Retroceso electoral de Petro
Hugo Machín Fajardo
El consenso, y no la polarización, parecen ser la idea mayoritaria en la ciudadanía general, con lo que los principales partidos —Liberal, Conservador, de la U, Cambio Radical, — ganaron posiciones en los concejos de las ciudades principales, Medellín, Cali, Barranquilla, y Bucaramanga, así como en las asambleas legislativas de los 32 departamentos del país.
Las elecciones regionales y municipales del pasado 29 de octubre en Colombia determinaron un rechazo a los candidatos más cercanos al gobierno del presidente de izquierda Gustavo Petro a 14 meses de iniciado su mandato.
La concurrencia a las urnas de más de 23 millones de colombianos abarcó al 57% de los ciudadanos habilitados. En las elecciones presidenciales de 2022 lo hizo el 58,17%, el porcentaje más alto desde 1998.
La policía reportó 19 asonadas contra centros electorales el día de los comicios. En la víspera del domingo, una turba incendió una oficina de la Registraduría Nacional ubicada en el municipio de Gamarra, a 585 kilómetros de Bogotá en el centro-norte colombiano, con el saldo de una funcionaria fallecida y cuatro heridas.
La campaña electoral estuvo caracterizada por extrema dureza y agravios entre candidatos; recrudeció la violencia no solo contra candidatos, sino también contra electores y, según la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), 37 personas fueron asesinadas durante la campaña y 51 sufrieron un atentado, desde el 29 de octubre de 2022, fecha de inicio del calendario electoral, al 25 de octubre de 2023.
El secuestro de los padres del futbolista colombiano Luis Díaz, que defiende al Liverpool de Inglaterra, ocurrido el sábado previo a la elección, se sumó a este panorama. La madre de Díaz, Cirelis Marulanda, fue rescatada horas después, pero el padre, Luis Manuel Díaz permanecería en poder de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con quien el Gobierno había acordado un cese al fuego bilateral.
La ciudadanía colombiana mantuvo una vocación de cambio expresada desde el plebiscito convocado por Juan Manuel Santos en 2016. Ese sentimiento ha buscado en diferentes actores— Petro, el excandidato presidencial Rodolfo Hernández, en la actual vicepresidenta Francia Márquez, en Juan Daniel Oviedo, segundo candidato más votado a la alcaldía de Bogotá el domingo 29 de octubre, un economista, ex director del Departamento de Estadísticas, — concretar un despegue de la manera tradicional de hacer política en Colombia. Los resultados en las urnas determinaron que tampoco es de recibo la propuesta petrista de movilizarse en la calle para asegurar su plan de gobierno, ni el discurso confrontacional en ocasiones asumido por el jefe de Estado.
El consenso, y no la polarización, parecen ser la idea mayoritaria en la ciudadanía general, con lo que los principales partidos —Liberal, Conservador, de la U, Cambio Radical, — ganaron posiciones en los concejos de las ciudades principales, Medellín, Cali, Barranquilla, y Bucaramanga, así como en las asambleas legislativas de los 32 departamentos del país.
En Bogotá el candidato del centro Carlos Fernando Galán, hijo del líder liberal Luis Carlos Galán, asesinado en 1989 en un crimen atribuido a una alianza entre agentes del Estado y el narcotráfico, ganó la alcaldía en primera vuelta, y el senador Gustavo Bolívar del oficialista Pacto Histórico quedó tercero. Esta derrota gubernamental en la capital del país es llamativa, pues en las elecciones nacionales de 2022, Petro, quien fuera alcalde de Bogotá (2012-2016), obtuvo un triunfo resonante, y sin embargo, en estas elecciones municipales Galán ganó en 19 de las 20 localidades de la capital colombiana.
En las otras dos grandes ciudades capitales Medellín y Cali también gobernadas por alcaldes cercanos a Petro, triunfaron opciones opuesta —Federico Gutiérrez— y ajena al oficialismo, Alejandro Éder, respectivamente.
LOGROS DE PETRO: en su primer año Petro logó mayorías parlamentarias que le permitieron aprobar la reforma tributaria y el Plan Nacional de Desarrollo. También desde el Ministerio de Agricultura encaminó una reforma agraria concertada con la federación de ganaderos (Fedegan) a partir de la compra de tres millones de hectáreas.
Pero la persistencia en su idea de cómo reformar la salud, generó la primera crisis ministerial. Varios ministros con perfil técnico (José Antonio Ocampo, Cecilia López, Alejandro Gaviria) fueron destituidos por sugerir modificaciones a la reforma sanitaria.
Las otras reformas clave prometidas por Petro, previsión social y laboral, están en cuestión, al igual que la de la salud — que ya determinó la caída de la ministra Carolina Corcho—, dependiendo de la capacidad de negociación del Poder Ejecutivo con las diferentes bancadas legislativas. Ya no cuenta el Gobierno con las mayorías del primer año.
Su política de «paz total» no ha tenido los resultados esperados aún, y ha sido seriamente cuestionada por la oposición, así como por el fiscal general, quienes ponen en duda la institucionalidad de algunas de las medidas. Las mesas de diálogo con los diferentes grupos en armas donde hay antiguas guerrillas y clanes del crimen organizado, no generan apoyo mayoritario.
Episodios como el ingreso de dinero ilícito a la campaña electoral de Nicolás Petro, hijo del presidente Petro, electo concejal en el departamento del Atlántico en 2019, procesado por enriquecimiento ilícito y lavado de activos; así como las amenazas telefónicas de revelar irregularidades de la campaña electoral del presidente Petro, proferidas por el entonces es embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti, contra la mano derecha del jefe de Gobierno, Laura Sarabia; y la imputación de la Fiscalía a militares adscritos a la Presidencia, presuntamente involucrados en «varias actuaciones irregulares», entre ellas la utilización de un polígrafo contra una ex niñera de Sarabia; necesariamente mellaron la imagen presidencial en sectores de la ciudadanía.
Si bien Petro reconoció en un mensaje al país retransmitido por radio y TV que el Gobierno debe escuchar el mandato de las urnas; en su cuenta de X destacó como victorias propias los resultados electorales de la coalición de gobierno en nueve departamentos y en 21 alcaldías.
Según el analista Pedro Medellín la votación «deja reducida a la izquierda a poco más del 10% del total de la fuerza electoral en las regiones, y algo más del 8% en las municipales».
En opinión de Juan Esteban Lewin, redactor jefe de El País América, Colombia, el resultado electoral demuestra que «hay giros contrarios a la administración existente. Hay un regreso al statu quo, que es lo contrario de lo que pasó hace cuatro años en que el statu quo se rompió. Retorna el statu quo, pero no hay partidos políticos como tales, sino coaliciones que activaron la maquinaria electoral».
En el presente hay 36 partidos políticos que avalaron candidatos para estas elecciones. «Salió a votar el cansancio de la ciudadanía. Hay un cansancio un desgaste del candidato local, apoyado a la imagen de Petro. No es un atrincheramiento de las elites», en opinión de Carlos Arias, asesor de políticas de comunicación y docente de Especialización en Marketing Político y Estrategias.
Otro politólogo, también entrevistado en el programa Hora 20 de Caracol Radio, Yann Basset, Doctor en Ciencia Política de la Universidad de París III (Francia), sostiene que en las elecciones regionales hubo «un giro la derecha»; que se «verifica el triunfo de los operadores políticos» y que «la política en las regiones seguirá presa de estructuras partidarias. Los partidos son federaciones lasas de estructuras políticas y eso es un obstáculo al desarrollo del gobierno nacional porque falsea la forma de vincularse entre centro y periferia».