Domingo faustino sarmiento y los negros lubolos
Jorge Nelson Chagas
(El historiador no debe juzgar ni imponer su verdad. Debe exponer la documentación – qué siempre ha de ser accesible y comprobable para todos – y dejar que el lector piense libremente)
Domingo Faustino Sarmiento llegó a EE.UU. el 14 de setiembre de 1847 a bordo del vapor Moctezuma, procedente de Liverpool, Inglaterra. En su estadía de 58 días, realizada en tren y barco visitó diez estados de la Unión. (Nueva York, Ohio, Pensilvania, Massachussets, Nueva Jersey, Maryland, Tenesse, Kentucky, Mississipi, Lousiana).
En esos días presenció un espectáculo que llamó poderosamente su atención y lo fascinó: los Christy’s Minstrels, un grupo formado por Edwin Pearce Christy, un conocido cantante de baladas, en 1843. Sus integrantes eran personas de piel blanca que se tiznaban la cara de negro.
Los Christy’s Minstrels, patrocinados por Sarmiento (mientras se desempeñaba como Ministro Plenipotenciario de Argentina), actuaron en Buenos Aires y fueron la inspiración de la agrupación Los Negros, que surgió en el año 1865 compuesta por jóvenes blancos de buena posición social que imitaban las músicas y danza de los negros. La comparsa Los Negros visitó muchas veces Montevideo en Carnaval. En su edición del 3 de marzo de 1867 el diario El Siglo señala que tal comparsa contaba con “algunos orientales”. Esta peculiar comparsa de “negros falsos” o “negros de humo” influyó en la cultura popular uruguaya. Así, en 1874 se fundó en Montevideo la primera sociedad de “negros de humo” llamada Negros Lubolos también formada por miembros de las clases acomodadas… O sea que hay en el mundo de las comparsas montevideanas una clara influencia argentina.
¿EEEEEEEEEEEEHHHHHH…? ¿Cómo dijo, señor…?
Esta vez esto que acabo de narrar, no es un relato ficticio, que de tanto en tanto suelo hacer, en parte con el fino afán de divertirme. Nada de eso. Todo está muy prolijamente documentado en el libro “Negros Modernos” (El Perro Andaluz. 2019) escrito por Gustavo Goldman. Es más: Goldman señala que en un principio este tipo de agrupaciones eran pocas, pero su número fue creciendo. En la edición del diario La Época del 16 de febrero de 1888 con celo racista señalaba que aquí en Uruguay “pasa al revés que en La Habana (…) Allí los negros querían ser blancos y aquí los blancos parecen que quieren ser negros pues no hay prójimo de comparsa que no se disfrace de negro, y de negro africano, tan luego”
El muy interesante planteo de Raúl Abirad – que nunca anda con mediatintas para decir lo que piensa – sobre que una cosa son las comparsas carnavaleras y otra el Candombe, es muy provocativo y removedor. Pero, sin dudas, debemos preguntarnos hasta qué punto esa influencia argentina – en la creación de la figura del lubolo uruguayo – no influyó, a su vez, en la ejecución del Candombe tal cual como lo conocemos actualmente. Sabemos de forma fehaciente que los lubolos (italianos, gallegos y judíos) tuvieron mucho que ver a través de “Los Pobres Cubanos” y “Los Esclavos de Nyanza” en la creación de los toques de Palermo-Ansina y Barrio Sur. Y a su vez, estos influyeron en el toque del Cordón. Acaso habría que investigar la genealogía de aquellas comparsas de lubolos del siglo XIX para saber en qué derivaron en el siglo XX. Es un tema abierto. Un trabajo para los musicólogos.
Y siempre queda pendiente esta pregunta: ¿qué es la tradición?í