Política nacional

Extralimitación jurídica contra Ignacio Alvarez

Manuel Flores Silva

Creo que no conozco a Ignacio Álvarez. Estoy seguro que nunca hablé con él. Hay componentes de su estilo periodístico que no me convencen. Él está, sin embargo, enfrentando una tropelía jurídica que hiere a cualquier republicano.

La prensa tiene una función central que cumplir en una democracia. No hay democracia sin libertad de prensa. Debe haber tres poderes e, imprescindiblemente, libertad de prensa.

No opinaré sobre el caso judicial en cuestión porque, cualquiera que sea el caso, el periodista tiene derecho a informar.

Así funciona en el mundo la democracia y esa libertad de prensa no puede reducirse porque un caso está siendo investigado. No se reduce por esa causa en ningún lugar del mundo. Si no la prensa se convertiría en un mero apéndice del poder Fiscal, según es obvio.

Por primera vez vemos que un partido político va a la justicia para callar a un periodista. Amantes de Maduro, Castro u Ortega -todos ellos enemigos de la prensa libre, la justicia independiente o la autonomía de los Parlamentos- van contra Ignacio Álvarez acusándolo de exceso. Causaría gracia si no fuera patético.

El Frente Amplio contra la libertad de prensa apoyándose en un artículo que está hecho para sancionar a los participantes de un acto sexual cuyas imágenes luego difunden. Nada tiene eso que ver jurídicamente con el derecho de un periodista a divulgar lo que crea que es útil para dilucidar el caso.

Creo, pues, que Ignacio Álvarez está siendo víctima de una situación ilegal perpetrada por Fiscal y Juez que están actuando fuera de derecho. Víctima, pues, de una alcaldada absoluta. Y constituye un deber republicano solidarizarnos con él. Porque todo se sabe.

Todo funciona mal en los contenciosos penales del Uruguay.

El sistema acusatorio implantado, que sustituyó la investigación judicial de los Jueces por la de los Fiscales, está muy mal instrumentado.

Más que un sistema acusatorio garantista se convirtió en más de un 90% de los casos en un sistema de reducción ilegal de penas de los imputados. Las causas se resuelven regularmente por acuerdo Fiscal-abogados de los imputados, todo por fuera de las penas dispuestas por el Código.

La reducción de las penas se convirtió así absurdamente en la respuesta del Poder Judicial al problema social de la inseguridad.

Eso gracias a una interpretación falaz de la flexibilización de la ley hecha por el ex Fiscal de Corte Jorge Díaz.

Un mamarracho jurídico que alentó en adelante una sobreactuación del poder Fiscal. En eso se está, el gobierno de los Fiscales sin freno.

Los Fiscales, como saben todos los operadores judiciales, están menos preparados que los Jueces, lo que es decir. Lamentablemente.

Todo constituye finalmente un mal sistema jurídico con frecuentes dictámenes y fallos no justos y sin garantías para los judiciables.

Allanamientos de casa y lugar de trabajo de periodistas, intimidación de periodistas para que revelen fuentes, intentos de captura de disco duro y teléfono personal de Ignacio Álvarez con averiguación de todas las fuentes e información personal del periodista, etcétera… Cualquier cosa menos un Estado de Derecho.

Fiscal y Juez analfabetos en democracia manejando las instituciones, cual el Gran Hermano de George Orwell, contra los derechos y la Constitución.

Esta vez se llevan por delante la libertad de prensa. Nada más y nada menos. Locura.

Si está mal el Código, si las personas a cargo de aplicarlo carecen de idea sobre el funcionamiento democrático, tampoco el Fiscal de Corte (interino) actúa con tino. Ninguno.

Abre una investigación contra la libertad de prensa sin que sea papel jurídico del Fiscal de Corte darle instrucciones, ni siquiera sugerencias, a los demás Fiscales. Que deben gozar de autonomía y no están para complacer al Fiscal de Corte.

Hay algo que se llama autonomía de los Fiscales. Ahí reside una clave del sistema de Justicia y si se viola se lo derrumba. Según la ley la autonomía Fiscal la tiene cada Fiscal en sí mismo, no el Fiscal de Corte, mero administrador. Está para dar licencias, no dictámenes u opiniones.

El Fiscal de Corte designado por su amigo el anterior Fiscal de Corte, Jorge Díaz, su mentor, tiene el mismo concepto sobrevalorado de la función del Fiscal de Corte que exhibió el Fiscal Díaz y antes el Fiscal Peri. Fuera de la ley.

A ver, en medio de una concepción desorbitada de la función del Fiscal de Corte, se aplica un sistema acusatorio que da poder a los Fiscales, a los cuales se faculta para violar todas las tardes el Código de Penas, olvidando que para que un sistema acusatorio funcione debe independizarse a los Fiscales del Poder Ejecutivo. Como en toda América Latina. Falta pienso, Sancho.

En pos del derecho republicano hay que borrar todo resabio de la actuación del ex Fiscal de Corte Díaz de la faz del sistema Fiscal uruguayo. Si no siempre habrá excesos de poder Fiscal, como en este caso. Díaz fue lo peor que le pasó en el país a la idea republicana y garantista del derecho.

Cualquier persona que se tome el trabajo de informarse sabe que el actual Fiscal de Corte (interino) no puede serlo permanentemente. Tampoco se duda que sea un hombre bueno.

Pero como interino, unos meses, vaya y pase.   

Ahora hemos averiguado que ni como interino. Propició contra Ignacio Alvarez un error grave. Demostró que es Díaz.

En fin, todo un mamarracho que termina resolviendo que no haya libertad de prensa. Nada más y nada menos.

¿En serio creen que arrasan con la libertad de prensa y no va a pasar nada en este país republicano?

Cuando había dictadura no fueron los Fiscales ni los Jueces los que la echaron. Fue en gran parte la libertad de prensa. A puro coraje.

Triste país donde hay que mandar a una Fiscal y a un Juez a estudiar principios básicos del derecho que se enseña en los liceos. Que lleven de liceal, de paso, al Fiscal de Corte (interino). No digo ya que sepan lo que se enseña en las Universidades.

Que estos desnorteados jurídicos estén tomando resoluciones judiciales actualmente es un peligro: creen que detentan la suma del poder público. Eso no existe.

Hace mucho que aprendí -eran tiempos oscuros- que cuando atacan la libertad de prensa hay que agarrar la pluma de inmediato. Cuanto más ataquen a la prensa más hay que afilar la pluma: se juega la libertad de todos.

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