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Enemigos de la enseñanza

Daniel Manduré

Si uno expresa que las autoridades de Fenapes son enemigas de la enseñanza puede parecer una afirmación temeraria, muy dura. Pero no lo es, es real.

Esa frase expresa, nada más ni nada menos lo que el accionar de esas autoridades demuestran. Es evidencia concreta.

Paros porque si, paros porque no y paros por las dudas. Violaciones a la laicidad contínuas y licencias sindicales ilegales parecen ser el oscuro camino que han decidido transitar.

Solo saben de palos en la rueda a cualquier intento de transformación que puedan rozar en lo más mínimo ese corporativismo mal encauzado. Solo han servido para proteger intereses personales y están alejados de sus principios generales y fin primario y esencial: la educación y formación de nuestros  jovenes.

Para ello han contado con la complicidad y omisión de las autoridades educativas en los años de gobiernos frenteamplistas, que cobijaron esas prácticas.

No vamos a fundamentar nuestros dichos en reflexiones personales que poco peso o interés pueden tener, lo vamos a hacer en frases o reflexiones de diferentes actores políticos, intelectuales o especialistas en educación que han dado su visión sobre este tema.

Prefiero no pensar lo que hubiera dicho el Frente Amplio si  el Partido Colorado o el Nacional  decretaran la esencialidad de la enseñanaza como lo hizo esa fuerza política en el gobierno encabezado por Tabaré Vázquez. Hubiera ardido Troya.

Ni imaginarnos si un presidente de otra fuerza política hubiera dicho: «hay que juntarse y hacer mierda a esos gremios, ojalá logremos sacarlos del camino», como decía, refiriéndose a Fenapes, el inefable Mujica cuando  violaban lo pactado y no cumplían un preacuerdo.

Pero claro, Mujica es Mujica, se le permite todo…

José Rilla, docente  y especialista en temas educativos y quien fuera fundador de Fenapes decía en una entrevista radial hace un tiempo:» Fui fundador de Fenapes, de la que avergonzadamente me fui cuando lincharon al profesor Ricardo Vilaró», en otra oportunidad decía Rilla: «yo ni quiero hablar de Fenapes, que esta en contra de la educación» y advertía en esa oportunidad :» que mientras el Frente Amplio no rompa con la cultura Fenapes, no aportará cambios»

Asi fue, como decía Rilla el Frente Amplio no logró aportar cambios, no pudo y no supo.

Frente a una calidad educativa en decadencia y a sindicatos que hacían y deshacían a su antojo.

Una cosa es la participación y otra es el cogobierno, cada cosa en su lugar.

Decía Rilla en otra de sus intervenciones:» hay que crear condiciones para que los educadores en serio tengan su espacio y su palabra, liberados del chantaje gramsciano de los sindicatos».

Pero no solo Rilla daba su visión, también Juan Grompone, de origen marxista, brindaba su opinión en un semanario capitalino.

Decía Grompone, en una honestidad intelectual no muy común: «el único que tuvo los huevos para hacer algo en educación fue Sanguinetti en su segunda presidencia, con Germán Rama, ante la resistencia de los gremios», que incluso y no hay que olvidarlo, se oponían a las escuelas de tiempo completo. Cuando se fue Rama, continuaba diciendo Grompone «las escuelas de tiempo completo pasaron a ser la gran panacea» hablaba de: «esos militantes de la peor causa, unos inmorales que hicieron perder 10 años a los alumnos de menores recursos por sus ideas revolucionarias de escritorio». También decía Grompone, » hay que meter fierro, los cambios en la educación hay que hacerlos por la fuerza»…afirmación discutida pero que marca una realidad.

Decía Gerardo Caetano cuando Fenapes amagaba con leer proclamas reivindicativas en las aulas: «solo el pensar en ello me da pavor»…

La misma fuerza política que decretaba la esencialidad o que decían que habían que «hacer mierda a esos gremios» hoy los apoyan, en esa relación de «amantes por conveniencia»..porque ambos procuran trancar al gobierno.

La enseñanaza necesita de todos, de los que más saben, algunos de ellos injustamente radiados por un corporativismo repugnante.

Apreciaciones duras si, pero más dura y triste es ver como las familias uruguayas, sobre todo las de menores recursos esperan una educación de calidad, mientras las autoridades de los anteriores 15 años la «miraban pasar».

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