Coloradismo: radiografía al 2023
Guzmán Ifrán
¿Dónde estamos parados hoy los Colorados? ¿A quiénes representamos? ¿Quiénes nos lideran? ¿Qué estamos haciendo? ¿Para dónde estamos yendo? Éstas son preguntas que apenas unos años atrás constreñían el espíritu colorado, desestimulaban el ánimo y, por qué no, hasta nos enojaban a muchos. Demasiado tiempo anestesiados ideológicamente, paralizados orgánicamente y enfrentados entre nosotros por liderazgos divisionistas e inmaduros que, al amparo de su hegemonía electoral ganada en buena ley, hacían con ese privilegio estragos varios y grietas notorias. Excepto por un espejismo de recuperación electoral en el año 2009, todo hacía vaticinar lo peor, alimentado el equívoco presagio por algunas de las hoy tan cuestionadas Consultoras de Opinión Pública que, de forma temeraria y con cariz hasta de deseo, sueltas de cuerpo hasta lo pronosticaban.
Pero de allí hasta aquí algo cambió, y se nota. Se respira en el aire del Coloradismo. Me atrevo a decir que el Partido Colorado ha venido en los últimos tiempos recuperando su alma, su esencia. Su razón de ser. Motivo suficiente para luchar y crecer. Algo que entiendo en una primera instancia como independiente al venidero ciclo electoral, y nuestra eventual performance en él. Porque, al fin, siento las prioridades ordenadas. Hoy la obsesión no es la próxima elección sino el Partido, y lo que lo motiva a existir. Y pienso que es eso, justamente, lo que nos garantiza un futuro cierto, con sentido y sostenible; y no sacar 3, 5 o hasta 10 puntos porcentuales más bajo el influjo de candidaturas que son pan para hoy y hambre para mañana. Que en el tiro largo ya aprendimos que destruyen mucho más de lo que construyen, y tratan a la casona de Martínez Trueba como un hotel alojamiento a la que llegan, satisfacen su necesidad efímera de poder y notoriedad, para irse abruptamente sin más. Quedando los de siempre para arreglar el desastre, cuidar a los nuestros, retener a los defraudados y empezar la reconstrucción; otra vez.
Así las cosas, la ya palpable recuperación es un fenómeno extraño y multicausal, ciertamente, pero a todas luces positivo y revitalizante. Es por ello que para esta Edición 700 de OPINAR me he dado el trabajo, incompleto e imperfecto, de intentar identificar las claves de este incipiente renacer. O al menos, las que lo explican según mi análisis y perspectiva. Las clasifico en seis dimensiones diferentes, pero todas fundamentales:
1. Los sectores
Un Partido fuerte es uno de sectores fuertes, con improntas divergentes que contribuyan a la acumulación general por varias bandas, como ha ocurrido históricamente en el Partido Colorado. Y hoy eso se ha recuperado.
Dos sectores mayoritarios, Batllistas y Ciudadanos. El primero, destacado mayoritariamente en la gestión de Gobierno desde el Poder Ejecutivo, con figuras que brillan y enaltecen la gestión pública bajo todo punto de vista. El segundo, sobresaliendo en el ámbito legislativo con propuestas de avanzada, progresistas y de neto corte batllista. Y ambos, con liderazgos no oficiales pero indiscutiblemente sólidos, como lo son el del Ministro Tabaré Viera en el primer caso y el del Senador Adrián Peña en el segundo. Un Tabaré Viera que se erige, además, como el Ministro de Estado con mayor aprobación ciudadana según los últimos sondeos de opinión pública. Y no es casual. Al igual que otrora le ocurriera al asumir por vez primera la Intendencia de Rivera, que encontró fundida y caótica, se hizo con la responsabilidad de liderar el Ministerio de Turismo en circunstancias para nada ideales, logrando nuevamente poner la casa en orden primero, armar equipo y diseñar un exitoso plan de gestión después, para a la postre ejecutarlo de manera extraordinaria y con resultados a la vista. Entre su amplísima actuación en la cartera resalta con singular particularidad el fomento al Turismo Social interno, bajo la denominación de “Turismo para Todos”, una política pública magnífica y de indisimulable inspiración batllista, con el foco en los jubilados del BPS, la población juvenil y nuestros compatriotas de menos recursos.
Asimismo, dos sectores minoritarios que igualmente suman, hacen ruido y contribuyen al esfuerzo colectivo de aportar contenido y ampliar el espectro de representación. El denominado “Tercera Vía” del Diputado Gustavo Zubía, que encarna con vehemencia y convicción la lucha por un país más seguro y libre de lumpenaje, y el nobel “Vientos de Cambio” del Dr. Guzmán Acosta y Lara, que aún en batalla por su posicionamiento político hace el esfuerzo de recorrer el país y trasmitir su propuesta.
Último, pero no menos importante, los mencionados sectores coexisten en razonable armonía interna, tienen vasos comunicantes y colaboran decididamente entre sí en la gestión de Gobierno. Algo indispensable para cimentar una recuperación duradera y estructural.
2. Capilaridad territorial y proyección subnacional
El Partido mantiene su capilaridad territorial en todo el país, y trabaja activamente por la concreción de herramientas electorales que contribuyan a su robustecimiento y proliferación, como lo son la habilitación del denominado “voto cruzado” entre las elecciones departamentales y municipales (siendo además la actual imposibilidad de cruzamiento de lemas una obscena afrenta a la libertad de sufragio y por tanto también a la democracia misma), y la materialización de lemas accidentales comunes con otros partidos políticos para ganar en competitividad electoral en la dimensión subnacional.
3. Convivencia inter-generacional
Hoy la convivencia natural, el respeto general y la retroalimentación de perspectivas generacionales, es un activo fundamental del renaciente Partido Colorado. Tres generaciones Coloradas están al fin alineadas, cada una desde su contribución particular en el esfuerzo común por la construcción de la causa superior que nos mancomuna a todos. Y eso no es poca cosa.
4. Fortalecimiento institucional
A nivel orgánico e institucional el Partido Colorado atraviesa un gran momento. Su Comité Ejecutivo Nacional se reúne activamente, trata los principales temas partidarios y de la agenda pública, y se encuentra inmejorablemente liderado por un Presidente Sanguinetti que ya trascendido largamente las fronteras sectoriales y es de todos, ayuda a todos y trabaja con todos. Su generosidad es magnánima, su energía envidiable y su capacidad inconmensurable, encontrando en él y sus insustituibles aportes la reserva moral y doctrinaria más significativa y enriquecedora que de un Colorado se pueda esperar.
La Juventud Colorada a través de su Coordinadora Nacional también dice presente en la vida orgánica de forma activa, sustantiva y principalísima. Se organizan, celebran actividades y recorren el país como desde hace muchos lustros no se veía en el Partido Colorado, que ya cuenta con nueva -y buena- savia que alimenta el viejo árbol de forma decidida y con un protagonismo digno de destacar.
Las diversas Prosecretarías, asimismo, también hacen su parte. Organizan regularmente eventos, simposios, conversatorios y todo tipo de instancias que inyectan vida, contenido e insumos al reverdecer de nuestro partido.
5. Candidaturas presidenciales
La falta de candidatos ya proclamados es a priori considerada por periodistas, analistas, consultores y cientistas políticos, el Talón de Aquiles del Coloradismo al 2023. En la realidad ocurre todo lo contrario. Nos sobran potenciales candidatos y de calidad sobresaliente. A calmar la ansiedad que si en el Coloradismo actual hay un problema vinculado a las candidaturas presidenciales, no es nuestra carencia de candidatos, sino por el contrario la abundancia de perfiles, posibilidades y oportunidades que tenemos en tal sentido. Nos sobran pingos pura-sangre para correr esa carrera. Sólo hay que esperar un poco más.
6. Consideración pública
Estoy convencido que la consideración pública del Partido Colorado al 2023 ha cambiado muy favorablemente respecto de los últimos lustros. Ya no somos tildados -injustamente, pero otrora alimentado por asociaciones naturales- ni de fachos, ni de conservadores ni de reaccionarios, algo en absoluto representativo de nuestra identidad histórica, pero asentado triste y gradualmente en el imaginario colectivo. Hoy, por todo lo antedicho en este artículo y mucho más, la sociedad uruguaya nos comienza a volver a percibir como una colectividad doctrinariamente progresista, de sensibilidad obrerista y de incomparable apego a las buenas prácticas de administración de la cosa pública. En síntesis, se nos vuelve a ver como lo que nunca dejamos de ser, pero sí de parecer: Batllistas.