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El trasfondo del dilema del águila y la paloma

César García Acosta

La carencia de una gobernanza consensuada en la coalición multicolor o republicana, que ponga el foco en la creación de un ámbito a modo de -mesa de diálogo- con el fin de administrar las diferencias internas, sobre las visiones interinstitucionales que plantea la acción cotidiana del gobierno, dejó en evidencia fallas que derivaron en la marcha atrás de la idea por transformar una pieza histórica del barco alemán Graf Spee (el águila), en un símbolo de paz (una paloma), que era parte del acorazado alemán hundido en la batalla del Río de la Plata en 1939. El debate sobre el significado de la historia, la memoria, y hasta del arte, transformó una idea en un boomerang de controversias que hasta prometía debates parlamentarios que, valorados en su contenido, pusieron fin al dilema. Los límites de la libertad vuelven a poner sombras sobre la acción de un gobierno que requiere de definiciones no pactadas en su interna, en temas que siendo menores por su envergadura política, igualmente rozan valores y concepciones que pusieron en jaque a una definición de gobierno.

El presidente de la República, Luis Lacalle, anunció este domingo que dejaba sin efecto su idea de transformar el águila del Graf Spee en una paloma de la paz. Su anuncio lo hizo en la ciudad de Melo, a dos días de su anuncio inicial en Torre Ejecutiva. En su visión, luego de las horas que pasaron, hubo “una abrumadora mayoría que no comparte la decisión”, por lo que, “si uno quiere generar paz lo primero que tiene que hacer es generar unión. Claramente esto no lo ha generado. Sigo sosteniendo que es una buena idea, pero a un presidente le corresponde escuchar y representar. Hoy hable temprano con Pablo Atchugarry y desistimos lamentablemente de la idea. Es lo que quiere la mayoría de la gente”, resumió el primer mandatario. 

El viernes 16, Lacalle había anunciado junto al escultor Pablo Atchugarry, que el águila del Graf Spee, sería fundida y convertida en una escultura de la paloma de la paz. El águila, que tiene una esvástica nazi, está bajo custodia de la Armada Nacional. Es propiedad del Estado lo cual quedó zanjado en disputa de años, que la Justicia falló a favor del Estado uruguayoa quien le reconoció su propiedad.

La idea de Lacalle fue cuestionada por diversos actores vinculados tanto al ámbito político como académico y cultural.

El escultor Pablo Atchugarry fijó también su posición en las redes sociales una vez anunciada la decisión del presidente de dar marcha atrás en la idea de convertir el águila nazi del Graf Spee en una paloma de la paz. El gestor del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry, dijo coincidir con la decisión del presidente: “la paz ha sido siempre un eje central en mi vida y en mi obra. Los seres humanos no hemos aprendido a convivir con ella y es así que las guerras y conflictos acompañan a la humanidad a lo largo de la historia, aún en la actualidad. Hace veinte años, en el 2003, realicé una instalación en mármol llamada ‘Soñando la paz’. Era el tiempo de la guerra en Irak y sentí que había que unir voces y conciencias para hacernos pensar en la paz”, comenzó un hilo de Twitter el escultor.

Y añadió: “Es por todo esto que acepté la idea del presidente de Uruguay de transformar un símbolo bélico y de horror en un símbolo de paz, de forma honoraria y sin costos para el Estado. Estoy convencido que la paz merece todos nuestros esfuerzos. Esta iniciativa, cuya comunicación generó polémica en el Uruguay, quedó definitivamente cancelada. Decisión que comparto, porque un símbolo de paz y de unión no puede nacer desde la discordia. Continuaré trabajando en la construcción de un símbolo de paz que nos ayude a acercarnos a ese ideal”.

En un fuerte contexto de controversias conceptuales sobre la historia, sus fuentes y hasta la memoria, la resolución presidencial –cuestionada también por varios dirigentes blancos como colorados- mereció en particular el reparo del socio díscolo de la coalición republicana, quien se adelantó en anunciar en forma intempestiva que presentaría un proyecto de ley para detener la iniciativa de transformación de una pieza del barco Graf Spee. De haberse abierto esta nueva brecha habría provocado un nuevo paréntesis en el conflictivo relacionamiento interno de una coalición que no ha logrado constituir una mesa de diálogo para el debate de ideas, así como para administrar el intercambio de las diferencias entre sus socios.

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