Política Internacional

Revés para Macron en regionales francesas

Lorenzo Aguirre

Hace apenas unos días el presidente francés, Emmanuel Macron, recibió un total fracaso en la primera rueda de elecciones regionales, revés no solo para una posición de “centro”, sino de forma más acentuada para la ultraderecha – cuyo líder es Marine Le Pen -, hecho que presenta un futuro totalmente incierto de cara a las presidenciales del próximo año. “La República en Marcha” (LREM), del sector oficialista, quedó muy atrás en las trece áreas metropolitanas, mientras en los Altos de Francia la derrota fue total pese a que, Emmanuel Macron, había reforzado con cinco de sus ministros, la contienda electoral.

Como señaláramos, no solo Emmanuel Macron, y su partido “La República en Marcha”, de perfil socioliberal – supuestamente buscan mantener una posición equidistante tanto del comunismo como del capitalismo a través de una economía mixta, pero pauta en su parte política una línea centroizquierda fluctuando entre la socialdemocracia y un liberalismo progresista –, quedaron relegados en cuanto a votación, sino, que, la “RN”, “Agrupación Nacional” – de extrema derecha, euroescéptica, cuya líder es Marine Le Pen, eurodiputada influyente en el Parlamento Europeo -, no llegó ni siquiera al mínimo marcado en las encuestas de último momento.

Le Pen, logró un primer lugar solo en una región – en el año dos mil quince, lo hacía en seis -, y por más que se diga, “en la segunda vuelta se demostrará la verdad” – expresión ridícula -, las cartas parecen estar echadas y no habría favorables cambios sustanciales, más bien podría decirse resultados todavía peores.

Guste, o no, estas “Regionales” fueron una verdadera dura bofetada para el mandatario francés, y decimos “dura”, porque, aquí, la estrategia de Emmanuel Macron, y su “LREM” fue no debilitar a la izquierda, sino a una derecha tradicional, “Los Republicanos” – los cuales se llevaron el primer puesto en seis regiones -, para llegar a los comicios del próximo año solo con la rivalidad de Le Pen, quien, frente a Macron, no tiene incidencia en esa disputa pues la derecha “de siempre”, obviamente se inclinará por el actual presidente.

Pero, la realidad, demostró que, los representantes de esa derecha tradicional, como Xavier Bertrand, y Valérie Pécross, están arriba en los resultados, los cuales les servirá de plataforma para proyectarse en el año dos mil veintidós.

Ahora, el escenario político se desdibuja, y Emmanuel Macron está elaborando de forma urgente una gira por las provincias, para un “reencuentro con amigos”, y llevar adelante una reactivación.

A decir verdad – quizá -, el presidente francés necesitará tranquilidad y meditación profunda para llegar a una revisión, reorientar aspectos de los cuales muchos tendrían que contar con propuestas fortalecidas de cara a los próximos cinco años que pretende incorporar a su mandato, y sus reflexiones deberían quedar impregnadas en esa carrera donde, en pocos meses, ingresa en la recta final.

Pero, Macron, no solo tiene que poner énfasis para estimular asuntos internos y nivelarlos, sino prestar mucha atención y cuidado en cuanto a su política exterior, más teniendo presente que, en el próximo período de gobierno, Francia, no contará con el apoyo de Alemania, a través de la canciller Angela Merkel.

El mandatario francés parece encontrarse nervioso, con demasiado pulso de codicia, pretendiendo gozar una futura hegemonía en la Unión Europea.

Antes, Macron, deseaba ser parte de una unificación franco-alemana para tener dominio en el bloque, pero, ahora, le aflora un europeísmo bonapartista, acontecimiento que, estoy seguro, la izquierda ha palpado, y no perderá tiempo en comenzar a manifestar que, Macron, pretende instalar una “monarquía presidencialista”.

Todo, traerá aparejado pautas hacia nuevas rutas en los lineamientos políticos, económicos, sociales, modificando estructuras en los sistemas en una época cuyos vientos giran entre fascismo, comunismo, anarquismo, separatismo, posturas inconformistas, divisiones polarizadas, y por doquier, atropellos de uno y otro bando.

En los últimos tiempos está dejando de existir estabilidad en las posiciones políticas europeas, y se habla hasta el cansancio de globalización, sin embargo, majaderamente, manifiestan que debe primar la unidad, para una reunificación armoniosa.

La realidad, es algo diferente, porque cada vez son más notorios los extremos en los arcos parlamentarios, donde se percibe intolerancia por parte de una estructurada y retrógrada izquierda, y una ultraderecha fascista que considera a la Unión Europea como un verdadero cáncer.

En estas “Elecciones Regionales” la abstención estuvo por encima del sesenta por ciento (60%), y por más que se diga, “son comicios marcados por la salida de la pandemia”, para un país tan particular como es Francia en cuanto a conceptos y formación sobre valores libertarios y reivindicaciones sociales, la verdad, es inquietante, porque, el hecho, no solo ocurrió en las presidenciales de dos mil diecisiete, sino, antes, en las parlamentarias, demostrando marcada irresponsabilidad, y desinterés cívico.

El presidente Emmanuel Macron no está siendo firme respecto al islamismo radical – el cual niega las Leyes de la República, adoctrina jóvenes, y además financia a extremistas -, y Francia se está convirtiendo en un centro neurálgico para yihadistas del Estado Islámico, quedando demostrado cuando el gobierno de Macron debe cerrar más de doscientos locales comerciales, cerca de quince establecimientos culturales, y media docena de escuelas que encubrían actividades radicales de adiestramiento, todo lo cual significa menos de un quince por ciento del potencial terrorista.

A lo expuesto, es necesario agregar la intensa acción retórica xenófoba desplegada por la extrema derecha, pero el mandatario francés mantiene solamente “proyectos” políticos – religiosos, los cuales, quedan simplemente, en eso.

Más allá de lo expresado es oportuno recordar que, en buena medida la “Unión Europea” ha estado involucrada en el financiamiento de la “Autoridad Palestina” – en los últimos tres años alrededor de dos mil ochocientos millones de euros destinados para los desarrollos en Cisjordania, y la Franja de Gaza, la cual es dominada por la organización terrorista Hamás -, pero el vínculo económico por parte de Francia poco ha servido, pues los palestinos no quieren al bloque, como mediador.

Mientras tanto, en el Parlamento Europeo los fatigados y enfermos de tortícolis prefieren seguir debatiendo la situación en Medio Oriente, con un comportamiento “aplomado, sin precipitaciones, porque los hechos definirán las acciones a tomar”.

¡Si!… “¡es cuestión de esperar… los próximos atentados, y muertes, también definen”!

Compartir

Deja una respuesta