La Banca en el banquillo
En la Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social del Senado, se ventilaron –como es habitual que suceda- la raíz de los conflictos laborales de mayor relevancia social o política. El caso del conflicto del banco Santander con su personal, quizá por tratarse de la casa bancaria de mayor porte del ámbito privado, o por el perfil empresarial asumido que se distancia del de su casa matriz en España, la conflictividad que amenazó con salirse del ámbito de los Consejos de Salarios, derivó en la revelación de los privilegios y salarios abonados a este fuerte sector de la actividad privada y sindical de nuestros país.
La Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social del Senado que se integra con Graciela Bianchi en la presidencia, registra como miembros a Amanda Della Ventura del Frente A,pio, Carmen Sanguinetti del Partido Colorado, integrándose el pasado 18 de setiembre, además, con los senadores Eduardo Brenta y José Nunes del Frente Amplio, en el marco de una sesión de la que participaron en calidad de invitados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el Ministro Mario Arizti; Tomás Teijeiro como Inspector General del Trabajo y de la Seguridad Social; y Pedro Gari como Asesor.
En su intervención la Senadora Bianchi expresó: “… quiero dejar en la versión taquigráfica una pregunta y una constancia. El otro día, se nos discutió –se hizo un fundamento que parecía para García Márquez o tal vez más para Vargas Llosa– y se decía por ahí que un gerente del banco Santander ganaba $ 300.000. Aclaro que ideológicamente no estoy de acuerdo con la igualdad como concepto populista; para mí, el igualitarismo es nefasto. No estoy de acuerdo con igualar para abajo. Sin embargo –para que quede constancia en la versión taquigráfica–, estoy notando que nos faltaron a la verdad. Obviamente, pedimos los salarios que realmente se cobran –pongámosle que los salarios del gerente general y del subgerente son secretos– y resulta que se arranca, por los gerentes, en $ 443.242 y así seguimos para abajo.”
Seguidamente se sucedieron las siguientes intervenciones y debates:
SEÑOR MINISTRO.- Como lo ha dicho muy bien la señora senadora Bianchi, hay un conflicto planteado entre el Banco Santander y AEBU. Esto radica en que ellos tienen convenios colectivos bipartitos. Es algo que está fuera del ámbito del Consejo de Salarios; negociaron bipartitamente.
La posición del banco –según nos transmitieron a nosotros como Ministerio de Trabajo y Seguridad Social– es revisar los beneficios que tienen establecidos en ese convenio. No se trata de eliminarlos, sino de revisar, por ejemplo, la antigüedad y el sistema de ascensos. Es para revisarlos, no para perder derechos; eso es lo que me dijeron –también se reunieron con Federico Daverede– los integrantes de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay.
Leímos las versiones taquigráficas de las sesiones de esta comisión –nuestras reuniones fueron anteriores– y se ve que no están llegando a un acuerdo. El ministerio no ha intervenido activamente todavía con ninguna de las dos partes, aunque sí tenemos contacto permanente con las dos partes por separado. Obviamente, si nos piden intervención, vamos a intervenir y, si no nos la piden, vamos a seguir hablando con ellos para tratar de arribar a un acuerdo. Por más que se trate de un convenio colectivo bipartito, el ministerio puede cumplir una función de mediador. Es nuestro trabajo y lo vamos a hacer. Sin embargo, realmente esperamos que no se extienda al resto de los bancos.
Según se nos ha informado, el Banco Santander tiene un convenio colectivo bipartito en el que no se consagra la ultraactividad de los beneficios; eso, obviamente, hace que la negociación sea más difícil, porque los beneficios caen al final del convenio, a diferencia de lo que sucede en el resto de los bancos.
Lo informo a modo de comentario y porque es lo me han transmitido las partes, pero no es un obstáculo para seguir trabajando.
En mi opinión –conozco mucho a la asociación de bancos y también a AEBU– debemos mirar la fortaleza de los actores sociales y, al hacerlo, podemos afirmar que existen relaciones laborales desde hace años y que estas, a pesar de que haya un conflicto duro, son bastante maduras. Es decir que, si bien el diálogo es difícil –con un grado grande de dificultad, este es de los conflictos en los que uno tiene esperanza de llegar a buen puerto.
En definitiva, la percepción que tengo –obviamente, a raíz de lo que me han transmitido los trabajadores; no me he reunido con las autoridades del banco– es que la empresa ha dado por finalizada la negociación y que está resolviendo las condiciones de trabajo según su criterio, pretendiendo llegar a acuerdos bilaterales con cada trabajador en particular.
SENADOR NUNES: Al respecto, yo haría dos consultas. ¿Eso no supone un incumplimiento de la ley sobre negociación y convenios colectivos, y un desconocimiento del sindicato por parte de la empresa? Lo pregunto, no estoy haciendo una afirmación, porque entiendo que esto puede tener su complejidad legal, más allá de que a la vista parecería que sí, sobre todo porque el convenio se venció hace quince días; no se trata de que llevan un año sin ponerse de acuerdo. Esa sería la parte más técnica de la consulta, pero también quiero plantear una pregunta política: ante esta circunstancia, ¿no considera el ministerio que debe intervenir? Más allá de que las partes no se lo hayan solicitado ‒lo que queda en el manejo táctico, en lo relativo la acumulación de fuerza para alcanzar sus objetivos que hace cada una de las partes‒, me pregunto si el ministerio no debería intervenir, porque efectivamente corremos el riesgo de que esto se generalice y sea un problema más importante para todos. Esas son varias preguntas en una.
La otra consulta es la siguiente. Según nos informan, cuando se procedió a resolver el problema de la caja bancaria y su déficit ‒supuestamente transitorio; hay distintas explicaciones de cómo se originó, que no vienen al caso‒, en ese acuerdo que supuso que el Estado pusiera una garantía y que las partes, trabajadores y empresarios, también aportaran, hubo resistencia por parte del sector empresarial a hacer ese aporte y, de alguna manera, se planteó «esto lo aportamos ahora y lo rescatamos después». En esta actitud del banco ‒que es el banco privado más importante o el que tiene más participación en el mercado‒, ¿no habría una estrategia de rescatar, por la vía de retacear beneficios que ya tienen los trabajadores, lo que va a tener que poner en los próximos seis años? Quisiera saber si ustedes están manejando esto. Además, quiero hacer la consideración de que estamos hablando de una institución que está ganando dinero. Los bancos han tenido ganancias récord en los últimos años. No es que estemos hablando de una empresa que esté quebrada y que necesite ajustarles un poco el cinturón a los trabajadores, porque, si no, se funde.
Quiero hacer un último comentario, aunque quizás ustedes tengan alguna información y puedan rectificarme. Tengo entendido, además, que esta modalidad de negociación que se pretende aplicar por el banco Santander no tiene nada que ver con el régimen de las relaciones laborales en España entre el banco y sus trabajadores. Según se nos dice, es una actitud medio draconiana y colonial; es decir, de discriminación a los de Sudamérica.