rechazo a malvivientes y mal intencionados. Ciudadanía selectiva.

Represión de narcotráfico, contrabando, criminales locales y extranjeros.

Tercero. Terminar con la investigación selectiva por gravedad del delito. Todo en su justa medida. Algo de poca entidad no atendido se convierte en un  boomerang de impredecibles consecuencias.

O desaparece o germina y se transforma en algo muy potente. Por eso Jueces y fiscales deben delegar en la policía, dándole mayores potestades, como en el sistema anterior.

Es imposible que los fiscales puedan procesar la vorágine diaria de denuncias y delitos. No pueden seguir acumulando whatsapp y expedientes para estudios y resoluciones que nunca van a tomar.

Ni se puede seguir aumentando indefinidamente el número de fiscales.

Nadie habla, hay silencio sobre los costos para el erario público que significa este nuevo poder. Fiscales titulares, subrogantes, auxiliares, peritos, locales, custodias, tecnología, insumos, etc.

Una creación muy costosa que hasta ahora, no mejoro en nada al proceso penal.

Cuarto. Para mejorar la seguridad es imprescindible la acción policial en la antesala del delito, patrullando y controlando determinadas actividades.

Las compra ventas, los desarmes de vehículos, la movilidad de la población flotante, Juegos de azar, prostitución, los flujos migratorios, los ingresos de mercadería en  tránsito.

Función de contralor que en algunos rubros es extensible a otros organismos como Aduanas, Prefectura, Policía aérea, y Ministerios como el de Ganadería, o Transporte y obras públicas. Y las intendencias Departamentales.

Quinto. La violencia y el delito; en la actualidad  están muy vinculadas al narcotráfico y al consumo.

Para el narcotráfico la primera barrera es el control de fronteras, luego control carretero y los lugares de acopio, para finalmente llegar al traslado a los centros de distribución o bocas de venta.

Se habla de la panacea de solucionar todo con los allanamientos nocturnos, Una gran equivocación. Será una herramienta más, pero no mueve la aguja en los resultados  buscados.

Más bien abre una puerta de más riesgos y más oportunidades de excesos de autoridad, y posibilidad de irregularidades de toda índole.

Lo que más quiere la comunidad es terminar con esos consumidores, sin ocupación laboral que deambulan y ocupan espacios promiscuamente,

Hay que penalizar el consumo que se abastece en las Bocas.  De manera gradual, con oportunidades para desprogramar sus adicciones. Orientando, intimando y si no hay éxito con prisión y tratamiento compulsivo.

Sin consumidor, no hay consumo. Se termina el negocio del narcotráfico.

Sexto. Para reducir el tráfico, para los ajustes de cuentas, el homicidio y el sicariato hay que romper vínculos criminales.

Los vínculos y relaciones de interdependencia entre criminales operando y criminales presos.

De ahí la imperiosa necesidad de construir nuevas cárceles con otros parámetros de seguridad, alejadas de las actuales pequeñas, muy compartimentadas.

Una para los criminales más peligrosos y con liderazgos y las demás para los ingresos de manera de generar espacios de liberación de conciencias, sin las presiones del ambiente carcelario de hoy tan contaminado en donde subsiste un poder paralelo.

Buscando arrepentimientos y deseos de cambio.          

Séptimo. Para los femicidios es imprescindible contar con un hogar de acogida inmediata, con posibilidad de permanencia hasta la aprehensión del imputado y judicialización de la causa.

Terminar con esa costumbre de enviar custodia a domicilios sin las comodidades mínimas para prestar el servicio policial, sin un debido análisis de fortalezas, debilidades y puntos críticos del lugar de emplazamiento del servicio de custodia.

Con estas pocas cosas u acciones, que tendrán un costo, que en algunos casos requieren de nuevas normas, se cambia la realidad en materia de seguridad. Es cuestión de decisiones.

Estamos finalizando lo de las internas, se vienen nuevos desafíos electorales.

No es momento de concertar, es hora de contienda electoral con todos los partidos,

Para recién ahí con las asimetrías políticas logradas, acordar. Concertar para cogobernar. Gestión compartida. En sintonía y en discrepancia, con voz propia.

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