Política nacional

La LUC se mantiene

pero la política debe variar

Si el resultado del referéndum contra los 135 artículos de la LUC se compara con los votos obtenidos en el balotaje, tanto la Coalición Republicana como el Frente Amplio sufrieron una pérdida de apoyo político. Sin embargo, el Partido Colorado, en este contexto, es de los pocos que puede reposicionarse, y el batllismo -como filosofía política- más vinculada a la idiosincrasia uruguaya, es quien tendrá mayores oportunidades. La fortaleza está en la realidad.

El Sí votó 8% menos que en noviembre de 2019 en Montevideo y el No un 6%. En el interior la caída fue pareja para los dos bandos: entre 6% (oposición) y 7% (gobierno); pero la izquierda perdió 23% en Rivera y 18% en Artigas. En tanto, el oficialismo cayó 14% en Treinta y Tres y 13% en Paysandú. Resulta evidente que el Gobierno mantiene la LUC y su programa de gobierno se asegura. Visto los resultados la reflexión post referéndum impone reconsiderar muchas cosas, siendo las que más sobresalen el vínculo hacia la interna de la coalición republicana, y el relacionamiento con la coalición de izquierdas. En ambos casos, la avasallante imagen directriz del Presidente Luis Lacalle esta en tela de juicio: el margen de éxito en la negociación con la oposición no le será sencilla por la supremacía sindicalista en esa fuerza política, y el exceso de. Partido Nacional como fuerza política mayoritaria, parece estar horadando las diferencias internas. Los votos adicionales en Rivera equivalen al crecimiento de la izquierda en Montevideo, Canelones y Durazno. La opción del gobierno superó la valla imaginaria del 50% de los votantes efectivos.

Para el politólogo Oscar Botinelli, de Factum, en su columna en Del Observador, dijo que “el presidente de la República sale débil al registrarse una caída de 80 mil votos en relación al balotaje, especialmente por haber identificado el voto por NO con su propia persona. La debilidad del presidente supone a su vez una debilidad global del gobierno y de la Coalición Multicolor, además de hacer aflorar las contradicciones en la Coalición.”

A esto adiciona el hecho de que “la izquierda pierde el referéndum y los sufragios obtenidos son inferiores al balotaje, aunque superiores a la Elección Nacional. Se puede decir que el resultado le permite respirar, mirar de igual a igual al oficialismo, y quizás lo más importante, lograr el alta clínica luego del golpe recibido con la pérdida del gobierno en 2019 y el retroceso consecuente en las elecciones departamentales de 2020. Pero, atención, es volver a respirar con normalidad, no a estar fuerte. Las pérdidas habidas en 2019 respecto a los años anteriores, se mantienen.”

En el marco de estas conclusiones “se exhibió con claridad las dificultades del Frente Amplio en construir una conducción política sólida, que no es lo mismo que armar una conducción de la estructura partidaria. Tema complejo porque esa pérdida de conducción no es nueva, sino producto de un largo proceso de debilitamiento, que se entronca con la renovación biológica en el Frente Amplio en tanto tal y dentro de sus principales corrientes internas.”

Sin embargo, “hay 120 mil votantes menos que los votantes potenciales que debió haber para mantener la misma participación habida tanto en octubre como en noviembre de 2019”, por lo que “al comparar las dos elecciones de 2019, las departamentales de 2020 y el referéndum último, surge que el país está más cerca del 5-4-1: a) unas cinco décimas (quizás un poquito menos) del lado del bloque que agrupa a los partidos de la Coalición Multicolor; b) cuatro décimas (quizás un poquito más) del lado de la izquierda; y c) la restante décima parte del electorado, alrededor del 10% del total, que se compone de dos subconjuntos, los votantes neutros (refractarios o indiferentes) que alcanzan el 4% y otro 6% de voto oscilante.”

Además, bajó 4% en Cerro Largo y otro 2% en Artigas. El saldo positivo fue en Rivera donde el No tuvo 1% más de apoyo que la fórmula Lacalle Pou-Argimón en el balotaje. Allí la diferencia a favor del No fue de 34.000 votos, cuando en el 2019 había sido de 27.886, de acuerdo a los registros de la Corte Electoral.

 “Si ves la votación de los 17 departamentos del interior, excluyendo a Canelones, ahí es donde estuvo la debilidad del Sí”, reconoció a El País el presidente de la Comisión de Interior del Frente Amplio y exintendente de Rocha, Aníbal Pereyra.

Además, admitió que hubo territorios donde la diferencia que le sacó el No a la papeleta rosada fue mayor que a la del balotaje, particularmente en los de la frontera con Brasil. Esto engloba tanto a Rivera, como Artigas. “Allí se aumentó la diferencia con la coalición, pero en el interior globalizando los 17 departamentos se achicaron las distancias entre las opciones del FA y la coalición, mejor que en Montevideo”, explicó Pereyra.

El resultado favorable al Sí en Paysandú, se explica según Pereira, porque en ese departamento se sumaron ediles y dirigentes de la coalición a la campaña que “le dieron una impronta más local” al referéndum.

Pereyra señaló que si bien pueden ser comparables el referéndum y el balotaje se trata de “elecciones diferentes” donde la gente participa menos porque “no hay candidatos”. Eso, dijo, explicaría la caída en el interior tanto de la oposición, como del oficialismo.

Con respecto al desempeño del Frente en el interior -que viene siendo tema de análisis desde la derrota sufrida en el 2019- indicó que pesan también factores como “la campaña desigual” entre la coalición y el Frente Amplio. “Las intendencias juegan un rol determinante en muchos departamentos y ponen el aparato del Estado detrás de una propuesta”, afirmó Pereyra sobre la contienda electoral.

La pérdida de votos del FA en el interior fue puesta sobre la mesa por el expresidente José Mujica, quien después del balotaje declaró: “Si perdimos fue por incapaces, porque no le dimos pelota al interior, porque no lo recorrimos. Porque lo abandonamos cuando más nos precisaba”.

Como presidente de la Comisión de Interior, el exintendente de Rocha indicó que se priorizará toda la zona con la intención de fortalecer el trabajo político en consonancia con lo dispuesto por la nueva dirección en manos de Fernando Pereira. “Vamos a instalarnos formalmente y definir un plan político territorial”, relató. Pereyra dijo que apunta a lograr más respaldo de cara a las próximas elecciones presidenciales, pero también se mira “más allá del 2024”.

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