La herencia y el colt 38
Legítima defensa.
José Luis Ituño
Lucía terminaba su trabajo sobre Literatura. Carlitos -que ya había finalizado sus deberes- jugaba al FIFA 2020.
La más chiquita de la casa, Candela de 8 meses, dormía luego de la última mamadera nocturna.
La vida para la madre de los tres chicos no había sido fácil. Abandonada por su ex marido, menos de seis meses atrás, debió enfrentar la crianza de los hijos sola, con su trabajo en Tienda Inglesa.
-Carlitos vamos terminando el juego que ya es tarde y mañana tenés quimioterapia a las 7 de la mañana– dijo su mamá Ana María mientras secaba los últimos platos de la cena.
-Dale pibe, andá cerrando la puerta que en 10 minutos pasa el “Cangrejo” a buscarnos– le dijo el “Tuerto” al “Colmillo”
El “Tuerto” Gorostiaga regenteaba varias bocas de pasta base, y esa noche terminaba la ronda en La Blanqueada, en la “boca” del “Colmillo”.
Media hora después, en una moderna SUV Toyota, robada media hora antes, el “Cangrejo” paró delante de la “boca”. Los tres personajes partieron rápidamente.
Ana María arropó a su hijo Carlitos, el último en acostarse. Ella hizo lo propio unos minutos antes de las 12 de la noche. Los cuatro integrantes de la familia terminaron así su tranquila jornada.
El pequeño de 7 años estaba feliz por los 3 goles que Luis Suárez le había hecho al Barca en su partido del FIFA.
Al son de una estridente cumbia el “Tuerto”, que ya llevaba bebido casi medio litro de whisky, cuyos efectos contrarrestó con una dosis de cocaína, gritó “Ché Cangrejo ¿ya elegiste a quien le vamos a romper el culo?”.
-No te preocupes máquina, tengo algún datito de una vieja que guarda en su casa una plata…-
Sobre las 3 de la mañana la Toyota con los tres delincuentes paró a 50 metros de la casita de Ana María en una cooperativa de Malvín Norte. El Cangrejo se quedó al volante. El Tuerto y el Colmillo bajaron armados dirigiéndose directo a una de las ventanas de la casita.
El plan estaba armado por el Cangrejo a la perfección y no fallaría: una mujer sola, tres niños sin capacidad de defensa. Bastaba con tomar al bebe de rehén y la mujer entregaría todo el dinero.
Ana María se sobresaltó con el estruendo de un vidrio rompiéndose, que había sonado muy cerca. Se levantó, se puso una bata y al encender la luz del comedor se encontró con dos extraños enajenados que la tiraron al piso bruscamente encañonándola.
-Dále vieja donde tenés la guita que cobraste de la herencia de tu viejo- le gritó el Comillo mientras le pegaba patadas en las costillas.
-Por favor no me hagan daño……!!!!- imploraba la mujer -No sé de qué me hablan….!!!-
-¿No sabés de que hablamos perra…de la guita que cobraste hoy de la herencia de tu viejo. ¿Dónde la tenés?-
-En el Banco-
El Tuerto le gatilló un 38 corto en la cabeza -que Banco ni Banco, ya sabemos que cobraste 30 lucas y depositaste solo 15, ¿dónde tenés las otras 15?-
Ana María estaba muy nerviosa, pensando en sus tres hijos –ustedes se equivocan….!!!- gritó la mujer desesperada.
Mientras el Tuerto Gorostiaga mantenía a Ana María en el piso, el Cangrejo fue hasta la cuna de Candela la tomó bruscamente y la llevó al comedor.
-A ver si tu hija te hace recobrar la memoria-
La mujer entró en pánico y viendo al delincuente con la pequeña apuntándole una pistola 45, se quebró.
–Por favor no le hagan daño….les entregaré el dinero–
Acompañada por el Cangrejo, Ana María fue hasta una pequeña caja fuerte, oculta detrás de un cuadro, la abrió y entregó al hombre los 15 mil dólares.
Sollozando le dijo al Cangrejo –señor le pido piedad ese dinero lo necesito para el tratamiento de mi hijo Carlitos-
El hombre la miró sin ningún tipo de piedad, la empujó, tirándola al piso, donde ya estaba Candela, que lloraba mucho.
Los dos malvivientes se encaminaron hacia la puerta satisfechos ante tan “jugoso golpe” dejando atrás a Ana María con su hija en el suelo.
Abrieron la puerta y salieron tranquilamente.
En el preciso momento que abrían el portoncito del patio que da a Camino Carrasco, la noche de Malvín Norte fue testigo de dos estruendos de bala que impactaron en el Cangrejo y el Tuerto.
Ana María estaba en la puerta con un viejo revólver Colt 38.
Temblando y con los ojos llenos de lágrimas, mirando a los dos hombres que yacían en su patio moribundos dijo: -Además de los 30 mil dólares mi padre también me dejó este revolver…-
Un titular del diario EL PAÍS al otro día informó “MADRE DE 3 NIÑOS DIO MUERTE A DELINCUENTES QUE INGRESARON A SU HOGAR PARA ROBARLA”.
AUNQUE LOS ULTIMÓ EN EL PATIO, EN BASE AL ARTÍCULO 1 DE LA LUC, SE TIPIFICÓ LEGÍTIMA DEFENSA Y LA SEÑORA QUEDÓ EN LIBERTAD”
Ana María pudo llevar a su hijo a Buenos Aires donde un tratamiento especial controló su Leucemia.
Lucía se recibió de sicóloga y Candela aún vive con su mamá y estudia Educación Física.