Educación

La IA y la urgente transición en la política educativa

Claudio Rama

Los cambios tecnológicos rupturistas impulsan transformaciones en la distribución de tareas entre lo que hacen las máquinas y lo que hacen las personas y abren nuevas configuraciones de los mercados de trabajo y las formas de creación de valor y de riqueza. Ello se ha producido en todas las revoluciones tecnológicas como con la irrupción del telar, los ferrocarriles, la cadena de montaje o la computadora. Ahora este impacto se está comenzando a gestar con la introducción de la máquina-herramienta de la Inteligencia Artificial como parte de un amplio ecosistema tecnológico. Esta implicará una reestructuración en el trabajo y la redistribución de las tareas en la producción donde algunas de las actuales actividades desaparecerán en tanto que otras tareas irrumpirán, al tiempo que cambiarán las que son asumidas por las personas como las que acometerán las máquinas.

Un reciente estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) analiza algunos de estos cambios en curso y plantea que los trabajos administrativos serán los más afectados, al menos como derivación de un tipo particular de IA generativa que es la que caracteriza a las aplicaciones de GPT de OpenAI. El informe apunta que los efectos serán intensos, pero que a la vez, habrá un aumento superior de la cantidad de puestos de trabajo, frente a los que desaparecerán, pero donde la mayoría de ellos cambiarán. El informe apunta a que el eje de dichas transformaciones será una mayor complementación y simbiosis o articulación en el mundo del trabajo entre las personas y las máquinas, lo cual permitirá aumentos de productividad gracias a la IA, pero con tareas con mayores requisitos de competencias laborales y puestos de trabajo más complejos. El Informe plantea que serán los puestos administrativos los más impactados, mientras que las tareas de los profesionales si bien serán afectados, estos serán de menor intensidad relativa, y que por ende será menor la reducción de su nivel de empleo, aún cuando las tareas variarán. Incluso sugiere que los impactos serán mayores en los países de mayores ingresos en tanto sus economías tienen un mayor sector de servicios formales en su producto bruto. A partir de allí, el Informe deriva que la mayor afectación por la IA será en el sector femenino, y que dado el menor peso de las mujeres en los estudios de ciencia y tecnología, derivaría en desequilibrios futuros en su inserción laboral. Sin embargo, el estudio concluye que los niveles de los impactos finalmente dependerán de la articulación entre la velocidad del cambio y la introducción de políticas de protección y especialmente de amplias reformas en las políticas educativas y especialmente en el reciclado de competencias laborales. La transición se constituye en el eje de un escenario complejo de tiempos de cambio entre los distintos componentes, tales como las incorporaciones tecnológicas para mantener la competitividad de las empresas frente a la actualización de competencias y reestructuras educativas. Ello requiere por ende una mirada integral de los cambios tecnológicos y de la transformación de las actuales estructuras educativas con miras a facilitar y viabilizar una recomposición ante el terremoto socioeconómico que la expansión del nuevo ecosistema tecnológico y la demanda de mayores competencias laborales en IA se están produciendo crecientemente en los mercados de trabajo. En este contexto, estamos frente a nuevas oportunidades de desarrollo para muchas naciones en tanto logren insertarse en el nuevo ciclo tecnológico y del conocimiento que impulsa la IA. Esto plantea que finalmente serán los sistemas de innovación al interior de las empresas, los sindicatos en la búsqueda de soluciones para facilitar la transición y los sistemas educativos en sus reformas, los actores centrales en una inserción eficiente de las naciones en la nueva división internacional del trabajo en rápida construcción.

La educación tiene siempre su papel central por su rol como puente intemporal entre los conocimientos actuales y los mercados de trabajo futuros, en una mirada local y global. Este desafío es complejo, en tanto los trabajos del presente no están incididos por la inteligencia artificial, pero si lo estarán en el futuro cercano. El rol de las instituciones educativas y especialmente de las políticas públicas de regulación implica poner urgentemente la IA en la agenda educativa. Las lentas respuestas burocráticas, los procedimientos de exigencias documentales, los enfoques tradicionales, la rigidez de los plazos o los temores ideológicos, limitan y dificultan las capacidades de respuestas de las instituciones que requieren de autonomía y flexibilidad para introducir rápidos cambios con claras orientaciones desde el mundo gubernamental de apoyo.  

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