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No es por ahí Ojeda

Daniel Manduré

Hace algunas horas el dirigente colorado Andrés Ojeda en una entrevista para un medio, de varias que le vimos estos últimos días, declaró: “mi principal referente de la política nacional es Luis Lacalle Pou”.

No puedo discutir la libertad y el derecho de Andrés de pensar así. Puedo coincidir con él que en momentos como los actuales y también mirando hacia el porvenir, la importancia que tiene afianzar un gobierno de coalición republicana que aporte a través de bases sólidas la gobernabilidad necesaria. Como sucede en varias partes del mundo, donde las coaliciones son una realidad desde hace mucho tiempo. Puedo coincidir también en el reconocimiento y la consideración que se ganó merecidamente Lacalle Pou, en momentos difíciles, como presidente de la república y líder de la fuerza mayoritaria de esta coalición de gobierno republicana.

Pero, por lo menos para mí, como colorado y batllista, no lo puedo transformar, más allá de esos atributos personales que le señalo, en un espejo político en el cual mirarme, o como dice Ojeda en su principal referente de la política nacional.

Tenemos una misma base democrática, pero somos diferentes, pertenecemos a partidos diferentes, más allá se coincidencias y aproximaciones que llevaron al Partido Colorado, con convicción, a integrar como pilar fundamental esta coalición republicana.

La frase que utilizó Ojeda, a mi modesto entender, confunde. No fue acertada, no fue feliz.

No fue por lo menos lo suficientemente clara, en momentos en los que, sobre todo en el Partido Colorado, se debe ser muy preciso en los conceptos. Se necesita mucha claridad de acción y de decir.

Cuando sobre una afirmación puede haber más de una interpretación quiere decir que algo no está bien, que el mensaje no fue claro, que algo falló al momento de comunicar. Porque me niego a pensar que Ojeda no encuentre en la colectividad de Batlle y Ordóñez referentes, símbolos, exponentes o modelos en los cuales reflejarse y tener como guía.

O tal vez le estamos dando mucha vuelta a la cosa y al final quiso decir lo que dijo. Si fue así, está bien…aunque quien suscribe no lo comparta.

La rica historia del Partido Colorado como constructor de la república tiene referentes suficientes como para tener que recurrir a los de otra colectividad. Ni siquiera al Presidente de la República.

Menciona Andrés Ojeda en otra parte de su nota que: “es momento de priorizar la continuidad del proyecto de coalición por sobre los perfilismos y las necesidades electorales personales”.

Creo que ambas cosas no son contradictorias, él mismo con sus contínuas declaraciones públicas marca perfil propio e individual y está bien que así sea.

Respetando la coalición, su espíritu y los compromisos asumidos se puede marcar perfil. No somos robots, somos hombres y mujeres libres que piensan.

Muy diferente a esas posturas demagógicas que se salen de lo acordado y le susurran a la tribuna lo que se supone que la tribuna quiere oír, aun violando compromisos asumidos. No me refiero a eso.

No hay mejor forma de pensar que darle continuidad a futuros gobiernos de coalición republicana que revitalizar y fortalecer los partidos que lo integran.

Sin fagocitarse, sin perder identidad. Esa debe ser la prioridad desde lo partidario.

Un partido unido, fuerte, diverso y que, por fin, con vistas al futuro encuentre las candidaturas que lo impulsen. Esa diversidad de posibilidades que como opción electoral le brinden a la ciudadanía la oportunidad de elegir quien más se adecúe a su pensar.

Si uno recorre la rica historia del Uruguay, se encuentra que en todas estuvo presente el Partido Colorado, con una obra transformadora que el mundo observaba con asombro.

El Partido Colorado fue sin dudas el constructor de la república. Propuestas en muchos casos removedoras y revolucionarias desde lo social, político y cultural.

La sociedad toda viene disfrutando de esos logros, en muchos casos seguramente sin ser consciente de ello y en otros incluso desconociéndolo. Porque a veces los que cuentan la historia la deforman y en algún caso llegando a intentar apropiarse de logros ajenos.

El batllismo hizo del país una república laica por excelencia, separando estado de iglesia, pero garantizando la libertad y el respeto por todas las religiones. Un país integrador de brazos abiertos al inmigrante que huía de la atrocidad de la guerra. Un país que concedió a la mujer el derecho a divorciarse por su sola voluntad y el que garantizó sus derechos civiles. El de las 8 horas, de los consejos de salarios, el que creo por ley los liceos departamentales, la Escuela de Artes y Oficios que luego diera lugar a la Universidad de Trabajo. La de las pensiones a la vejez o la indemnización por accidentes de trabajo. El país que a través de varios intendentes colorados creara los diferentes tramos de la rambla que tanto disfrutamos hoy, que delineara los principales parques y plazas o que creara los principales edificios públicos. El mismo Partido Colorado y el mismo país donde más cerca en el tiempo creara para las familias de contextos más vulnerables los centros Caif o las escuelas de tiempo completo y los centros de formación docente en el interior.

Todos estos logros están allí, son palpables y los disfrutamos todos, nosotros, nuestros adversarios, nuestros hijos y los hijos de nuestros adversarios.

Todos somos aunque más no sea un poco batllistas incluso hasta quienes lo niegan…es muy difícil no serlo.

¿Que han existido errores? Pues claro. ¿Que algunos de sus hombres equivocaron el camino? También.

Varios han sido los tropezones últimos, sería de hipócritas no reconocerlo.

Pasa en todos los órdenes de la vida, ¿acaso, cada uno de nosotros no cometimos errores en el transcurso de nuestra vida?

Pero sin dudas los aciertos y logros se imponen por apabullante mayoría.

No sería común ni normal no equivocarse en 186 años de historia. Otros se han equivocado mucho más en 15 años de gobierno, incluso teniendo entre sus filas al primer y único vicepresidente destituido por corrupción en la vida del país y fundiendo empresas monopólicas.

Nadie va a depositar nuevamente su confianza en el Partido Colorado exclusivamente por nuestra historia por más rica y vasta que sea, la ciudadanía nos va a seguir por nuestra propuesta y nuestros aportes de cara al porvenir. Por la solidez, seriedad y credibilidad de su candidato y de sus representantes. En el futuro hay que apostar sin dudas en gobiernos de coalición. En lo partidario hay que concretar primero y consolidar después las posibles candidaturas.

Con esa rica historia de respaldo, con nuestra propia identidad, ese partido de la libertad, republicano y de justicia social.

El que nos supo tener como el escudo de los más débiles

Es muy vasta la lista de dirigentes del partido colorado que le dieron todo a la institucionalidad del país, incluso su vida.

Un partido de ideas.

El partido de Rivera, Suárez, Arena, Brum, Batlle y Ordóñez, Grauert, Batlle Berres, Maneco Flores Mora, pero también el de Tomàs Berreta, Amezaga, Aquiles Lanza, Hierro Gambardela, Adela Reta, entre tantos otros.

Por eso, estimado Andrés Ojeda, vamos a darle todos continuidad a la coalición republicana, pero sin fagocitarnos, manteniendo identidad y buscando los referentes políticos dentro de la colectividad que tanto le ha dado a la república y que seguramente, tiene tanto más para darle.

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