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Volvè Miranda Volvè

Daniel Manduré

Nos equivocamos, es bueno reconocerlo. Llegamos a decir hace algún año atrás que era difícil que una fuerza política pudiera equivocarse tanto en la elección de un cargo con la mayor representatividad. Nos referíamos en esa oportunidad al presidente del Frente Amplio: Javier Miranda. No sabíamos que algo peor estaba por venir.

Miranda, que había derrotado a los candidatos del MPP y del Partido Comunista, quedó en poco tiempo sin respaldo político. Sus decisiones erradas y su perfil tan particular no lo ayudaron. Sus salidas destempladas y los escándalos internos, el más notorio, el caso Sendic, sin duda influyeron.

Un legislador frenteamplista llegó a decir:” Con su salida comenzamos a dar vuelta la página más oscura que ha tenido el Frente Amplio debido a la presidencia de Miranda”

Terminó yéndose por la puerta de atrás.

Pero lo peor aún no había llegado

Después de un breve interinato de Ehrlich, apareció en escena Fernando Pereira, que lucìa ambas camisetas, la del Pit Cnt y la frenteamplista.

Todos pensamos que el perfil de apariencia conciliador que mostraba Fernando Pereira en muchos momentos en la central obrera y que contrastaba con el discurso más radical y de trinchera de Abdala, podía hacerle bien a su fuerza política y en ese relacionamiento duro pero a su vez respetuoso, civilizado y de dialogo, que deben tener necesariamente gobierno y oposición. Pero como decíamos al comienzo, nos equivocamos.

La metamorfosis del novel presidente frenteamplista fue increíble.

Seguramente empujado en alguna medida por ese relacionamiento interno de fuerzas dentro de esa coalición, donde los sectores radicales son amplia mayoría: comunistas, tupamaros y el socialismo ortodoxo gobiernan el frente amplio. No hay lugar para la moderación. El Astorismo es historia.

Tal vez tambièn en realidad estemos conociendo al verdadero Fernando Pereira.

Desde el inicio se opuso a todo, hasta encabezando caceroleadas en los momentos más angustiantes y dramáticos que le tocó vivir al país con el covid.

Se opuso a la ley de urgente consideración, incluso antes de conocerla. Nada de lo que el y su fuerza política vaticinaban se concretó. ¿en que quedaron los desalojos exprés, el gatillo fácil o la privatización de la enseñanza? Parecería querer decir “cuando peor mejor”.

A veces y de acuerdo a algunas de sus declaraciones parece hasta regocijarse por diversas situaciones por las que debe pasar el país.

Preside una fuerza política que fue incapaz en 15 años de transformar la educación, ni ofrecer una solución al gran tema de la seguridad social. Pero se oponen a ambas. Como se opusieron a la reforma de Rama y que hoy reconocen como la última gran reforma.

Todo está mal, ni un solo acierto para destacar. Esa estrategia extremista, radical y dogmàtica de mostrar un panorama negro, triste y abominable en todos los aspectos.

Solo resta que en algún momento salgan con la historieta baja y ruin, que utilizaron ex presidentes de decir que descubrieron a niños en algún rincón del país comiendo pasto. Aunque han estado cerca, al utilizar el hambre y ser cómplices de todas las mentiras y el fraude en torno a las ollas populares.

Agazapados esperando cualquier anuncio del gobierno, desde los más importantes a los pequeños para salir a criticar, incluso, si es necesario y utilizando una frase boxística, pegando bajo el nivel del cinturón.

La pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania o la sequìa no son pretextos, son una realidad. Quienes gobernaron durante 15 años y en tiempos de bonanza regional y mundial dejaron al país muy complicado.

No todo está bien, esa es la realidad, falta mucho. Hay promesas de campaña que hay que cumplir y si la fuerza mayoritaria de la coalición republicana que gobierna no lo hace, allí debemos estar los colorados y batllistas para recordárselas.

Pero de allí a no reconocer nada, a decir que todo está mal…estamos muy lejos de eso.

Está bien que la oposición sea dura, firme, crítica, pero también debe ser responsable, respetuosa, no mentir y presentar alternativas.

Para ganar una elección el Frente Amplio debe convencer al votante de centro, porque al fanático ya lo tiene. Para convencer al voto de centro màs pensante, no dogmático no lo va a ganar con el discurso barato, extremista, radicalizado y tremendamente demagógico de Fernando Pereira.

Seguramente ya varios frenteamplistas hasta estén recordando con cariño a Miranda y diciendo:

Volvè Miranda Volvè!

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