Editorial

Adrián Peña

“Entre la vida y la muerte, la claridad”

César García Acosta

Hace una semana Adrián Peña era una pieza clave en el debate político circunstancial del Parlamento. Hoy es un recuerdo que sensibiliza a muchos. El accidente de tránsito que lo mató, que bien pudo ocurrirle a cualquiera, debería ser recordado más allá de lo bueno o malo de nuestras actitudes y costumbres. Ojalá que en estas campañas electorales la crisis del tráfico –en toda su dimensión- no sea una omisión programática más. Porque no se trata de multas ni de radares, o del uso de los implementos de seguridad del automóvil. Tampoco refiere al Waze como plataforma de advertencia de radares para evitar las foto multas; se trata de concientizar  para cambiar nuestras actitudes al cohabitar los espacios comunes. Las calles y las rutas son parte de nuestro entramado social y cultural. Debemos cuidarnos y cuidar a los demás.

Si la semana pasada, a esta altura, alguien le preguntaba a Adrián Peña, ¿qué haría hoy?, seguro que relataría alguna de sus varias actividades, pero sería razonable  imaginar que le otorgaría un lugar preferencial a sus afectos, a su familia, y casi seguro que pondría a su cotidianeidad en un sitio de privilegio: pensaría sobre sus jornadas políticas, sus objetivos personales, su empresa, el Senado y sus estudios. Pero cuando ya no estamos, y nos vamos a otra dimensión, lo que queda son los recuerdos.

Las actuales tecnologías de la información nos permiten contar con videos de algunos momentos vitales. Quizá por eso, a Adrián –como colorado y batllista-, prefiero mantenerlo en ese estado como lo hacía hace una semana. Parlamentarizando la política empecinado en un proyecto de ley defendiendo sus ideas, admitiendo las diferencias pero reivindicando las suyas. Esa actitud construye democracia.

Ante su partida de esta vida, por un accidente de tránsito –evitable como todos- aunque muy probable de ocurrirle a quienes deben recorrer con frecuencia las rutas transversales de nuestro país, como las que unen al llamado «santoral» del departamento de Canelones, el accidente, su accidente, hoy ya es sólo un dato más. Su juventud y su innecesaria muerte deben llamarnos a la debida reflexión, y poner –a la pandemia de los accidentes de tránsito- en el ojo de una tormenta. No se pondera en su justa medida a la prevención, educación, sanción, como tampoco a la toma de conciencia en las diversas problemáticas que genera la conducción en el tráfico. Después de todo se asume un accidente no como un estado cultural de las cosas, y no como algo posible de ser modificado mediante buenas prácticas y cambio de hábitos.

Por decisión de su familia, los restos del Peña, que falleció el jueves a la anoche en un accidente de tránsito, fueron velados en San Bautista, Canelones. El entierro se hizo en el cementerio de ese paraje canario. La familia resolvió no hacer el sepelio en el Palacio Legislativo, pese a que era una opción por ser un senador en funciones.

Por intermedio de las redes sociales, diputados, senadores y otros integrantes del sistema político se despidieron del legislador que integraba las filas del sector Ciudadanos, del Partido Colorado.

Ante la prensa Robert Bouvier expresó que «es un día muy triste, en lo personal y en lo político. Adrián tenía esa vocación de servicio, esa hombría de bien. Lo definía como un caudillo moderno de Canelones».

Schipani dijo que todos quienes fueron sus compañeros en el partido están «devastados; son esas noticias que cuando las recibís te paralizan porque no las esperás. Más de una persona con la que tanta cercanía teníamos, estábamos prácticamente en contacto a diario en plena campaña. Él estaba muy contento en esta nueva etapa».

El diputado colorado destacó el liderazgo de Peña cuando se puso al frente del sector Ciudadanos, y resaltó que tuvo una activa participación en el Parlamento. Además, destacó que no conoce otra persona «con esa capacidad de trabajo… En el gobierno, su rol como ministro de Ambiente, que fue una tarea a la que le dedicó toda su inteligencia, todo su esfuerzo. Adrián Peña era un tipo intelectualmente brillante. Era un tipo sumamente inteligente en todos los planos», enfatizó Schipani.

Tabaré Viera suspendió todas las actividades que tenía programadasentre las que estaba su sede central en Montevideo.

Nicolás Chiesa, director general de la Granja, que fue el último que vio a Peña el jueves, horas antes del accidente, contó que había acordado con él visitar el próximo jueves 11 a productores del departamento de Canelones. «Estaba bien. Era el Adrián de siempre, proyectando para trabajar en política y por su partido».

Ante la consulta de si Peña estaba cansado el jueves, Chiesa dijo que «era el Adrián de siempre. Era una máquina de trabajar, en sus negocios y en la política». Acotó: «Yo también vivo en Los Cerrillos. Pasó lo que pasó. A las 21.00 me dejó en casa y a los pocos kilómetros sucedió este desenlace».

Álvaro Delgado dijo que la repentina muerte del senador colorado aún es «difícil de asimilar». «Estaba hablando con el padre y me decía que lo peor va a ser mañana, pasado y para adelante, cuando pase el acompañamiento y mires para tu casa y no esté», comentó. El exsecretario de Presidencia dijo que tuvo «tuvimos varias recorridas en el balotaje en forma conjunta acá en Canelones, recorrimos mucho juntos, así que me hice muy amigo de él», planteó».

El precandidato por el FA Yamandú Orsi participó en el velorio y brindó ante la prensa sus impresiones sobre lo sucedido. «Era un trabajador que no tenía descanso. El otro día le pregunté cómo hacía, porque tenía sus temas con la avicultura y atendía el Ministerio de Ambiente en su momento. A toda hora estaba», comentó.

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