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Cosse, el poder y el síndrome de hubris

Daniel Manduré

La Comisión de Patrimonio Cultural acaba de denunciar, a través de su presidente, el estado de total abandono y de ausencia en el mantenimiento en el que se encuentran la mayoría de las estatuas y monumentos de nuestras principales plazas y parques, que de acuerdo su precario estado, la omisión de las autoridades municipales era de no menos de 10 años. Por otro lado, un reconocido gestor cultural como Diego Barnabè, mostraba su gran preocupación porque el Museo Blanes se llovía, preguntándose si la comuna capitalina no tendría dinero para arreglar una claraboya.

Mientras ello sucedía, por aquí la Intendenta, a su regreso de sendos viajes, primero a Barcelona y luego a Londres intentaba explicar los motivos por los que había encomendado contratar a dos artistas internacionales Lali Espósito y Daniela Mercury por más de 300 mil dólares.

El tema no es si Lali si o Lali no, si Daniel si o Daniela no. El tema radica en cuáles son las prioridades de la intendencia, cuáles son en realidad, las políticas culturales que la intendencia tiene para Montevideo y por sobre todas las cosas como se administran los dineros de todos nosotros, los contribuyentes.

La intendencia no debe funcionar como una productora comercial, dedicada a negocios y más aún si esos negocios van en pérdida. La intendencia puede apoyar, auspiciar, estimular y facilitar a que privados lo hagan.

Ya sabemos, abundan los ejemplos, que si hay algo que esta intendenta no sabe es cuidar los dineros ajenos.

Porque ella es así, hace lo que quiere, la opinión de los demás poco importa. A veces, por sus reiteradas actitudes y acciones parecería padecer el síndrome de Hubris.

Este síndrome que consiste en sentirse superior a todos, que lleva poco a poco a alejarse de la realidad.

Ese síndrome caracterizado por un ego sobredimensionado, donde la persona está convencida que no debe dar explicaciones a nadie de nada. Esa arrogancia y prepotencia que irrita a veces hasta a su propia gente. Esa palabra: “hubris” de origen griego, que significa “desmesura” y que le calza tan bien a quien hoy gobierna nuestra capital.

Los especialistas dicen que es el mal que poseen aquellos que creen saberlo todo.

Que está vinculada al poder, porque el poder los embriaga.

Ella está por encima de todo y de todos, entonces ¿cómo pueden pretender que vaya a rendirle cuentas a los “pobres curules” montevideanos en la Junta Departamental cuando se la convoca? ¿Cómo creer que ella puede ir a “perder tiempo” a las “aburridas reuniones” del Congreso de Intendentes?

Ella no está para esas “menudencias”, porque ella está para cosas grandes e importantes, como viajar a España o al Reino Unido.

Ella solo estaba en condiciones de hacer su ingreso estelar al Congreso de Intendentes para presidirlo. Al no poder hacerlo ella, era preferible que nadie más de su fuerza política lo hiciera, aún si otro tenía más derecho que ella a hacerlo.

Porque el poder lo puede tener solo ella y nadie más que ella.

Ella está para cosas importantes ¿Cómo va a ir a ver las inundaciones, la mugre y las ratas del Casavalle? Manda a su representante.

Acá lo importante es hacer ingresar “por la ventana”… a todos los guardaespaldas del expresidente Vázquez, porque acá mando yo y “debo cumplir con Tabaré”

Acá lo relevante es hacer algo grande con Lula, de neto corte partidario, y como ya recibió la llave de la ciudad en otra oportunidad, ahora le inventamos un premio nuevo, “Más Verde”. Para ello algo que no puede faltar es el merchandising y con esa finalidad se mandó confeccionar unos gorritos. Por supuesto que todo ello introduciéndole la mano en el bolsillo a los contribuyentes. El “negocio” salió 150 mil pesos en gorritos y 40 mil dólares en el acto.

Después del inmoral alquiler que en el 2015 realizó Cosse para oficinas del nuevo Ministerio de Industria por 540 mil pesos mensuales sin llamado a licitación, de los exagerados gastos que realizó en publicidad en Antel y después del obsceno costo del Antel Arena todo esto nos pueden parecer monedas. Pero no lo son, cuando hablamos de defender el dinero del contribuyente.

Una intendenta que llorisqueaba por los rincones rogando le aprobaran un fideicomiso, que anda de préstamo en préstamo, ¡no me dejan hacer obra! Gritaba, en una postura de víctima que no le sentaba bien, pero que tiene dinero para contratar artistas internacionales por 300 mil dólares, hacerle un acto político a Lula o pagarle a la murga “Agarrate Catalina” 170 mil pesos para que fuera a actuar en la fiesta de la cerveza de Santa Lucía, ni siquiera dentro de los límites del departamento donde ella gobierna.

En un presupuesto como el municipal, donde ingresan 2 millones de dólares por día, las cifras de las que hablamos son insignificantes. Pero lo que importa es el mensaje que le damos a la ciudadanía.

Un buen gobernante debería tener prioridades. Un buen administrador custodia celosamente los dineros ajenos

Hoy Montevideo está sucia y abandonada. Esa es la realidad

No necesitamos una intendencia que funcione como una productora comercial, necesitamos una intendencia abocada a la limpieza, que desobstruya cañadas, que arregle calles, que alumbre la periferia, y le brinde soluciones de saneamiento a quien no lo tenga. Que colabore y contribuya en soluciones habitacionales y de promoción de la salud de sus ciudadanos. Una Intendencia que lleve a cabo un serio trabajo de promoción cultural. Hoy hay solo iniciativas que llevan a contratar artistas para compensarlos económicamente por compromisos electorales o vínculos ideológicos. Poco más que eso.

Acá ni siquiera el problema es Cosse, acá el problema es que hay que cambiar. Pasaron 33 años, 7 diferentes administraciones frenteamplistas, todo sigue igual. Seguimos hablando de los mismos problemas.

Los ciudadanos merecemos más. Otro Montevideo es posible.

Ojalá la oposición se maneje, desde lo electoral, con la inteligencia para facilitar ese cambio y que la ciudadanía soberana, haga lo suyo.

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