El Partido Colorado y las falacias de la falsa oposición.
Vaz Ferreira consideraba que la falsa oposición es una de las falacias más comunes y que quienes eligen esa opción para defender una posición van dinamitando el camino a posibles soluciones. Mostrar como excluyentes dos alternativas y sin más alternativas posibles. Forzar una dicotomía, crear un falso dilema donde en realidad no lo hay. Crear divisiones, radicalizar la discusión.
Esto me pasa cuando veo la insistencia de algunos dirigentes colorados al mostrar el instrumento de la coalición republicana como ese gran demonio causante de todos los males. Se presentan números, por supuesto que los más convenientes, intentando brindarle algún grado de fortaleza a raquíticas fundamentaciones.
Lo malo no es la herramienta, es lo que hacemos con ella, como la utilizamos, que condiciones ponemos para integrarla.
No me refiero a quienes discrepan con respeto y argumentos. Tampoco a los que presentan dudas o alguna diferencia puntal porque eso es natural que ocurra con una herramienta nueva en proceso de formación, a la que hay que brindarle una forma política y electoral concreta y clara. Me refiero a quienes aparecen como sus detractores con una oposición férrea y cerrada, con descalificaciones a quienes piensan diferente. A los que condunden el debate de ideas serio, constructivo, esos debates que enriquecen y dan luz a una discusión sino a los que recurren al descalificativo chabacano y barato.
Si piensas como yo, parecerían decir, puedes integrar el selecto grupo que defiende los ideales y principios del partido colorado, si no lo haces, sos ese traidor que busca su desaparición, que pretende colocar, como se dijo, las banderas de remate en las puertas de Martinez Trueba.
Parece ser un recurso de aquellos que se oponen a la creación de una coalición intentando bombardear su credibilidad. Como que la salud del partido dependerá si vamos en un lema común o no lo hacemos.
No vamos a permitir ser furgón de cola de ninguna otra colectividad, pero tampoco estar ciego frente a la nueva realidad política. La realidad política actual no es la misma que la del 1900, ni siquiera la de cuatro décadas atrás.
Hablando desde un pedestal, desde la soberbia, poseedores de la verdad revelada, de la verdad única.
¡Que alejado que estoy de esas posturas! Tan alejado como de quienes puedan llegar a pretender ingresar a una coalición republicana sin reglas de juego claras y sin igualdad de condiciones para sus integrantes. Ni una cosa ni la otra.
Discrepamos con esa falsa dicotomía que pretenden mostrarnos los peligros que corre el Partido Colorado de avanzar en el proceso de formalización de la Coalición Republicana. Como que el proceso de crecimiento, fortalecimiento e incluso la supervivencia del partido de Rivera y de Batlle esta supeditado a si vamos solos o en coalición con otros partidos.
Tener un partido potente, creíble, fuerte, va a depender de los pasos que se sigan, del comportamiento y planificación de su dirigencia, de su liderazgo, de su accionar, incluso hasta del comportamiento militante.
Hay por lo menos dos desafíos concretos, el primero, ese arduo y constante trabajo interno a realizar a todo nivel. Que las acciones que partan desde las autoridades coloradas irradien credibilidad, seguridad. Afianzar el liderazgo. Respaldar a la dirigencia en todo el país y en sus diferentes niveles. Acordarse del interior profundo. Identificar, capacitar e impulsar cuadros dirigenciales jóvenes. Crear una estructura territorial solida a nivel nacional. Mantener intacto el espíritu colorado y batllista, ese espíritu que nos llevó a ser los constructores de la república, sus valores esenciales, ese partido liberal, laico, republicano, humanista y con sensibilidad social. Que el ciudadano en cada rincón del país sienta al Partido Colorado cercano y como lo que fue y debe ser, el gran escudo de los más débiles.
Nuestra identidad no se pierde por integrar una coalición se va a perder si no hacemos lo que tenemos que hacer. Con coalición o sin coalición.
Somos partidarios de buscar los mecanismos para que la coalición se lleve a cabo en todo el país, en los 19 departamentos, teniendo en cuenta el trabajo diferencial que hay que hacer en cada uno de ellos. Los nuevos tiempos, la nueva realidad política lo exige. Saber leer e interpretar esa nueva realidad también forma parte de nuestras responsabilidades.
Ese sería nuestro segundo desafío. Estudiar la viabilidad de la formación de un lema común que nos identifique. Un ámbito de discusión, reflexión y análisis profundo. Construyendo una base común, pero respetando las individualidades, la heterogeneidad ideológica, política y hasta en algún caso filosófica de sus componentes, con reglas claras, en igualdad de condiciones. Sin barrer debajo de la alfombra naturales diferencias que puedan surgir, que esas diferencias sirvan para potenciarnos y no para dividirnos. Unidos en la diversidad.
Donde nadie absorba al otro, sino enriquecernos en la diferencia. Donde el ciudadano tenga varias vertientes por las cuales optar, sabiendo que de su suma saldrá lo mejor para la república. Tolerante y flexible en lo que se pueda ser dentro de una negociación, pero firme e intransigente en aquellos puntos esenciales para nuestra colectividad.
Lo hace el Frente Amplio, nadie pierde perfil. Sus diferentes grupos se han alternado en la mayoría, nadie desapareció, ni nadie en el Frente amplio, planto su bandera de remate frente a su sede. Pensar así es menospreciar la historia del Partido Colorado.
El partido comunista no es lo mismo que los tupamaros, ni con los socialistas o con sectores como lo fue en su momento el astorismo.
No somos lo mismo Partido Colorado que el Partido Nacional ni tampoco con el Partido Demócrata Cristiano que es de donde proviene Mieres líder del hoy Partido Independiente, o con otros sectores que puedan sumarse, pero estoy seguro de que es posible un acuerdo común.
La Coalición Republicana vino para quedarse, si todos quienes la componen presentan el mismo empeño y tienes los gestos de desprendimiento necesarios para ello. Hay coalición en todos los departamentos o en ninguno.
Construyamos el futuro todos juntos, sin falacias de falsas oposiciones, sin descalificaciones y sin la búsqueda casi que frenética del minuto de fama que obnubila la visión de quienes hoy tiene la obligación de buscar el camino. Trabajando desde la humildad, el silencio y la tolerancia, no desde el pedestal de la soberbia y el individualismo exacerbado que no construye y que solo dinamita el camino.
Seguramente, en su momento, la convención Nacional, órgano máximo y soberano tendrá la última palabra, como debe ser.