El batllismo. Una utopía en el siglo XXI.
Miguel Lagrotta
El 1 de marzo de 1985 asume el gobierno democrático liderado por los doctores Julio María Sanguinetti y Enrique Tarigo, luego de una interrupción democrática de doce años. La particularidad de aquella elección fue la participación de todas las corrientes ideológicas pero con restricciones profundas como políticos proscriptos, presos políticos y con un número grande de exiliados. La realidad es que en torno al accionar de las partidos Colorado y Nacional se fue conjuntando conjuntamente con partidos de izquierda un fuerte peso opositor. La necesidad siempre desarrolla la inteligencia para buscar acuerdos y aspectos convergentes para enfrentar las pequeñas brechas que tenía el proceso dictatorial. Surge así la denominada CONAPRO que realmente generó un ambiente de diálogo entre las diferentes organizaciones sociales y los partidos políticos con el objetivo de alcanzar acuerdos. La larga transición democrática se extendería hasta 1989 y con muchas más dificultades que la euforia democrática disimulaba. La deuda externa se hacía impagable, había profundas movilizaciones sociales de los gremios y los sindicatos. La verdad es que la crisis de 1982 y que se extendió por dos largos años había generado un índice de pobreza superior al 45% de la población. También, aunque normalmente se quiera disimular, hubo una gran presión del sector militar para que todo se resolviera según la tradición nacional a través de una amnistía total. El gobierno de mayoría batllista abre inmediatamente instancias de negociación colectiva a través de los Consejos de Salarios. Las cámaras empresariales se oponían tajantemente a la intervención del estado en las negociaciones por los aumentos salariales. Su propuesta era flexibilizar las relaciones laborales. Había además un tema muy espinoso que era el de los «desaparecidos» y una gran cantidad de denuncias sobre torturas y destituciones laborales arbitrarias. El 22 de diciembre de 1986 una mayoría integrada por legisladores de los partidos tradicionales aprueban una ley que en esencia determinaba la «caducidad de la pretensión punitiva del Estado respecto a los delitos cometidos por funcionarios militares y policiales en ocasión de acciones ordenadas por los mandos que actuaron durante el período de facto». Inmediatamente una organización de familiares de uruguayos detenidos desaparecidos convocó a la realización de un referéndum con el objetivo de anular tal iniciativa. El mismo se realizó el 16 de abril de 1989. La ley fue ratificada por e. 55,44%. En la década siguiente tenemos el triunfo de la izquierda en Montevideo y el Partido Nacional luego de dos décadas vuelve al gobierno nacional con mayoría herrerista. Luis Alberto Lacalle Herrera, nieto del caudillo Luis Alberto de Herrera inicia un gobierno de perfil liberal según el modelo imperante en la época definido por Consenso de Washington. Este política incluía una fuerte apertura hacia el comercio exterior y una política de privatizaciones de las principales empresas del Estado. Lo que generó mayor resistencia fue la política laboral muy flexible. Suspendió los Consejos de Salarios. En forma paralele el mundo veía la implosión de la Unión Soviética. En resumen y por un período de una década el debate fue de gestión económica y no de enfrentamientos ideológicos de la extinta Guerra Fría. La realidad era que debate se volcó en l redistribución de la riqueza y las políticas sociales. Ahora ya no será el Estado sino el mercado el que va a permitir el avance social. América latina no estaba preparada para tal esfuerzo. Los liderazgos pasaron a los emprendedores y lideres empresariales. llegamos a las elecciones de 1994 y el retorno del batllismo al poder que va a fomentar la realización de acuerdos políticos o concertaciones partidarias para poder avanzar en políticas generales. El segundo gobierno del Dr. Sanguinetti tuvo varios éxitos con reformas claves en materia de seguridad, educación y de la seguridad social pero con una visión batllista o sea gradualista y más estatista. Aun hoy aquellos críticos hoy siguen oponiéndose a los procesos de imprescindible aplicación décadas después. En 1999 con reforma electoral incluida llega a la presidencia el Dr. Jorge Batlle que resultó electo mediante el balotaje incluido en la reforma constitucional de 1996. La crisis del 2002 pegó muy duro en el electorado batllista que aun hoy no supo ver la grandeza del Partido Colorado para solucionar la crisis y dejar al gobierno siguiente una economía ordenada y un país en crecimiento. La verdad es que luego del liderazgo de Don Jorge Pacheco Areco, su declinación lenta y paulatina fue dejando fuera del partido a una derecha popular de fuerte arraigó en barrios trabajadores. Jorge Batlle, por otro lado, se radicalizó en posturas liberales económicas que lo alejaban notoriamente del batllismo tradicional. Queda claro que esta pinza expulsaba a votantes colorados, unos buscando el «Escudo de los débiles» y otros un liderazgo fuerte y resolutivo políticamente. No fue extraño que el partido llegará solo al 10% de los votos en 2004. Y la realidad actual es que el pensamiento batllista es casi nominal y el partido Colorado en una cachetada a su historia se olvidó de las diferencias irreconciliables con su tradicional adversario en una suerte de orgasmo intelectual de familias ideológicas y liberalismo económico. Tampoco se pudo ver con claridad que la crisis del 2002 fue el catalizador de un cambio histórico irreversible con el triunfo brutal en primera vuelta y con mayorías absolutas de la coalición de izquierdas y con una denominación de un lema extravagante: Frente Amplio, encuentro progresista, nueva mayoría. Queda en la historia política la evolución de la competencia del Partido Colorado y el Partido Nacional que conformaron un sistema bipartidista catch-all con posturas de todo el espectro político. En 1971 cominza el cambió con un tercero en discordia, a partir de allí ele je cambió con la simpleza del pensamiento del electoral, la cuestión era entre izquierdas y derechas. Antes del golpe Jorge Batlle había provocado un cambió radical de la 15 planteando la reducción del Estado y la liberalización del mercado, o sea un torpedo a la línea de flotación del batllismo tradicional. Esto derivó en que un sector importante del batllismo se fue a fundar el Frente. Y con ellos se fue un sentimiento y una tradición social que el partido Colorado no recuperó jamás.
Ver: Broquetas, M y Caetano, G. Historia de los conservadores y derechas en Uruguay. EBO MVD 2023.