Apenas te reconozco
Ronald Pais
Querido Partido Colorado:
Me perdonarás que te escriba esta carta cuando ya nadie escribe cartas. Pero como las palabras se las lleva el viento, las imágenes son efímeras y los sonidos se disuelven en el espacio, creí que tal vez te gustaría algo de negro sobre blanco que intentara traducir este revuelto de pensamientos y sentimientos que me invade.
Tal vez sea porque ningún WhatsApp me transmitió nunca ese enorme contenido de amor que tenían las cartas de Don Frutos a Bernardina o porque ningún video de YouTube encendió mi entusiasmo como leer los escritos de José Batlle y Ordoñez.
Lo cierto es que me cuesta mucho aceptar que tú, que condujiste e hiciste grande al Uruguay durante casi toda su Historia, te hayas ido convirtiendo en algo amorfo, sin identidad, sin esencia y sin personalidad.
Seguramente no habrá sido por falta de fuentes donde abrevar el amor a la Libertad de Baltasar Brum, el sacrificio de Héctor Grauert, la valentía de Amílcar Vasconcellos, la hidalguía de “Maneco” y la tan incomprendida como salvadora gesta de Jorge Pacheco Areco.
Te han sobrado los ejemplos, te han sobrado los faros iluminando ideas, pero te están faltando protagonistas que estén a la altura de los tiempos que corren.
No me tildes de criticón porque también reconozco y valoro el papel histórico de los últimos grandes dirigentes del Partido Colorado. Tanto las Presidencias del Dr. Julio María Sanguinetti como del Dr. Jorge Batlle fueron hitos con numerosos motivos para sentirse orgulloso y defenderlas.
Otra historia es lo tuyo. Otra historia es el liderazgo de un Partido como el Pepe Batlle lo concebía y como yo creo que debería ser.
Los dirigentes con fuerte personalidad han practicado lo que yo llamo “liderazgo orbital”. ¿Qué es? Ellos piensan así: “Yo soy el sol. Todos deben girar alrededor mío como los planetas. Sin tocarse, claro está. Y los que estén más cerca son lo que recibirán más calorcito”
Desde el advenimiento de la Democracia nunca pudiste reorganizarte como debe ser. No había mucho interés de qué así fuera. ¿Por qué? Porque un partido organizado, un partido vivo, un partido fermental cuestiona, interpela, condiciona y a veces impone.
En lugar de ello, a los efectos del liderazgo orbital es mejor tener adulones y obsecuentes que, aunque no tengan los méritos y la capacidad requerida recibirán el espaldarazo del jefe y gozarán de privilegios que los rebeldes o cuestionadores no tendrán.
Sería injusto no decir que aún tienes entre tus filas hombres y mujeres muy valiosos. Tal vez no sean los que más salen en los noticieros o la televisión, pero muchos de ellos se agotan en “Esfuerzos aislados, estallidos individuales, gotas que caen en una lámina de hierro candente y se evaporan” (Batlle Y Ordoñez “Hoy y Mañana” La Razón 6/10/1881)
Hoy sos un aquelarre donde abundan advenedizos/as y trepadores/as. Carentes de solidez y coherencia en sus ideas, “posibilistas” en el sentido que Batlle distinguía de los intransigentes. Son los que navegan complacientes en la “corrección política” y en la agenda que les marca la izquierda.
Me encanta la fuerza de la juventud, pero rechazo a los imberbes de lengua sobada que no resisten dos minutos de una discusión conceptual.
Yo sé que me dirás que las citas a Batlle y Ordoñez ya pasaron de moda, que las evocaciones al ilustre sobre todo de aquel gigante ya no convencen. Puedo estar de acuerdo en las formas, Hoy es Internet, son los videos cortos en Tik Tok, pero en cuanto pienses en lo que vas a decir en 20 segundos o menos, no vas a tener más remedio que aclarar tus ideas. Y cuando lo hagas a muchos de los vocingleros que tienes hoy por “dirigentes” les vendría bien abrevar en aquellas aguas a las que han acudido poco, dominados por su superficialidad e ignorancia.
Querido Partido, en tus filas ha habido, hay y habrá hombres y mujeres brillantes. Algunos dotados de una singular inteligencia, cultos, informados y formados. También tendrás de los otros, burros con balcón a la calle, como dice Pérez Reverte. Y los más peligrosos, con iniciativa.
Pero lo que no deberías tolerar nunca es a los cobardes y me pregunto si los hombres y mujeres valientes que aún están en tus filas no sentirán una profunda vergüenza respecto a lo que ha pasado en los últimos años.
Durante cinco años de gobierno en una coalición con mayorías parlamentarias, se mantuvo en vigor una ley que retrotrae la dictadura a 1968, cuando usted gobernaba democráticamente.
Toleraste y mantuviste la vigencia de una ley interpretativa que hizo añicos la caducidad de la pretensión punitiva del Estado y que había sido ratificada por la voluntad del pueblo en dos oportunidades, tratando de evitar que nos siguiéramos revolcando en el barro del odio y en el pasado.
Dejaste que se pudriera hasta los cimientos la Fiscalía, que se flechara la Justicia y se encarcelara a viejos, en muchos casos sin pruebas, por hechos ocurridos hace más de cincuenta años.
Permitiste que Juan Pueblo siguiera bancando presuntas “reparaciones” a quienes quisieron destruir la Democracia y como si diecisiete leyes hubieran sido poco, permitiste que el Poder Ejecutivo las dejara hereditarias.
Podría seguir, pero no quiero aburrirte. Muchas más cosas en contra de la Libertad y la Justicia se hicieron en los 15 años de gobierno del Frente Amplio que no quisiste enfrentar. Y no por desatención. Deliberadamente.
Me dirás con razón que no fuiste tú, que fueron tus transitorios representantes. Perdóname. Da igual. La Historia no registrará que los inoperantes y cómplices de estas barbaridades eran Fulano o Zutano. Registrará que el que no hizo nada fue el Partido Colorado.
Para frutilla de la torta, está lo ocurrido recientemente en un Acto Solemne por los 40 años de Democracia en la Casa del Partido Colorado.
Con el debido respeto, a esos actos de autobombo a los que ya no voy más, no les veo ningún sentido. Hemos vivido en Democracia en estos 40 años, pero no porque no se hayan hecho intentos para destruirla otra vez. No ha sido por las armas donde los sediciosos perdieron. Ha sido con un trabajo de zapa, silencioso pero constante. Y así, poco a poco – con tu inacción y la de otros – coparon la Educación, el Carnaval, la Fiscalía, la Justicia, los Sindicatos y muchos medios de comunicación. Y van por más.
Entonces, estas alocuciones tan grandilocuentes como vacías no sirven para mucho.
Y así lo sintieron algunos asistentes y los que no fuimos, pero seguimos lo sucedido a través de la televisión,
Una valiente mujer se atrevió a interrumpir a José Mujica diciendo lo que muchos asistentes también pensaban. Lo que era una declaración – ojalá sincera – del peor presidente que tuvo el Uruguay, soslayaba lo que aún hoy está ocurriendo sin que se alcen voces para terminar con la intolerable situación de los presos políticos que debería ahogar antes de su nacimiento cualquier gárgara que se quiera hacer sobre la democracia.
Corresponde quebrar una lanza por el Dr. Lacalle Herrera. No escurrió el bulto y se refirió al tema. Lamentablemente no he escuchado a muchos de sus correligionarios en la misma postura.
No te extrañe entonces, querido amigo, que la lealtad partidaria se vaya diluyendo. Que la gente crea menos en vos y en el otro partido fundacional. Que crezcan los votos al Dr. Salles. ¿No te hace ruido eso? ¿No te llega ningún mensaje?
A Ximena Grignoli – convencional tuya – no sólo no le permitieron terminar de hablar (siendo que hasta Mujica le cedió la palabra). La retiraron entre algunos gritos y abucheos de la barra chica. Pero también hubo aplausos a su intervención.
Y no contentos con esa censura impuesta – nada menos que en la Sala de tu Convención – la “desvincularon” de la agrupación política que integraba.
¡Qué vergüenza!
Pero su mensaje llegó. Todo el Uruguay se enteró. Y estoy seguro de que tu corazón también.
Mañana será otro día y aún mantengo la esperanza que – en algún momento – los colorados vuelvan a hacerse dignos de vos. Porque hoy, apenas te reconozco.