Un poco en broma y un poco en serio
Jorge Nelson Chagas
Hace unos días atrás observé en televisión como un viejo conocido mío era designado en un puesto importante del gobierno y no puede menos que lanzar una carcajada. ¿Por qué? Hace una pila años atrás trabajamos juntos en la redacción de un semanario opositor a la dictadura y él era un furibundo izquierdista radical. Hablaba con admiración del “viejo” Erro, se emocionaba hablando de la “Tendencia Combativa” y de la “Corriente”, además de ser un decidido partidario de traer al Uruguay a los seispuntistas para combatir por las armas al régimen militar. Él me consideraba ideológicamente un “tibio”, aunque aclaro que nuestra relación era y es excelente. Porque es un gran tipo.
¿Qué diablos pasó con él? ¿Por qué cambió su forma de pensar? No tengo la menor idea y ni me importa. Es una buena persona y eso para mí alcanza y sobra. (Por cierto cuando lo vea, le haré una inevitable broma sobre su pasado radical. De eso no se va salvar, pero nada más)
Que las personas cambien de ideología es más viejo que el agujero del mate. Desde que Juan Antonio Lavalleja pasó del bando blanco al colorado, han existido muchísima historias similares en el Uruguay. Ha sido mucho más común de lo que generalmente se cree. Por tanto no comprendo porque tanto escándalo con el caso de Valeria Ripoll. Si comprendo que por razones electorales saquen a relucir videos comprometedores donde Ripoll ataca al gobierno. Obvio… ese es su franco débil.
En lo personal lo que más sorprende del caso no es el cambio ideológico en sí mismo, sino la rapidez del mismo. Si comparo con otros casos de pasaje de los partidos tradicionales a la izquierda y viceversa, los procesos son más bien lentos, donde las personas empiezan a sentirse incómodos- por las más variadas razones -en el partido que militan, a descreer de las ideas que profesa o bien entiende que otro partido expresa mucho mejor su pensamiento o que otras ideas son más acertadas para el bien del país.
Sin embargo, parece que fue ayer nomás que Ripoll estaba con el puño en alto, envuelta en la bandera de ADEOM, cantando a viva voz la Internacional. Y ahora irá a Masoller…supongo que tendrá que hacer un curso acelerado de la historia del Partido Nacional. Que es muy rica, por cierto.
En fin… es la libertad. Aceptémosla y agradezcamos a los dioses que en este mundo incierto y oscuro los uruguayos podemos gozar de la democracia. Porque en definitiva será la ciudadanía la que tenga la última palabra sobre los candidatos quienquiera que ellos sean o hayan sido.