Medicina

Es para hoy

Alvaro Vero

El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr se consagró como DERECHO HUMANO fundamental por la OMS hace más de 50 años, planteando el estudio de una compleja relación entre salud-DDHH-y los problemas sanitarios.-  Significa que los gobiernos y las autoridades públicas han de establecer políticas y planes de acción destinados a que todas las personas tengan acceso a la atención de salud en el menor plazo posible.

Hoy con parsimonia y cierto hartazgo del usuario no se elaboran estrategias válidas de gestión que eviten mayores riesgos en enfermedades prevalentes degenerativas y no trasmisibles (cardiovasculares, respiratorios crónicos, diabéticos, hipertensos, obesos, y quirúrgicos) y dentro de estos últimos los oncológicos;  investigaciones científicas británicas advierten que un mes de atraso aumenta el riesgo de mortalidad entre un 6% y un 13% invitando a la reflexión.

El despistaje de un proceso maligno podrá efectuarse telefónicamente? Parecería que no y éste sistema es una alternativa de emergencia pero nunca de la calidad necesaria y eficacia necesaria.-Es complementario.-

¿Se estará ahorrando en servicios, medicamentos y distintas atenciones?

Diría que sí y que otros servicios que no están siendo utilizados según antecedentes, siguen siendo remunerados de la misma forma, es decir que el riesgo compartido lo sobrellevan los usuarios en gran parte,  y los profesionales y funcionarios  de la salud en la primera línea de atención.

¿Y quiénes tienen la responsabilidad de una atención  «expropiada»?

El Poder Ejecutivo ha asumido la guía y responsabilidad absoluta en la pandemia – exitosamente diría – pero más allá de este tema epidemiológico, la Dirección General de la Salud y las Direcciones Departamentales deben- «controlar la calidad de los servicios asistenciales para garantizar una atención de calidad y con seguridad»-(art.17 «cometidos sustantivos»).  Y en el art. 11 «aprobar y mantener actualizados los programas integrales de atención en salud que deben brindar los prestadores. ¿Se está efectuando?, ¿existe la capacidad de gestionarlos?; ¿se escuchan las redes sociales?; ¿se ven las colas asistenciales? porque en el art. 6 la «obligación es mantener actualizado un diagnóstico de situación de salud de la población…», ¿están los recursos humanos y materiales necesarios? más allá de la pandemia y la salud de los perros. ¿Y los intereses personales?

Aquí se impone la gestión de pacientes (es ahora), que sirva para mejorar las  eficiencias institucionales, haciendo su paso menos burocrático, reorientando los procesos al usuario y rompiendo con los esquemas del pasado (incluidos los presupuestos obsoletos). Mañana se pagará la inobservancia con peores indicadores de salud y mayores costos. Los cambios son estratégicos y posibles.

La gestión de pacientes empieza estrictamente con la voluntad de un cambio cultural que permita accesos al sistema de atención con menos rigideces, pensando en la demanda, el aumento de cobertura y mejorando los procesos.

Se  ha producido voluntariamente un alejamiento entre la demanda de los pacientes y lo que los establecimientos pueden y deben ofrecerles y por lo tanto es natural que la insatisfacción aumente y aparezcan intolerancias sociales difíciles de controlar.- Es esperable la masificación de la atención con esperas abarrotadas, colas, disgustos, demanda rechazada o demorada y pérdida de valor del prestador de salud.

¿Todo es culpa de la pandemia? NO, la «politiquería» clásica debe asumir sus errores y entender que la salud es una razón de estado, es quizás la demanda más sufrida y castigada cuando se junta con la  postergación y pobreza.  No  se han actuado en algunos lares con responsabilidad en designaciones «de confianza», en ignorancia de la capacitación, como si por integrar o adherir a políticos mágicamente aparezca la sabiduría, en el máximo secretismo espurio.

La erudición de ser médico, hoy con la evolución del conocimiento es algo que hay que renovar exponencialmente y más que nunca no puede ser un ejercicio individual y amateur, necesita de las organizaciones sociales y gremiales del sector salud. Lo demás es despotismo «ilustrado».

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