TITANIC II
Alvaro Vero
Hemos publicado en estos 2 años cerca de 400 notas sobre salud en diferentes órganos de prensa nacionales; sus aciertos y fundamentalmente errores. A mitad de período administrativo del país consideramos que el casco quebró y el daño ya es irreversible con un final nada bueno para los habitantes.- La orquesta sigue tocando.
Desde el capitanato se advierte un espacio muerto de autoridad, con cambios que en lo previo no aparecen como soluciones, donde el bisturí a fondo no se ha llevado y además con la vigencia de leyes muy importantes actuales a las cuales se les mira con indiferencia (fiscalización, tecnología, telemedicina).
Un dejá-vu aparece en el horizonte con la pandemia, otra vez, y viejos problemas fundamentalmente de gestión de salud que no han merecido tratamiento ni controles ni auditoría para un sistema donde a través del Fonasa aporta por impuesto a los salarios por seguridad social, más del 80% de los recursos que corresponden globalmente a un 10% del PBI nacional. Y no es poco. Pero además se achica el presupuesto relativo para ASSE y comienza la discusión si fue correcto o fue la causa de los faltantes de personal y medicamentos entre otras cosas.
Hay diferentes “comités de obstáculos”, algunos por decisión política y otros naturales o por las mismas leyes creadas.
La decisión política de separar los responsables de ASSE y el MSP es un error infantil político por intereses absurdos de poder, pero espúreos si se buscaba una buena gestión.
Los cientos de designaciones bajo una promesa de capacidades y concursos fueron digitados entre los que doblaban listas y ensobraban en los clubes; nada de expertise ni capacitación. Ocupan un sitio político para hacer favores y controlar los nombramientos.
Las auditorías de gestión clínica, contable, de calidad, de satisfacción del usuario y de procesos fueron tapadas bajo un paragua político de quien tienen más poder.
Las estructuras asistenciales se burocratizaron y el ejercicio profesional no está orientado al paciente sino al cargo y comodidad del profesional, los cargos de “alta dedicación” se repartieron según favoritismos políticos y nepotismo, se eluden normas laborales (ley 18407 –art.102)donde a los cooperativistas de las IAMCPP se les expulsa sin reclamos sólo por ser a la vez dueños y empleados según el grado de corrupción existente) , hay muchos cargos por régimen de facturación sin derechos, y un 60% de mujeres en las plantillas que además se ocupan de sus tareas lógicas familiares. En suma hay un una carencia y pérdida de derechos, consagrados, tanto en lo público como en lo privado. El multiempleo, el acoso de todo tipo, la falta de especialistas terminan marcando una inequidad entre la capital y el interior.
El mercantilismo médico hace que se recurra a él para resolver carencias asistenciales y muchas veces en conjunción grave de intereses entre quienes gestionan y quienes venden servicios.
Algunas de las consecuencias esperadas es la despoblación rural, la inequidad de inserción de médicos rurales, y la tecnología históricamente instalada en Montevideo.
La anomia, la obsolescencia social, la ruptura del contrato moral y social, nos hace subsistir en un medio de mucha incertidumbre donde los compromisos y contratos son incumplidos. La costumbre y las sociedades se llevaron por delante al sistema de salud, por eso hablar de solidaridad y humanismo es anacrónico. En tanto hay escasez de medicamentos, en el mundo adelantado los envían a domicilio por drones, y se diseñan casas para habitar en Marte, no se pueden poner en marcha los programas de la atención mental votados por ley y se discute sin medir el costo del tiempo una ley de Eutanasia que no veo como prioridad, durante más de 2 años.- No existen objetivos planificados, según prioridades y esto lleva a que la peor corrupción es la falta de ellos.