La tecno política y el relato militante:
Todo bien, pero todo mal
César García Acosta
Cuando la semana que viene editemos OPINAR la ciudadanía habrá votado o no en las elecciones internas de los partidos políticos. Y lo más importante con su voto habrá decidido mantener o no las tendencias ideológicas históricas en sus conglomerados políticos, desapegándose de sus tradiciones o manteniendo la senda histórica sobre las que se formaron. Cuando se conozcan los candidatos se sabrán los perfiles. Con la mira en noviembre que será cuando en balotaje se defina el próximo gobierno, se nota al electorado fuera de clima, indiferente y rezongando.
A menos de una semana para que las urnas dicten sentencia, los políticos de todos los partidos parecen haber sido rezongados por sus electorados.
Las consultoras de opinión pública al faltar el clima electoral no pueden vaticinar resultados concluyentes. Sólo el partido del presidente –el blanco- parece tener resuelto su sucesor.
Este rezongo imaginario que sobrevuela se hace tan tangible en las críticas que políticos de los propios gobernantes hacen a sus propios gobiernos, en una especie de ejercicio electoralista, al tiempo que la oposición reconociendo los logros económicos conquistados, y más allá de la pandemia o de la guerra, aducen que lo que no hubo fue una justa redistribución de la riqueza. Es decir, que se logró con el objetivo de una mejor economía que no pudo adecuarse al reparto de justicia.
Quizá por eso las materias en debate sigan siendo la seguridad ciudadana, el empleo y la certidumbre económica.
En el coloradismo, donde ha sido más evidente esta contienda, igualmente hubo espacio para las ideas al servicio de estas necesidades insatisfechas. Justo es decir que también hubo peleas por la defensa de un liberalismo más radical para desapegarse del viejo batllismo, mientras otros reivindicaron con énfasis la premisa socialdemócrata de “tanto mercado como sea posible y tanto estado como sea necesario”. Cualquiera haya sido la matriz defendida los colorados siguieron “pescando todos en el mismo balde”.
Por eso es importante mirar la vereda de enfrente: una simple lectura del contenido producido por el Frente Amplio advierte su estrategia que asume los logros económicos del gobierno pero los critica por cuestiones de justicia social.
Un estudio de la consultora EXANTE deja en evidencia las mejoras del país en materia económica, diciendo que la evolución de los ingresos de los hogares desde 2019 a 2023, con base en la Encuesta Continua de Hogares (ECH) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) … prueba que si la población se ordena desde los hogares más pobres (izquierda) hacia los más ricos (derecha), y se los aglutina en grupos iguales de 20% (quintiles), se constatan dos fenómenos. Primero, se observa un patrón de crecimiento regresivo, en el que la situación es peor cuanto más bajo es el nivel de ingresos del hogar. Segundo, los ingresos de los hogares en 2023 solamente mejoraron para el 20% de mayores ingresos, lo que implica que cayeron para el restante 80% respecto de 2019.”
Analizando este contexto ¿qué muestran los datos presentados por Exante?. Que en los últimos días la distribución de los ingresos promedio de los hogares sin valor locativo, a nivel general y por quintiles de ingreso (esto es, ordenando la población en cinco grupos del mismo tamaño según el nivel de ingresos), el ingreso promedio de los hogares creció 0,8% entre 2019 y 2023. Por otra parte, al analizar la población desagregada por quintiles de ingresos, se observa que el ingreso real del 80% de los hogares estuvo en 2023 por debajo del nivel de 2019. Solamente el 20% de mayores ingresos está en una posición mejor que la de aquel año, y es el desempeño de estos hogares lo que explica el crecimiento general de 0,8%.
Sobre la base de la recuperación de la economía uruguaya, los datos de EXANTE muestran mejoras pero atadas a lo que definen como la evolución de la pobreza y la desigualdad. Los ingresos del primer quintil, donde se encuentran los hogares pobres, sufrieron la mayor pérdida, 2,4% respecto a 2019. Esta caída pronunciada en los ingresos de los hogares del primer quintil es consistente con el hecho de que la pobreza todavía se encuentre en niveles superiores a los registrados en 2019. En efecto, la pobreza afectó al 8,8% de las personas en 2019 y al 10,1% en 2023. Como argumenta LA DIARIA en favor de la izquierda, “la evolución regresiva de los ingresos de los hogares registrada entre 2019 y 2023 que muestran los datos de EXANTE está alineada con el aumento de la desigualdad que registran el índice de Gini y el ratio entre el 10% de mayores ingresos respecto al 10% de menores ingresos, ambos indicadores publicados meses atrás por el INE.”
Como puede observarse “todo bien, pero todo mal”.