Historia

LA RAICES DEL GOLPE MILITAR 

El país seguía rumbo al despeñadero

Jorge Leiranes

Las principales fuerzas en pugna comenzaban a delinearse en el firmamento nacional. Con anterioridad al surgimiento de la logia militar, el 30 de abril de 1964, el Coordinador [alianza estratégica de los grupos insurgentes] se convertiría en una organización político-militar y aprueba un documento de la pluma de Raúl Sendic titulado, “Ningún cordero se salvó balando” y firmado al pie, con una clara consigna, “Ármate y espera”.En los siguientes días, en forma de pasquín clandestino, se le dio al escrito una extraordinaria difusión, en el ámbito laboral y estudiantil. El éxito de esa furtiva práctica comunicacional habría de hacerse luego muy habitual [una hoja plegada al medio prolijamente impresa a mimeógrafo denominada Carta de los Tupamaros] para arengar con una predica sagaz y reiterando machaconamente una aviesa frase, ¡Mata un Policía y te convertirás en héroe!

El 11 de marzo llegaba una nueva marcha de los cañeros de Bella Unión, acompañada de su parafernalia ya tradicional, y el 11 junio, tres cañeros asaltan el Banco de Cobranzas y luego de un tiroteo se alejan con medio millón de pesos. La sucursal estaba situada en la planta baja del edificio en el que estaba refugiado Sendic, en la clandestinidad desde el 1º de agosto del año anterior.

El último martes de ese junio, es detenido y procesado un desconocido José Alberto Mujica Cordano, de 29 años de edad, al pretender robar a un pagador, los sueldos de los trabajadores de Sudamtex. Los ocho meses que estuvo privado de la libertad, por intento de rapiña en la cárcel de Miguelete, iban a ser su primera prisión importante. Anteriormente sólo tenía registradas algunas “entradas”  en la comisaría, por el robo de flores, que luego vendía en las feria del Cerro  como producidas en la huerta de su madre. Pero, ya  para entonces egresaba instruido, mejor formado en la academia del malevaje, de los balandras y batidores, y volvía a sus flores. Iba a ser recién en 1967 que José Mujica ingresa al MLN como colaborador, junto a David Melián, relacionando a la Organización con algunos elementos vinculados al contrabando.

El lunes siguiente a la fundación de la camarilla militar el vocero del herrerismo, El Debate, parecía cobrar nuevos bríos. Luego de arremeter -sin mucho sustento, pero con desmesurado empeño- contra el Ejecutivo colegiado, promoviendo formas autoritarias; decía en su columna editorial del 31 de agosto, “El gobierno Ubede [de su mismo partido] carece de sentido de patria; de historia y de vida. Faltándole esas tres cosas, ejercer el poder debidamente, resulta poco menos que imposible. En todo caso frente a un Poder Ejecutivo anodino y débil, queda demostrado que andamos a trasmano de la época, que no es así como nuestro país logrará un mejor futuro. El gobierno ubede es una parodia del poder y lo seguirá siendo a medida que desborden los problemas, que crezca la marea social…”  y alentando nuevas intentonas golpistas, el matutino blanco -en lugar destacado de su página editorial- transcribía el discurso de José Antonio Moreno González, ex embajador del Paraguay en Montevideo, al cumplirse diez años del golpe del 8 de Mayo, que entronizó al dictador Alfredo Stroessner. Ensalzando hasta el hartazgo la figura del mandatario, decía Moreno: “…gobernante visionario, estadista educado en la escuela del patriotismo, que conoce los resortes más sensibles del espíritu dinámico (…) presenta al mundo exterior una nueva fisonomía paraguaya, signada por la paz, la armonía, el orden (…) para que el mundo en general, y la comunidad americana en particular, tome nota de una presencia robusta, la del Paraguay, país que por la gravitación de su propio impulso, asume papel preponderante en el escenario americano, y hasta se muestra capaz de ofrecer el modelo de una postura realista y sin concesiones, en esta encrucijada del momento americano”.

                            “Juro respetar y obedecer la logia y servir a mi patria”

    Había comenzado su andadura el clan militar, las ceremonias de iniciación se repetían una tras otra en las diferentes unidades. El rito de paso que cada oficial debía efectuar para ser admitido, consistía en prestar juramento delante de la bandera de artigas, en el cual los iniciados se comprometían a servir al Ejército, pero obedecer las directrices de la organización.

Según testimonios vertidos por Ballestrino a Diego Achard y guardados en el Archivo Cámpora, “…todo estaba signado por un simbolismo de patria muy hondo. Nosotros antes que en la democracia pensábamos en la patria”.

La jura radicaba en proclamar solemnemente, un escueto, pero bien significativo texto, “Juro ante la bandera del General José Gervasio Artigas respetar y obedecer la logia militar y servir a mi patria”. Se dispusieron en círculos concéntricos, batallones, compuestos por los miembros del círculo, por lo regular a las órdenes de coroneles. Los lugares de reunión eran los casinos militares de los cuarteles y los lugares de mando, en los propios despachos.

A los fundadores, Aguerrondo, Tanco, Queirolo y Ballestrino, se sumaron a continuación Esteban Cristi, Eduardo Zubía, Julio Vadora, Abdón Raimúndez, Boscan Hontou, Julio César Rapela, Iván Paulos los que rápidamente empezaron a tener mandos. Dice Ballestrino, en su testimonio, que “No se compartía la acción política, queríamos una mayor incidencia del Ejército en la conducción política del estado” -¿Pensaban en la posibilidad de dar un golpe? Inquirió el periodista. “Posiblemente se pensara… pero no estaba en los planes. (…)

Nueva intentona del general Aguerrondo

Puede que por ese entonces no estuviera en la agenda, el golpe, pero no pasó mucho para que el Jefe de la región militar Nº1, general Aguerrondo –de quien Ballestrino decía que “era un tipo de mentalidad germánica en lo militar” volviera por sus fueros, ya ahora como presidente la logia secreta.

Durante la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno,  de Alberto Héber Usher, en 1966, el general Liber Seregni, de origen batllista cuenta un episodio, poco conocido -que los escritores Blixen y Lessa refieren en sus libros- respecto a cómo [Seregni] le dio un decidido ultimátum al general Mario Aguerrondo Tallac [ascendido en 1964] cuando éste estaba pergeñando un golpe de Estado, junto al general Pablo Moratorio, entonces ministro de Defensa Nacional.

Conocido el incidente en el seno de la mayoría de gobierno, se produjo un cruce inesperado con consecuencias poco comunes. A raíz de una ceremonia en un cuartel, el Presidente del Colegiado, Alberto Héber, invitado en representación del gobierno, al saludar a los generales formados y alineados, estrecho la mano a cada uno de ellos, evitando hacerlo a Seregni y al general Santiago Pomoli [blanco independiente] que estaban uno junto al otro.

El hecho para nada pasó inadvertido. A más de crear un confuso alboroto, dio lugar al reclamo de los agraviados ante un Tribunal de Honor. Ante lo cual -y habiendo sido la sentencia, favorable a los dos oficiales- el presidente Héber se vio forzado a pedir excusas por el singular menosprecio.

Fragmentos de La Conjura de Cándido y Tartufo [Edición en desarrollo].  

—————————————-

Compartir

Deja una respuesta