LAS COSAS EMPIEZAN A CAMBIAR
Se perfilan candidaturas y liderazgos
El batllismo y el rol del Estado serán claves en la «campaña electoral»
César García Acosta
Era un secreto a voces: Tabaré Viera inicia su tránsito por la antesala del ciclo electoral 2025, sabiendo que le será difícil no asumir la responsabilidad de conducir el destino del Partido Colorado, más allá de los límites departamentales de Rivera.
A 500 quilómetros de la ciudad capital del país, Rivera es mirado de reojo por el espectro político como si su realidad cotidiana fuera un apéndice forzado de Brasil. Sólo los riverenses saben lo que significa la cotidianeidad fronteriza cuando se lucha contra las asimetrías territoriales.
Mejorar la calidad de vida de sus habitantes, ante la pereza gubernamental tradicional de Uruguay, no es fácil. Es que Rivera es uno de los territorios más pobres del país y menos asistido por el aparato gubernamental cualquiera haya sido el partido político en el gobierno.
Se reconoce que es difícil cohabitar con la incidencia de su ciudad gemela «Santana do Livramento», pero no es mucho lo que se hace.
Como político Tabaré Viera se ha enfrentado a la búsqueda del mejoramiento local, en particular del modo de vida supeditado tanto a la realidad del tipo de cambio, como a las políticas desiguales sobrevinientes tanto del palacio de Itamaraty, donde residen las relaciones internacionales de Brasil, como las políticas estructurales de frontera en Uruguay.
Su historia lo pone en un lugar preferente por su capacidad reflexiva, de diálogo abierto y de búsqueda constante de acuerdos.
El contexto riverense confluye en la evidente asimetría territorial en nuestro país, que afectó históricamente a los departamentos de frontera con Brasil y del Litoral Norte (un problema estructural). La realidad es que la pandemia agravó la vida en la frontera, generando una mayor asimetría donde la informalidad y el trabajo de baja productividad afectaron las coyunturas desfavorables. Estos factores, si no fuera por la acción de la Intendencia de Rivera –el Estado en la frontera- habría aún más crítica a la hora de evaluar los aspectos económicos y sociales locales que fueron enfrentadas por la Intendencia mediante una distribución más equitativa de las políticas económicas.
Generalmente para analizar la frontera con Brasil y su problemática se tienen en cuenta varios factores: la asimetría territorial, los índices de desarrollo económico departamental que clasifican tres niveles: alto, medio/alto y bajo, registrando precisamente en este último a Salto, Tacuarembó, Rivera, Artigas y Cerro Largo. Los factores negativos de mayor impacto en Rivera son el índice por trabajo conjugado con el índice de desarrollo humano. Los de menor relevancia país son Cerro Largo y Rivera.
No obstante este contexto, las políticas implementadas bajo la coordinación de la Intendencia, mitigaron los impactos negativos de la economía asociada a la región, y en vez de estallar en críticas hacia la inacción fronteriza, Tabaré Viera y su equipo lograron que Rivera fuera la marca de la diferencia, tanto cuando el plebiscito de la LUC, como antes –y por sus votos- cuando resultó triunfante la coalición multicolor en los comicios nacionales.
Para que esto haya sido así, sólo hay una respuesta a este apoyo popular: el liderazgo político.
Como político de la actual Coalición Republicana o Multicolor, Tabaré Viera sabe que tendrá el desafío de tener que reivindicar su ideología batllista en el adverso contexto, muchas veces, de las ideas de varios componentes del gobierno, de mayoría blanca, cuya supremacía se conjuga en un escenario cada más complejo. La lógica del Partido Nacional será la de profundizar las alianzas de sus agrupaciones, y eso conllevará a la desarticulación de un eventual aparato municipalista unificado, que fraccionará internas poniendo en riesgo a muchos gobiernos locales. Quizá por eso, y por ser la Intendencia de Rivera no sólo el único bastión político del Partido Colorado, y en particular del batllismo, su gestión se levante como el hecho a remarcar de la gestión del ministro de Turismo.
La importancia de los equipos políticos juegan fuerte en estos momentos, y Tabaré Viera que logró desprenderse de Rivera, igualmente –equipo mediante- mantiene su marca política inalterada. Su equipo siguió su rumbo, y primero Marne Osorio como Intendente lo hizo durante 10 años, al igual que ahora lo deja en evidencia clara Richard Sander, marcando su impronta batllista a los largo y ancho de su gestión política que reivindica los mismos principios de la gestión municipalista de Viera. Osorio había sido su director Higiene y Salud, mientras Sander fue el contador que programó los cambios estructurales de la Intendencia, en el marco de la difícil coyuntura asimetría fronteriza, que tanto impacta en los precios del consumo local.
Si algo dejó en claro el batllistmo en Rivera ha sido la integración de los equipos de trabajo sostenidos en el marco del contexto local: se puso el foco en las obras, cambiándose el empedrado de las calles, así como las sendas de los caminos de tierras coloradas, para pasar al asfalto, al cordón con cuneta, a la construcción socializante de las plazas verdes, y la creación de una red de alumbrado público de última generación, que ponen a Rivera y a su estructura edilicia, con un nítido perfil de ciudad que destaca en el interior urbanizado del país. La infraestructura ciudadana es el signo más evidente de una buena gestión, la que para poder ser considerada como tal, debe, inexorablemente, ser tangible y mostrarse.
Tabaré Viera empezó siendo diputado en los años post dictadura, y dio sus primeros pasos en la “nueva democracia” de 1985.
En el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti, ocupó el cargo de Vicepresidente de la Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL) entre 1995 y julio de 1998, y tras la renuncia de Ricardo Lombardo para disputar la pre-candidatura presidencial en las elección interna del Foro Batllista de 1998, asumió la presidencia del referido ente hasta el mes de febrero del año 2000. En el ejercicio de esa presidencia se construyó buena parte de la Torre de las Telecomunicaciones de ANTEL.
Cada campaña que enfrentó como diputado o Intendente, siempre reivindicó a la gestión como su pilar. Su base argumental siempre fue la gestión. Para este riverense “una buena gestión no gana una elección, pero no hay mejor campaña que una buena gestión.”