Un enfoque integral para un problema complejo
Zósimo Nogueira
Los allanamientos nocturnos, y un plebiscito que no soluciona la inseguridad ni disminuye el consumo de drogas. El narcotráfico ingresó con virulencia a nuestro territorio, es menos riesgoso y mucho más redituable que otras actividades delictivas como los delitos contra la propiedad, rapiña y hurto. En ese maremágnum de conflictos hay un público variado que interactúa, se complementa y condiciona. El tráfico se inicia desde los lugares de producción hasta llegar a nuestras fronteras y el ingreso a territorio nacional por diversos medios de trasporte, rutas terrestres, aéreas y fluviales.
De ahí siempre a algún lugar de acopio para fraccionar y consumo o en tránsito hacia otras latitudes. Como en toda actividad comercial continúa el proceso de distribución, mayorista, y su red de corredores, minoristas que la fraccionan para la venta al consumidor.
Las bocas, muchas de las cuales también tienen sistema de deliberes para determinada clientela.
Esas bocas de venta para nutrirse de sus productos recurren a diferentes proveedores, pues los grandes traficantes operan en origen y por ende con determinado producto.
Hay todo tipo de servicios y diferente costo, la droga en origen tiene un precio, en la frontera otro y a destino más.
Todo muy compartimentado, y los rostros que se conocen pasan por intermediarios y muchos filtros. Llegar a los capos cuesta mucho y solo por interés y voluntad de éstos.
Ahí llegamos al destino final, al consumidor, ese que también lo tenemos y es parte de nuestro capital humano.
La drogadicción carcome las mentes y el futuro de un importante número de nuestros jóvenes, los convierte en seres deleznables, promiscuos y generalmente violentos. Con una desprogramación algunos son recuperables, no todos.
Hasta acá llegamos pues el gran argumento para el plebiscito promoviendo allanamientos nocturnos se justifica según sus promotores en el combate al narcotráfico y a que las bocas de venta operan mayormente en horas de la noche, en la nocturnidad.
El allanamiento en una boca de distribución es la etapa final de un procedimiento y con el argumento de su nocturnidad seguramente se van a saltear etapas trascendentes de la investigación necesaria para desarticular una banda y su cadena de tráfico y distribución.
Simplificar el combate al narcotráfico realizando un allanamiento por poseerse información de que allí se expende droga es una tremenda omisión, es sacar del medio a toda la cadena previa de distribución, es un trabajo de haraganes, es antiprofesional.
De noche como ya hemos señalado es riesgoso para los funcionarios policiales intervinientes y para los moradores,
Más para los policías que desconocen, la distribución de espacios, escondrijos y los mobiliarios existentes en su interior.
No obstante coincido en que es una potestad más, un atributo para policías, jueces y fiscales.
Pero en este tema no mueve la aguja, y seguramente de ser aprobado será muy poco usado.
Pretender que un Fiscal o un Juez, arriesgue su vida participando de un allanamiento nocturno es un despropósito.
Tampoco veo oportuna la propuesta. Sucesos de notoriedad que muestran carencias de formación del personal policial.
Hace unos meses a una policía, en el Mambo del Parque Rodo se le disparo el arma e hirió a dos personas. Evidente negligencia e impericia.
El reciente in-suceso de una clase de entrenamiento promovida por el sindicato le costó la vida a Fabricio Ríos Secretario de éste.
Otra. Un policía de la Guardia fue a la cárcel por el asesinato de un vecino al discutir por desecho de residuos domiciliarios.
Lo último, policías hicieron un allanamiento a una casa por supuesto comercio de drogas, no encontraron nada pero desapareció una suma importante de dinero. Sus ahorros dicen los moradores.
Era de día, pero no tengan dudas que la nocturnidad favorece estos y otros muchos episodios de corrupción.
No busquemos más ejemplos. Nuestra policía requiere de grandes modificaciones para las condiciones de ingreso y preparación funcional.
No es posible lo de Malvín Norte en donde por semanas ocurrían día tras día asaltos en el mismo lugar. Otro tema. La cantidad de armas que le han sido robadas a policías.
Volviendo a las bocas y a su público.
Adentro del recinto seguramente esta el dueño de la boca o el encargado que designo. Puede ser hombre o mujer, seguro habrá algún ayudante que cumple tareas de vigilancia y apoyo, y por lo general la familia de estos, mujeres, niños, ancianos dependientes.
Habrá la droga que se vende, dinero y armas de fuego.
Luz eléctrica y en muchos casos alarmas, cámaras y visores para ver el exterior.
Berretines para ocultar cosas o deshacerse de pruebas incriminatorias. Vías de escape, fincas vecinas, azoteas, y si hay terreno seguramente perros. Y deambulando en el exterior los consumidores que también ofician de campanas. Imaginen el caos de una fuga nocturna por azoteas o ingresando a fincas vecinas.
Veamos la gradualidad del rechazo del vecindario que es afectado por esa boca.
Hagase una compulsa en las inmediaciones de la boca de droga, una medición de rechazo, riesgos y la visión del vecindario perjudicado.
Basta leer y ver la prensa de actualidad.
Las bocas son el recinto criminal del distribuidor, pero el gran problema del vecindario es ese contingente de consumidores que transita por sus inmediaciones.
Realizan mendicidad coercitiva, cobran peaje, roban lo que esté al alcance, dañan vehículos, revuelven contenedores, hacen sus necesidades y pernoctan en la vía pública y espacios privados de jardines y casas particulares, infunden terror y miedo.
No se puede atacar el fenómeno drogadicción solo pensando en la distribución y venta, tan importante como clausurar bocas es identificar, detener e intimar a esos consumidores a tratamientos de desintoxicación.
Deben ser erradicados de las calles, trasladados a clínicas o colonias de rehabilitación.
Internación compulsiva y ante la reiteración penalización con cárcel por receptación o el delito que se determine; a sabiendas adquieren sustancias prohibidas en lugares clandestinos
Cerrar una boca sin actuar sobre el consumidor es solo un cambio de proveedor, un remplazo. Sea un enfermo, un vicioso o no; es un gran generador de conflictos familiares que incide en la inseguridad de toda la comunidad.
Vecinos y familiares estarán agradecidos de que la justicia y el Estado actúe sobre ellos.
Sin consumidores y/o compradores no funciona el negocio, habrá menos o ninguna boca.
Es crucial actuar sobre ambos conjuntos. Realizar tareas de inteligencia y desandar el camino de ingreso de las drogas, identificada una boca, procurar saber que droga se vende, quién y de donde se la traen, identificar a consumidores,
Las graves molestias y perjuicios que ocasionan estos expendios ameritan una respuesta rápida; pero no tan rápida que impida continuar con la cadena de investigación. Hay mucha tecnología disponible para ello.
Se han rebasado límites de tolerancia, la comunidad clama por respuesta de las autoridades.
Quiero que gane Ojeda, es una persona joven, es el elegido de mi partido y se puede dialogar.
Pero no apoyo esta propuesta de modificar a la Constitución por un tema ya rechazado, que restringe un derecho y no incide en la seguridad o inseguridad.
Mejor désele herramientas y tiempo a la policía para profesionalizarse en tareas de investigación y seremos mucho más exitosos, como lo hemos sido antes.
Una reestructura que le devuelva el formato jerárquico piramidal, estén a cargo de las unidades Comisarios, Sub comisarios y todos los rangos subordinados.
Insistimos en la ligazón del delito con las cárceles y con actividades comerciales proclives a la receptación que están fuera de control por el actual formato policial y la priorización del delito flagrante.