Historia

El retorno del batllismo de 1950

La crisis de 1929: Terra y Baldomir

Miguel Lagrotta

La crisis de 1929, conocida como la Gran Depresión, tuvo un impacto significativo en América Latina y en Uruguay: la economía de América Latina estaba fuertemente ligada a la exportación de materias primas. La inversión extranjera, especialmente de Europa y Estados Unidos, era vital para el desarrollo económico de la región. La Primera Guerra Mundial hizo que la industria se modernizara de manera muy rápida para cubrir las necesidades armamentísticas. Al finalizar el conflicto, las fábricas producían mucho más que anteriormente, haciendo que la economía comenzara a crecer. Además de los millones de víctimas provocadas por el conflicto, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) también provocó cambios en el orden económico y político del planeta. El gasto público generado por la guerra fue descomunal, especialmente en Europa. Ese continente perdió un 10% de su población y un 3,5% de su capital. La deuda pública se multiplicó por seis y la creación de dinero provocó un fuerte aumento de la inflación.

Estados Unidos, por su parte, salió favorecido por el conflicto. En lo político se convirtió en la gran superpotencia mundial. En lo económico, se apoderó de mercados tradicionalmente ocupados por los europeos. Sus fábricas se modernizaron y aumentaron significativamente la producción. La posterior reconstrucción del continente europeo también generó ganancias para las empresas estadounidenses. Europa no estaba en condiciones de cargar con la crisis y el gobierno de los Estados Unidos concedió préstamos y favoreció inversiones. Sin embargo, la situación de la agricultura en los EEUU se vio perjudicada. Durante el conflicto, habían destinado una buena parte a la exportación, subiendo los precios. Al finalizar la guerra, se encontraron con un excedente que provocó bajas de precio y grandes pérdidas. Estados Unidos conoció una época de prosperidad económica durante buena parte de los años 20 del siglo XX. Su gobierno fomentó políticas que favorecían la iniciativa privada y su industria. Además, legisló para proteger a sus fabricantes frente a la competencia extranjera. Dentro de sus actuaciones para favorecer a la empresa privada, el gobierno estadounidense otorgó grandes préstamos a construcción, firmó contratos de transporte y facilitó otros subsidios indirectos. A corto plazo, esta forma de actuar hizo que la economía creciera enormemente. El consumo se disparó. En el lado negativo, esos beneficios se concentraron en unas pocas manos. El exceso de producción en la industria estadounidense favoreció la llegada de la crisis del 29. Las innovaciones técnicas provocaron un crecimiento productivo que no se reflejó en la demanda. El incremento de los precios fue mucho mayor que el de los salarios, lo que redujo la demanda y los industriales vieron cómo muchos de sus productos no se vendían. El efecto fue el cierre de empresas, el crecimiento del desempleo y la disminución de los sueldos. La agricultura pasaba por muy malos momentos. Las dos primeras décadas del siglo XX habían sido muy prósperas para ese sector y los precios de los productos aumentaron mucho. El fin de la Primera Guerra Mundial provocó el cierre del mercado exterior, generando muchos problemas para los agricultores. La situación de bonanza se trasladó a la Bolsa de Nueva York a mediados de la década de los 20. El valor de las acciones subía ininterrumpidamente y muchos ciudadanos comenzaron a especular para tratar de ganar más dinero de manera rápida. La demanda continua de acciones provocaba aún más subidas hasta que, según los expertos, se alcanzaron niveles muy por encima del valor real de las empresas. Muchos ciudadanos comenzaron a pedir prestado dinero para seguir operando en bolsa. Así, se dio la situación de que cada 100 dólares invertidos, solo 10 era en dinero real, mientras que el resto era a crédito. El llamado Jueves Negro, 24 de octubre de 1929, produjo el primer aviso de lo que se avecinaba. El estallido total se dio 5 días después, durante el denominado Martes Negro. Ese día, la bolsa y todo el sistema financiero se derrumbó de manera irremediable. En pocas horas, las acciones perdieron casi todo su valor, arruinando a millones de estadounidenses. Al principio todos trataron de vender, aunque fuera perdiendo un poco, pero el descenso de los valores fue imparable. El 23 de octubre, antes del Jueves Negro, las cotizaciones sufrieron una pérdida de unos 10 puntos. Al día siguiente, descendieron a 40 puntos. Los principales bancos del país intentaron salvar los negocios. Consiguieron inyectar en el sistema 240 millones de dólares mediante compras masivas de acciones. Produjo un alivio momentáneo. El 28 de octubre la bajada fue de casi 50 puntos. El día siguiente, el Martes Negro, Wall Street se hundió. El pánico se extendió rápidamente. En noviembre, con la situación algo más tranquila, las acciones valían la mitad que antes de la crisis. Se calcula que las pérdidas alcanzaron los 50.000 millones de dólares. El efecto, en todo caso, alcanzó a toda la sociedad. La demanda cayó bruscamente dada la gran cantidad de gente que se había arruinado. Los pocos inversores que conservaron liquidez no estaban dispuestos a arriesgar e invertir de nuevo. El crédito se detuvo, afectando a los países europeos que dependían de los préstamos de los Estados Unidos. La Gran Depresión, aunque originada en los Estados Unidos, tuvo repercusión mundial.

El PBI (Producto Bruto Interno) de Estados Unidos descendió un 10% entre el inicio de la crisis y 1933. En Francia y Alemania la caída fue de un 15%. Inglaterra se libró un poco y solo perdió un 5% de su riqueza nacional. En cuanto a los precios, la bajada de la demanda provocó que en Francia descendieran hasta un 40%, mientras que en EE.UU. lo hicieron un 25%. También afectó a varias naciones latinoamericanas, que vieron reducidas sus exportaciones de productos de manera significativa. Esto provocó problemas económicos en muchos sectores de la población. Aunque hubo variaciones según el país, en muchas partes del mundo los efectos de la crisis se dejaron notar hasta diez años después de su comienzo. Consecuencias para Uruguay: El Consejo de Vigilancia Económica fue una entidad clave durante el gobierno de Gabriel Terra en Uruguay, especialmente en el contexto de la crisis económica global iniciada en 1929. El Consejo de Vigilancia Económica fue establecido por grupos críticos a las políticas del batllismo, unificándose para presionar un cambio en la orientación de las políticas gubernamentales. Estos grupos incluían a la Federación Rural del Uruguay y otras gremiales del agro, la industria y el comercio. El Consejo orientó su campaña contra el Consejo de Administración y las políticas consideradas “socializantes” impulsadas por el batllismo. La acción del Consejo de Vigilancia Económica fue parte de la presión que culminó en el Golpe de Estado dado por Gabriel Terra. El Consejo de Vigilancia Económica jugó un papel complejo de la política económica de Uruguay durante un período de gran turbulencia económica y política. La crisis de 1929 tuvo un impacto significativo en los trabajadores y sindicatos en Uruguay, marcando un período de dificultades económicas y cambios sociales: Salarios y Costo de Vida: La devaluación del peso uruguayo y el aumento de los precios de los artículos afectaron directamente el salario de los trabajadores, incrementando el costo de vida Desempleo: La crisis provocó un aumento en la desocupación debido a la reducción de las exportaciones y la desaparición de capitales extranjeros para realizar inversiones. Sindicatos: Presión Sindical: Los sindicatos enfrentaron una presión creciente para proteger los intereses de los trabajadores en un contexto de deterioro económico. Negociaciones y Conflictos: Es probable que los sindicatos hayan tenido que negociar con más frecuencia condiciones laborales y salariales en un entorno económico adverso. Activismo Político: La crisis económica y el aumento del desempleo y la pobreza pudieron haber llevado a un mayor activismo político por parte de los sindicatos. Los gobiernos de Gabriel Terra y Alfredo Baldomir se caracterizaron por una serie de cambios políticos y sociales significativos en respuesta a la crisis económica global y las tensiones internas. Gobierno de Gabriel Terra (1931-1938): Autogolpe de Estado: Terra, elegido presidente en 1930, dio un golpe de Estado en 1933 con el apoyo del Herrerismo, disolviendo las cámaras legislativas y estableciendo un gobierno de facto. Implementó una nueva Constitución en 1934 que fortaleció el poder del Ejecutivo y terminó con el gobierno colegiado. Utilizó la represión, la cárcel y la censura para controlar a los opositores y legitimar sus acciones. Gobierno de Alfredo Baldomir (1938-1942): Transición Democrática: Conocido por el “golpe bueno” de 1942, Baldomir tomó medidas para retornar a formas democráticas. Reforma Constitucional de 1942: Convocó al Consejo de Estado de 1942 para diseñar una nueva Constitución que suprimió el “Senado de 15 y 15” e implantó un sistema de representación proporcional por partido para la Cámara Alta. Participación Política: La reforma constitucional buscó una mayor democratización y representación proporcional, lo que podría haber tenido un efecto en la dinámica y el equilibrio de poder entre los partidos políticos en Uruguay. Todos estos hechos están marcando en retorno del batllismo al gobierno. Para muchos de nosotros el mejor momento y último también.

Ver: Bertino, M y otros. La economía del primer batllismo y lo años veinte. Fin de Siglo 2005. Torres Sánchez, R. Y otros: Historia económica mundial. Eunate, España. 2018

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