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Ciclito pedales

Sofocado, nervioso, asustado, caliente, decepcionado

Por Chico La Raya (Exclusivo OPINAR)

¡Qué emoción!

Después de que la compañera intendenta Carolina cortara la cinta de la bicisenda en 18 de julio, fui el primer ciclista en largarme a  pedalear, así se lo había prometido el 25 de agosto en su visita al Comité.

Una mañana despejada de calor con poco tránsito por nuestra principal avenida, auguraban un paseo único, diferente. Con la bicisenda se habían terminado las filigranas para esquivar autos y ómnibus, una bendición!!

Arranqué suavecito con tanta mala suerte que en Andes me agarró el semáforo en rojo, no me atreví a seguir, como lo hice toda la vida, así que esperé el cambio de luz.

SOFOCADO

Un poco sofocado por el humo negro de los ómnibus, proseguí la marcha hasta Río Negro, donde nuevamente me detuvo la luz roja, pero a diferencia de lo que me sucedió en Andes, cuando se encendió la verde un Chery Kuku que subía desde Av. Del Libertador siguió la marcha para empezar a pasar con luz roja, debiendo frenar abruptamente contra mi rodilla que apenas me tocó de milagro.

NERVIOSO

Sofocado por el humo y nervioso proseguí despacio dos cuadras más hasta que en el medio de mi ruta pintada de verde, me encontré a dos muchachos de los que limpian vidrios, con sillas y baldes de jabón justo en el medio de la bicisenda.

Me detuve. Les pedí si me dejaban pasar, algo que no les gustó mucho, razón por la que tuve que esperar un momento sin que circularan autos y hacer ese tramo por su misma senda.

ASUSTADO

Sofocado por el humo, nervioso y asustado, proseguí la marcha.

Crucé la bocacalle y seguí pedaleando por el medio de 18 de julio otra cuadra, hasta Zelmar Michellini donde de frente se me venía un ómnibus que intentaba pasar una camioneta de reparto, con la mitad de su carrocería sobre la bicisenda a toda velocidad, lo que me obligó a hacer una maniobra peligrosa para esquivarlo.

CALIENTE

Sofocado por el humo, nervioso, asustado y caliente con el chofer, seguí la marcha.

Llegando a Ejido a un ritmo de pedaleo “de paseo” escuché atrás mío un ruido ensordecedor y estridente proveniente de una moto que quería circulaba por la senda de las bicicletas a toda marcha.

Me detuve y le dejé paso.

DECEPCIONADO

Sofocado, nervioso, asustado, caliente y decepcionado seguí la marcha una cuadra más y abandoné la biciCosse, por ese día ya estaba cumplido.

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