Política nacional

De destierros, dictaduras y la llave de la ciudad

Daniel Manduré

En el 2022 el Ayuntamiento de Madrid aprobó retirarle la llave de la ciudad que le fuera otorgada al presidente ruso Vladimir Putin, en el año 2006. Todos los grupos lo votaron, salvo el grupo de extrema derecha VOX.

Una medida acertada la del ayuntamiento de esa ciudad, adoptada después de la infame invasión rusa al territorio ucraniano. “Putin es todo aquello contra lo que luchamos: un régimen autocrático, criminal y corrupto”, manifestaban los partidarios al fundamentar dicha medida.

Esta decisión se diferencia radicalmente con la tibieza e hipocresía de las autoridades municipales montevideanas.

Diferentes intendentes frenteamplistas le entregaron a representantes de las más sangrientas dictaduras de la región la llave de nuestra ciudad. Entre ellos a Nicolás Maduro y Daniel Ortega, dictadores, con una interminable lista de atropellos a la democracia y libertades.

Fraude electoral, violaciones a los derechos humanos, presos políticos, tortura, muerte, corrupción, han caracterizado a estos tiranos.

Ya el año pasado todos los sectores opositores al gobierno departamental de Carolina Cosse coincidieron en que había que retirarle la llave de la ciudad al dictador Daniel Ortega.

El Partido Colorado había realizado un planteo formal y concreto en ese sentido. En aquel momento el evidente fraude electoral, con todos los opositores presos fue el detonante para tal solicitud.

La respuesta de las autoridades municipales fue que no existe una normativa que permita hacerlo.

El cinismo de esa respuesta era de esperar.

No hay voluntad política, ni interés real para hacerlo, esa es la verdad.

Le generaría seguramente grandes conflictos internos a los sectores frenteamplistas que apoyan a toda aquella dictadura de izquierda que anda en la vuelta.

Si la voluntad existiera, con la anuencia de la Junta Departamental, esas decisiones se pueden adoptar, además y de ser necesario, trabajar en la modificación del digesto municipal, indicando con claridad esa posibilidad.

Hoy hay motivos suficientes para insistir con dicha medida. Las últimas decisiones adoptadas por la dictadura nicaragüense lo ameritan.

Por si algo le faltaba a Ortega y a Murillo, su mujer, era expulsar, desterrar de su país a 222 presos políticos. Los acusan de apátridas, traidores a la patria, incitar a la violencia, menoscabar la independencia y terrorismo. El aparato sandinista también le confiscó sus bienes.

Despojando además de su nacionalidad a 94 diferentes personalidades opositoras al régimen. Entre ellos a los prestigiosos escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, ambos en el exilio.

El destierro y despojarlo de su ciudadanía es para un ciudadano que verdaderamente ama su patria peor que la muerte. Pero el dictador sabe poco de eso.

Ese avasallamiento a las libertades individuales es sin dudas y por donde se lo mire violatorio del derecho internacional y de los más altos e inclaudicables valores democráticos.

Tamaña escoria no es merecedora de la llave de nuestra ciudad.

Nunca debería haberla recibido.

Es notorio que el otorgamiento de la “Llave de la Ciudad” y la consideración de “Ciudadano Ilustre” vienen en decadencia, se están devaluando considerablemente. Nunca un dictador puede ser merecedor de tan alto honor.

El Digesto Municipal en sus artículos 790 al 794, relacionado a “Reconocimientos honoríficos”, menciona que es una distinción que otorga la municipalidad a visitantes ilustres, que se distinguen por acciones altruistas, por su notorio prestigio en el campo cultural, científico, político, deportivo y sobre todo social y humanitario.

¿Dónde encaja un tirano en esa definición?  Daniel Ortega no tiene honor como tampoco méritos políticos, sociales y menos aún humanitarios.

Con acuerdos y voluntad política real podemos retirarle la llave de la ciudad al dictador.

Repito, habría que insistir en ello.

También es muy valorable y a tener en cuenta la reciente propuesta del diputado Conrado Rodríguez, quien promoverá a nivel legislativo, basándose en el artículo 75 de la Constitución, para que los nicaragüenses despojados de su nacionalidad puedan acceder a la ciudadanía legal uruguaya. 

Volviendo a la “Llave de la Ciudad”, el Frente Amplio tiene la palabra, decidir con acciones concretas de qué lado está.

O si prefiere parecerse al grupo de extrema derecha, ultraconservador

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